Capítulo 3: Esperar

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El grito que suelto hace que la bebé que se se encuentra en los brazos de papá empiece a llorar.

Mamá simplemente suspira mientras niega con su cabeza.

- No voy a dejar que lo hagas Maddy-

Trato de tranquilizarme para no alterar más a Haley.

- No es tu decisión, no es tu vida. Me voy a Denver y no me importa si ponen el grito en el cielo-

-Trate de explicarlo por las buenas, Maddison- mamá camina donde yo me encuentro - si tu llegas a poner un solo pie fuera de esta casa no solo vas a perder a la bebé sino cualquier tipo de apoyo económico-

- Voy a trabajar- digo con desprecio

-Muy bien señorita grande ¿Quién va a cuidar a Haley?-

Abro y cierro mi boca, no encontré una respuesta. Sin ayuda económica, pagando mi universidad, luchando, estudiando y con Haley era más complicado.

-Penny-

-¡Vamos, cariño! No eres tonta, sabes bien que esa niña sólo se hace llamar su tía-

-Brandon-

-No voy a dejar que tu hermano acepté no ir a la universidad por cuidarla- me mira fijamente, sé que vienen sus palabras finales - Entiende algo Maddison, no vas a salir de esta casa. Si te escapas te voy a buscar y traer a rastras. No importa cuantas veces lo intentes, pero el día que salgas por esa puerta será con un título- grita y camina en dirección a papá para llevarse a Haley.

Mi corazón se hace pequeño y empiezo a llorar con fuerza ocultando mi rostro, unos brazos me envuelven.

- Papá, ayúdame- pido

-Cariño, eres mi adoración pero estoy de acuerdo con mamá- limpia mis mejillas con sus pulgares - No puedes tomar una decisión de la noche a la mañana. Los sucesos hicieron que tengas tantas responsabilidades cuando deberías disfrutar sólo de tu vida universitaria, no tengo palabras para explicar cuán orgulloso me siento de ti, de toda esa fortaleza que ese pequeño cuerpo guarda- me hace reír con su comentario.

- No te des por vencida - sus lindos ojos me atrapan - Amas tu carrera, desde que recuerdo sueñas son ser abogada, ahora resulta que quieres conformarte con lo que sea por el capricho de ir a Denver-

El tiene razón, no estoy pensando con cabeza fría.

- Sé que eres terca, no hagas que la profesía de Arianna se convierta en realidad y tengamos que arrastrarte hasta aquí- ahora está muy serio - yo no tengo ningún problema con eso- advierte.

-Estoy siendo una prisionera- digo frustrada.

-Nada de eso, si quieres divertirte puedes hacerlo, la universidad es un sinónimo- guiña un ojo - lo que tu mamá y yo pedimos es que nos dejes darte el apoyo que necesitas. No quiero pensar en que puedo ir a ver a mi hija y mi nieta siendo mendigas dentro de unos años-

-Gracias por la confianza papá- digo con ironía

- Arianna es igual de terca que tú- pone los ojos en blanco.

- ¡Te escuché!- grita mamá desde otro pasillo. Por fin puedo reírme de algo.

- No se trata de confianza, quiero que seas muy feliz- besa mi frente y se marcha dejándome en claro que mis planes deben aplazarse y tal vez sea lo mejor.

Dulce VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora