Cap 15 parte 2

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Sentí sudor frio por mi espalda y nuca. Mire a mis lados tratando de encontrarla pero no estaba por ningún lado. El chico del mostrador leía una revista despreocupado y éramos los únicos ahí. Estaba a punto de soltar todo y correr fuera de la tienda pero sentí unas pequeñas manos en mi abdomen y un cuerpo en mi espalda. Tome las manos y suspire aliviado cuando sentí su característico calor.

Me gire a ella y me encontré con su juguetona mirada, y una pequeña sonrisa inocente en sus labios.

-         Te asuste? – preguntó.

-         Dios, nunca vuelvas a hacer eso de nuevo. – la abrace levantándola un poco después de haber dejado todo en la barra de café.

-         Hey, que pasa? – acaricio mi cabello mientras yo disfrutaba de su olor.

La solté segundos después y nos miramos a los ojos. Negué con la cabeza.

-         Nada, solo me asustaste. – conteste y tome las cosas con una mano mientras con la otra, tome la suya. – ya sabes que llevaras?

-         Si. – levanto su mano con un paquete de galletas y una bolsa de frituras.

Caminamos al mostrador y el chico dejo a un lado su revista para atendernos. Al último _________ había tomado algunos paquetes de caramelos. Salimos directo al auto y subimos. En cuanto empezamos a avanzar de nuevo, empezamos a comer. Nadie decía nada, solo se escuchaba el sonido de los paquetes abriéndose.

-         Quieres? – le ofrecí el vaso de café.

-         Gracias. – lo tomó y le dio un sorbo. Al instante su cara mostro disgusto.

-         Qué pasa? – reí.

-         No le pusiste leche. – contestó y me tendió el vaso. Lo tome.

-         No me gusta en el café. – tome de el y lo puse en el porta vasos.

-         No sabía eso… - murmuro.

La mire un segundo y sonreí.

-         Ya lo sabes. – dije.

No paramos en todo el camino y ella ya no volvió a dormir. Hablamos de todo un poco. Trate de no sacar ningún tema que pudiera arruinar todo, ella parecía estar tranquila en esos momentos y no quería ponerla mal.

-         A dónde iremos? – preguntó en uno de nuestros momentos de silencio.

-         Tengo amigos que viven en Seattle. – conteste.

-         Nunca había salido del pueblo.

La mire sorprendido.

-         Lo dices enserio? – pregunte sin ocultar mi asombro.

-         Enserio. – tomo un caramelo y se lo llevo a la boca.

-         Eres una pueblerina. – me burle.

-         Oye! – reímos.

-         Pero eso te hace más especial. - murmure

De reojo la note ruborizarse.

-         Deja de hacer eso. – se giro hacia la ventana.

-         Hacer qué? – reí sin saber a lo que se refería.

-         Eso! – su voz se escuchaba ahogada al topar con la ventana.

-         Qué cosa? – pregunte aún divertido.

whoever you are (Shawn Mendes y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora