Capítulo II

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El grito desgarrador de la reina se oía por todo el palacio. Ese grito lo estaba provocando el nacimiento de su primer hijo...

-¡¡Ayudenmen...!! -le suplicamos la reina Meritamón a sus damás y a la partera, la cual tenía que lavar sus manos primero antes de poder ayudar en el parto

Algunas siervas trajeron agua tibia, donde lavarian al bebé cuando naciera.

Pero no era la única que estaba dando a luz. Una joven mujer de la Villa de Hebreos también estaba dando a luz...

-¡¡Por Dios...!! -grito Jocabeth dando a luz a segundo hijo. Una de sus mejores amigas llegó para poder ayudarla- ¡¡Amalia No Doy Más!!

-¡Aguanta Jocabeth...! ¡Por el amor de Dios!... -le dijo Amalia a su mejor amiga, Amram, él esposo de la mujer sostenía su mano-

Amalia fue a lavar sus manos para poder trabajar y ayuda a Jocabeth en el parto.

Ambas mujeres dieron a luz a sus hijos al mismo tiempo. Meritamón dio a luz a un niño y Jocabeth a una niña.

Pero algo no andaba bien...

-No puede ser... -dijo la partera de la reina Meritamón tomando al bebé en sus manos- Esto no puede estar pasando...

La reina se desmayó al instante, no pudo saber que le estaba sucediendo a su hija. Su dama y mejor amiga fue hasta donde la partera y pregunto un poco preocupada...

-¿¿Qué sucede... Le pasó algo malo al bebé de mi señora?? -pregunto Nailah observando un tanto nerviosa a la mujer que había ayudado el nacimiento del hijo de la reina- Dime qué todo está bien...

La partera no dijo nada. Tomó al bebé de su pie y comenzó a golpear su trasero para ver si el bebé reaccionaba.
Pero nada, el bebé no lloraba...

-Por los dioses.... -dijo, tomó al niño de su cuerpo- Por todos los dioses...

La partera estaba aterrada ¿¿Cómo reaccionaria la reina?? Perdió tantos embarazos y lo peor era que ella la había amenazado...

°°°°°°°°

¡¡Ayuda....!! -gritaba la reina antes de dar a luz, recién estaba en contracciones-

Debe de estar tranquila soberana, o perderá al bebé -dijo la partera llegando, comenzó a lavar sus manos-

¡Si pierdo a mi bebé... Juro que te contaré la cabeza y lo tiraré a los cocodrilos! -grito, amenzando a la partera, está estaba nerviosa y a la vez aterrada-

°°°°°°°°

En eso, llega el rey Tarik. Emocionado por ver a su primer hijo con la mujer que tanto ama.

-¿¿Dónde está...?? Quiero ver a mi bebé... -dijo demaciado emocionado, en verdad quería conocer a su primer hijo con Meritamón, pero cuando la partera se dio vuelta, noto que el cuerpo de su hijo estaba caído. Su sonrisa se borró- ¿¿A-acaso está...?? -pregunto tomando el cuerpo de su hijo-

-Como lo lamento soberano pero... El bebé nació muerto -dijo al último, las lágrimas del rey comenzaron, tomo el cuerpo de su pobre hijo y lo abrazó-

~

Amalia, logro ayudar a su amiga a que diera a luz. El bebé lloraba, eso era una buena noticia...

-Felicidades amiga, es una niña -dio a la niña a su madre. Jocabeth tomo a su pequeña hija y noto que la pequeña era de cabello marrón claro y ojos verdes. Muy hermosa-

-Por dios... Mírala Amram ¿¿No es la niña más bonita que hallas visto?? -le pregunto a su esposo, el cual no se separó de su lado en ningún momento-

-Es bellísima Jocabeth... Es la niña más bonita que e visto -dijo, tomo a la pequeña en sus manos y beso su frente- ¿Cómo quieres llamarla...??

-Quiero llamarla Arlet 'Leona de Dios' -dijo el bello nombre de su hija-

-Bienvenida Arlet. Mi hermosa leona -beso nuevamente la frente de su hija y los labios de su amada esposa-

~

Él rey estaba triste, muy triste... Meritamón perdió tantos embarazos que no soportaría ver a su hijo muerto...


-No puede ser verdad... ¿¿Cómo se lo diré a Meritamón...?? -se pregunto a si mismo, miró a la partera sería y le entrego al niño- Quiero que... Que te desagas de él de inmediato

-Rey Tarik, no puedo hacerlo... Es su hijo

-Mi hijo está muerto -dijo, la partera tenía que entenderlo, estaba destrozado por la perdida de su hijo- Quiero que lo arrojes al Nilo o lo dejes en donde sea...

Se fue. No sin antes secar sus lágrimas, fue a la sala del trono, donde se hallaba su general esperando órdenes del rey...

-Mi señor. Lamento la perdida de su... -él rey lo interrumpio antes de que siguiera hablando-

-Quiero... General Adio, que valla por todo rincón de Egipto y me traiga un bebé recién nacido...

-¿¿Un bebé, soberano...?? -le pregunto muy confundido-

-No importa de qué raza sea, cananeo, griego, romano ¡No Importa tampoco si es niño o niña! ¡¡Pero Tráeme Un Bebé AHORA!! -grito, el general aterrado por como estaba su rey, corrió en busca de ese bebé que tanto deseaba-

Busco y busco, pero nadie tenía un bebé recién nacido... Nadie

Hasta qué...

-¡General...! ¡General...! -dijo uno de los soldados llegando-

Todos los soldados del rey estaban repletos de amuletos del dios Ra, ya que estaban fuera del palacio y de la luz que los protegería de Apep, el dios serpiente...

-Dime soldado... -Adio estaba esperanzado de que le trajera buenas noticias, ya que odiaba estar en la oscuridad por miedo-

-Hay una mujer hebrea, que dio a luz a su hija está noche... -le explicó, una sonrisa se formó en él-

Fueron inmediatamente hasta la casa de la mujer hebrea.
Cuando llegaron, abrieron las puertas de golpe y los soldados entraron.

Allí se hallaba la mujer Jocabeth amantando a su bebé. Amram se levantó y se puso delante de su esposa e hija...

-¡¿Qué hacen...?! ¡¿Por qué entran de ese modo?! -grito, enojado. Nadie dijo nada, Adio dio la orden de que tomaran al hebreo y lo alejaran-

Los soldados eso hicieron y tomaron por la fuerza a la bebé de los brazos de su madre...

-¡¿Qué...?! ¡¡NO... MI HIJA NO...!! ¡¡ARLET!! -grito aterrada al ver como los soldados se llevaban a su hija-

Dioses de EgiptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora