Cerre la puerta del auto después de haberme despedido de Lan.
- Segura que estas bien, no quieres quedarte en casa? – me había dicho.
- Estoy bien, además, tengo dos exámenes hoy.
Me trato de convencer diciéndome que estaría bien si me quedaba en casa durmiendo un poco mas pero me rehusé completamente. No quería sentirlo mas. Quería evitarlo todo lo que pudiera.
Cuando entre al colegio, todos los que estaban en los pasillos me miraron un momento y después siguieron como si nada. Solo le había contado a la una de las pocas amigas que tenia y hasta ahora la mas confiable. Sara. La tenia al tanto de todo lo que pasaba y además de ella, no había nadie mas en la escuela que lo supiera. No era popular, ni muy conocida y aunque a veces me sentía invisible – la mayoría de las veces – esta vez creía que el ser no popular hiba a ser una de las mejores cosas que me sucedería por semanas.
Camine hacia mi salón de clase y deje mi mochila en la mesa de mi lugar. Me sente y suspire. Era una de los pocos alumnos que estaban en la escuela a esa hora. Media hora antes de las ocho de la mañana. Mire hacia la ventana por donde se veía cuando los alumnos llegaban y trate de repasar los contenidos que vendrían en los exámenes en mi cabeza.
Una cabeza con cabello largo, lacio y color caoba se asomo por la ultima ventana. Sara. Reconocí sus ojos llenos de alegría pero en cuanto se encontró conmigo supe que se puso incomoda. Le sonreí un poco invitándola a ir conmigo. Camino a paso lento y lo primero que hizo al llegar a mi lugar fue abrazarme.
- Lo siento mucho. – susurro aun sin soltarme.
Me separe y mire a mis manos. Volvi a sentirme como el dia anterior en el parque.
- Esta bien – trate de sonreírle sintiéndome un poco mas undida. Mis ojos se cristalizaron como sabia hacer a la perfeccion.
- Cariño – se sento frente a mi y tomo mi mano. – te hubieras quedado en casa.
- Sara, estoy bien. – le dije.
Me miro con reproche.
- Sí me hubiera quedado en casa hubiera llorado mas de lo que debería y no quiero. Además, asi es mas fácil todo.
- ________…
- Conocí a un chico – dije tratando de cambiar de tema.
Me miro sorprendida. Sonrió y empezó a saltar.
- Y como era? – se me acerco a la cara haciéndome reir. – era lindo?
Siempre se entusiasmaba de esa forma cuando yo – específicamente – sacaba el tema. Era entendible. Mi vida amorosa era el ultimo tema al que le daba interés. Pero ella, al contrario de mi, tenia una vida amorosa que estaba segura la mayoría de las adolescentes populares tienen. No era sorpresa que hubiera salido con algún lindo muchacho el fin de semana.
Sara era hermosa y muy sociable. A nadie le sorprendería que tuviera a muchos detrás de ella. Su cabello café claro a la cintura y su cuerpo menudo y con las pocas pero necesarias curvas, la hacia ver como una de esas prototipos de chicas que todas querían ser y todos deseaban tener.
- Y bien, cuéntame sobre el – me dijo mientras caminábamos a la siguiente clase.
- Es quizá media cabeza mas alto que yo.
- Musculoso? – pregunto.
Me quede callada recordando cuando me había abrazado y yo había tocado su bien formado brazo.
- Si.
Estaba segura que en ese momento parecía estar lejos de ahí, lo único presente parecía ser mi estúpida sonrisa.
- Uy. – dijo sorprendida. – es guapo?
La mire con el ceño fruncido.
- Bien, primero me preguntas si es musculoso y después si es guapo?
- Lo quieras o no, el cuerpo de un hombre vale mucho – se defendió sacándome la lengua.
Rei imitándola.
- Si, es muy guapo.
- _______! – salto emocionada. – yo sabia que los chicos te interesaban.
- Siempre me han interesado!
Le dije después de bufar. Rodo los ojos.
- Bueno, como se llama?
- Shawn Mendes.
Me miro con los ojos mas abiertos de lo normal.
- Que pasa, lo conoces?
Le pregunte después de ver su expresión.
- Shawn Mendes, dijiste?
Su cara no había cambiado.
- Si…
Abrió la boca sin poder creerlo.
- Ya, dime que pasa, me estas asustando.
- _________, Shawn Mendes es el sobrino del presidente.
En ese momento estaba segura que era la segunda versión de Sara hace un rato.
Negué sin poder creerlo y empece a reir.
- Oh, claro Sara. El sobrino del presidente me consolo.
Dije eso en un intento desesperado de que ella dijera que el nunca haría eso siendo “el sobrino del presidente”, pero lo único que hizo fue abrir mas los ojos y la boca – si eso era posible- y después dio un gritito de sorpresa.
- De verdad hizo eso?! – pregunto empezando a sonreir.
- Dios, Sara. – pase una mano por mi cabello nerviosa. – el sobrino del presidente jamás haría eso.
Se sento de nuevo frente a mi y me apunto.
- Shawn Mendes es el único chico con ese nombre y apellido en este pueblo. Que no recuerdas la campaña de su tio: “John Mendes para ser su presidente”.
Cito los anuncios publicitarios que salian en la radio cada vez que habían nuevas elecciones. Yo nunca había sido muy interesada en la política. Todos esos anuncios y cosas que regalaban me pasaban por alto. No me gustaba escuchar sus propuestas y promesas de lo que harían si ganaban porque muchas de ellas eran absurdas para mí. Nunca ponía atención a nada que tuviera que ver con eso así que no recordaba realmente de quien hablaba. Pero sabia que ser el sobrino del presidente no era cualquier cosa.
- Sabes que no me agrada la política.
Le recordé.
- Eso no le quita el titulo de “el chico mas codiciado del pueblo”, ni que te consolo.
- Olvidemos el tema – mire a otro lado.
- No. Necesito mas información.
Me jalo un mechon de pelo haciéndome mirarla.
- Dime. Te pidió tu numero?
- No.
- Te dio el suyo?
- Tampoco.
- Mmm…
Toco su barbilla y miro hacia arriba como cuando estaba pensativa.
- Bueno. Quizá se encuentren de nuevo.
Me sonrió complice.