El coche se puso en marcha y tomó la calle principal hacia la salida de mi ciudad.
Salimos de ella y se pusieron en dirección Madrid. Íbamos al aeropuerto supongo, lo que quiere decir que probablemente me llevarán a algún internado pijo de a saber que gran ciudad.
Estaba contenta porque llevaba mi mochila conmigo y no habían dicho nada sobre ella, por lo tanto, mi móvil estaba seguro.
Como bien supuse, llegamos al aeropuerto de Barajas en Madrid. Realmente no me interesaba a donde me llevaban, no se podía hacer nada contra ello. ¿No se darán cuenta los de los billetes de avión que no tengo nada que ver con estas personas?
Cuando Kimberley volvió sin ningún problema con los billetes supuse que no. Si que es mala la seguridad.
Decidí hablarle a Kimberley:
-¿Podré escuchar música mientras el vuelo con mi IPod?
-¿IPod? -¿esta es tonta?
-Si IPod, ya sabes para escuchar música.
-¿Solo para escuchar música? Déjame verlo.
Comprobó que efectivamente, solo se pudiera escuchar música con él. Hice bien en esconder mi móvil, si me lo hubieran visto me lo habrían quitado para que no me pudiera comunicar.
-Vale, claro que puedes. –contestó por fin.
-Bien.
Por lo menos tendría entretenimiento, me puse los auriculares y no presté atención a nada más a mi alrededor. No se que haría sin música, puse el aleatorio y empezaron a sonar las distintas canciones.
Subí al avión aun sin saber a donde íbamos, Kimberley se sentó a mi lado, genial. Parece que se toma enserio lo de ser mi cuidadora.
Después de no se exactamente cuanto tiempo, quizá una o dos horas, gracias a mi maravillosa música no había sido demasiado aburrido, aterrizamos. ¿Qué viaje más corto no?
Me quité los auriculares, guardé el Ipod en la mochila y bajamos del avión.
A la salida del aeropuerto había otro coche negro muy parecido (si no era igual) al que nos llevó hasta Madrid antes. Se puso en marcha y cuando nos adentramos en la ciudad no di crédito a lo que veían mis ojos.
Oh no, no podemos estar aquí, en otras circunstancias, pues genial, pero secuestrada y obligada a venir no.
Delante de mí se alzaba el Tower Bridge, era de noche y estaba oscuro, pero lo reconocería en cualquier situación. Estabámos en Londres, en mi ciudad favorita desde que era pequeña. Esto no podía estar pasando estoy viviendo una pesadilla, una pesadilla en el paraíso, pero no deja de ser una pesadilla.
-¿¡ESTAMOS EN LONDRES?! –grité.
-Si, tu padrastro nos dijo que te gustaba Londres.
¿QUÉ? No sabía que él conociera el hecho de que me encantaba esta ciudad, últimamente me está sorprendiendo con todo lo que sabe de mí. Definitivamente, esto lo ha hecho para fastidiarme, lo odio. Sabía que me enfadaría mucho el estar en Londres y sin poder salir y visitar la ciudad. Es realmente frustrante.
Llegamos a mi “querido” nuevo hogar. Sí, el internado.
Parecía antiguo pero tampoco mucho, estaba rodeado de jardín, no tenía mala pinta al fin y al cabo, pero seguía sin gustarme nada.
Entramos al internado, íbamos Kimberley y yo con los hombres de negro unos pasos por detrás nuestra, Kimberley me informó un poco:
-A partir de ahora este va a ser tu hogar, como bien has dicho antes estamos en Londres, aunque un poco a las afueras, por motivos de seguridad ya sabes, el internado es mixto y las habitaciones están arriba, si necesitas algo no dudes en buscarme, para algo soy tu cuidadora. Voy a hablar con el director, mientras ve subiendo por aquellas escaleras, llevan a los dormitorios.
Dicho esto se dirigió por un pasillo que había a la derecha y los hombres se fueron por aquí y por allá.
Me dirigí a las escaleras, se parecían a esas típicas que salen en las películas, eran de madera, altas y con cierto aspecto antiguo que hacía parecer que había pertenecido a alguien importante.
Pero, ¿cómo se supone que debía subir todas mis maletas yo sola? Las cargué como pude y empecé a subir, justo cuando llegaba arriba del todo, de repente, me empujaron.
Caí escaleras abajo y las maletas cayeron detrás de mí.
-Deberías mirar por donde vas. –dijo el autor de mi maravillosa caída. Era un chico quizá un poco mayor que yo.
-¿¡CÓMO QUE MIRAR POR DONDE VOY?! ¡SI HAS SIDO TÚ EL QUE ME HA…
Me callé al comprobar que había desaparecido de lo alto de las escaleras, genial. Mi primer día y ya me he caído y he conocido a un idiota que no tiene dos dedos de frente.
-¿Qué haces tirada en el suelo? –era Kimberley.
-Comprobando lo cómodo que es. Pues no, ¿tú que crees? Obviamente me he caído porque no hay manera humana de que una sola persona suba tantas maletas. –dije enfadada.
Preferí no comentar nada sobre el incidente del chico misterioso, ya que no creo que sea asunto de Kimberley saberlo.
-Cierto lo siento. –contestó.
En ese momento llegaron los hombres, cogieron las maletas y las subieron al piso de arriba. Que práctico que aparezcan cuando se les necesita.
El piso de arriba era un gran pasillo con muchas puertas, supongo que todas eran habitaciones y que tenía que haber otra escalera, porque dudo que el internado tenga tan pocas habitaciones siendo tan grande. Kimberley contestó mis dudas en ese momento:
-Estamos en el ala derecha del internado, es decir la de las chicas, en la izquierda están los chicos. Aquí solo hay habitaciones, en el piso de abajo están el resto de las instalaciones. Ahora vamos a tu habitación para que conozcas a tus compañeras de cuarto, ellas te pondrán al día sobre todo lo que tienes que saber.
Bueno pues parece que tendré compañeras de cuarto, solo espero que sean simpáticas, lo único que me falta es que sean tan idiotas como el chico, que espero no volver a encontrarme en bastante tiempo.
Aunque estando en el mismo edificio lo veo un poco difícil...
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¡Hola! ¡HOY ES MI PRIMER DÍA DE VACACIONES! Os escribí capítulo antes de salir un rato para que viérais el principio de lo que pasará en el internado. En este cap hay algo importante. ¿Qué será?
El internado lo imagino como la foto de la portada, en ella se puede ver un poco. Además os dejé una bonita foto que encontré del Tower Bridge.
Espero que os guste :) xx
