DISCLAIMER: Hetalia y todos sus personajes son propiedad de Himaruya Hidecaz.
La historia es original de Mely-Val, pero quiero agradecer a las grandes: "Reino Inquieto" y "Saraky" por ayudarme. Mil gracias por su ayuda chicas, no sé qué sería mi fic sin ustedes. Les recomiendo que las busquen en fanfiction o wattapad, sus fanfics son espectaculares. Y, queridos lectores, gracias por acompañarme hasta acá. Puedo tardarme bastante pero no los voy a abandonar. Ya tengo el final del fic. No voy a dejar la historia inconclusa. No voy a hacer lo que odio que me hagan.
ADVERTENCIA: Nombre de personajes humanos, FEELS, insultos.
Feliks escucha sin verdadero interés lo que comentan los agentes de la KGB por la radio. Edward había intervenido hábilmente la transmisión para espiarlos sin embargo aún no había rastros de Kurishov.
Mientas tanto Natalia permanecía sentada bebiendo té en silencio. Desde el acontecimiento con su hermano se mostraba inusualmente callada con la mirada perdida, tocándose sutilmente el cuello cada tanto de manera inconsciente.
Por otro lado, Toris paseaba de una esquina a otra de la sala de estar, ensimismado en sus pensamientos, hasta que se detuvo de pronto fijando momentáneamente su atención en las botas de nieve rusas intactas.
Esa noche, la nieve había cubierto todo rastro y no quisieron perseguir a Iván, ahora, el tiempo les estaba jugando en contra. Gilbert llevaba una semana completa paleando la nieve de los alrededores. Si Rusia no aparecía en 76 horas, la KGB declararía alta traición hacia los estados soviéticos bálticos quienes debieron reportar el hecho hacia una semana, cuando Iván se había ido, pero ya era tarde, solo les quedaba esperar algo que sabían que no sucedería.
El ruido del teléfono sobresaltó al lituano, mientras que la húngara miró el objeto como si fuera algo proveniente de lo más profundo del averno. La llamada enseguida atrajo la atención de los demás, todos nerviosos por el mismo motivo. Sabían muy bien quien estaba llamando.
Katyusha tomo el asunto en sus manos con un nivel de determinación digno de admiración hasta del propio Prusia. -¿Diga?-, hubo un momento de silencio y la mujer alzó las cejas aparentemente muy sorprendida, pero no de manera grata. –Si Señor Stalin. ¿Cómo ha estado?-
El grupo contuvo la respiración. Esta vez no era la KGB, sino la cabeza del gobierno Soviético, el mismísimo Joseph Stalin, reclamando intercambiar palabras con la representación de su nación. – Lo comprendo. Le avisaré cuando regrese a casa, por que verá, mi hermano ha tenido que viajar a Siberia por unos asuntos personales-, hizo una breve pausa que para los demás se sintió como estar frente de un cañón. –No, no es nada grave, tampoco tiene relación con los asuntos políticos. El solo quería pasar un poco de tiempo con su gente más alejada de la capital-.
Ucrania era la única que se atrevía a llamar casualmente a Rusia "hermano" o usar su nombre humano frente a figuras de autoridad. Ni siquiera Bielorrusia se sentía capaz de hacerlo. Eran situaciones como esta donde demostraba su vasta experiencia, mereciéndose el título de hermana mayor con todas las letras. Había pasado por tantas cosas a lo largo del tiempo que algo así no sería suficiente para acobardarla.
-No estoy segura de cuándo volverá, estamos algo incomunicados pero le enviaré una carta avisándole que lo llame apenas pueda señor-. El silencio provocó que Edward se comiera lo poco de uñas que le quedaba, sin embargo Katiusha las tomó con su mano libre, evitando que continúe la masacre.
-Esta mujer es increíble-, Vlad expresó lo que todos estaban pensando. Ahora entendían quién de los tres hermanos llevaba el control. Iván se verá imponente y poderoso pero siempre portaba una falsa sonrisa para tapar sus verdaderas intenciones y Natalia a pesar de lucir como una mujer excepcionalmente preciosa y delicada, era una loca desquiciada con dagas ocultas bajo su falda. Definitivamente la voz de la razón y compostura era la mayor, la sensible granjera, poseedora de una gran voluntad y ovarios de a acero. Ahora comprendían porque era tan querida hasta el día de hoy por su antiguo amante, Sadik.
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Bodark
Hombres Lobo¿Hasta donde eres capaz de llegar para ayudar a quien detestas? A Iván se le esta acabando el tiempo, la maldición irá avanzando hasta que Rusia deje de existir... a no ser que todos logren trabajar juntos y decidan resolver sus rencores