REBECCAMuerte.
La palabra más común en mi vida, tengo catorce años y ya he ido a cinco funerales y todos ellos fueron de alguien de mi familia.
El primero fue cuando tenía tres años, mi abuelo había fallecido, resulta que un día salió a navegar y una tormenta lo tomó por sorpresa, días después encontraron el barco todo destrozado, nunca encontraron su cuerpo.
El segundo, apenas tenía seis mi tío se suicido cuando perdió su trabajo y su novia lo abandonó.
El tercero, fue uno de los peores con solo ocho años la pase terrible, mi prima Ana de cinco que vivía con mi Abuela porque su padre (mi tío el cual se había suicidado) estaba muerto, un día salió a la calle a jugar y la atropelló una moto, quedo en estado crítico y murió una semana después.
El cuarto y el más impactante, fue la de el, mi hermano mayor Mike, este fue el año pasado, él murió debido a un accidente automovilístico, yo me encontraba en el auto con el, yo sobreviví y el no.
Y he aquí el quinto, mi abuela Mara, la única persona que no murió por un accidente o suicidio. Mara murió por un paro al corazón, el lunes a las ocho de la mañana.
Parada en una capilla enfrente reposaba su cuerpo en un ataúd de madera oscura rodeado de lavandas, sus favoritas.
Su piel estaba pálida, me acerqué para verla físicamente por última vez. Su precioso pelo rubio caía por sus hombros, y sus uñas pintadas de un color negro hicieron que una lágrima se resbalara por mi mejilla ¿Por qué todas las personas que amo mueren?
Una mano se posa en mi hombro gire mi cabeza y vi a mi padre. Mi abuela y mi padre Hugo nunca se llevaron bien por lo que su gesto no me calmo ni un poco.
Ver como enterraban a mi otro yo me dolía, como la vida puede quitarte a alguien que amas en solo un parpadeo es algo impactante.
Volvimos a mi casa y mi madre no me dirigía ni una palabra, la sentía enojada y eso me enojaba más a mí ¿Por que siente que es mi culpa?
Mama— pronuncie.
Ahora no Rebecca, ahora no— respondió tan fría y distante como siempre lo fue.
Ella parece culparme de cada muerte qué hay en la familia, ya que antes de que yo naciera ni había ni una, pero llegue al mundo para matar, y aunque me duele, ella tiene razón.
Me encerré en mi cuarto y repose mi cuerpo contra la pared, lloré, como siempre suelo hacerlo, necesitaba distraerme o de otra forma esto iba a terminar mal.
Me puse un vestido negro, mis vans y mi gorro negro, agarre mi mochila y metí en ella lo necesario, un poco de dinero y mis auriculares junto a mi Mp4.
Abrí cuidadosamente la ventana y nose como me las arregle para bajar. Ya estaba oscureciendo, eran las 9:50.
Me monte a mi bicicleta y me coloqué los auriculares, una canción de mi infancia me dejó muda "Alice" de Avril Lavigne, esta es una canción que me dejó marcada.
Mi abuela junto a mi hermano me llevaron al cine por primera vez, para ver Alicia en el pais de las maravillas, recuerdo que esta canción sonó al final de la película y como me gustó tanto le pedí a mi abuela que esperara un poco más hasta que terminara la canción.
Con las lágrimas deslizándose sobre todo mi rostro empecé a pedalear hacia la casa de Kate.
La noche intimidante se posaba sobre mi cabeza, ni una sola nube. Estrellas, muchas estrellas me iluminaban el camino hacia la casa de Kate, que casi sin notarlo ya estaba parada en frente de la misma.
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La chica de porcelana (Libro R)
Ficțiune adolescenți"Él era amante de lo roto y lo extraño, creo que por eso de alguna u otra forma estábamos entrelazados, yo era una chica rota e indiferente para los ojos de los demás, pero con él me sentía completa, distinta y especial" Rebecca Woods, una joven de...