Tres meses después...
Acaricié la mejilla de la bebé que tranquilamente se encuentra en mi cama, se llama Haley. Es una manera de recordar siempre a mi amiga. Le sonrio y suspiro soy madre a los 18 años. La puerta se abre, es Brandon.
-Hola-
-Hola, ¿Cómo está mi pequeña princesa?
- Bien, gracias por preguntar- río irónicamente.
- Le preguntaba a Haley, tonta-
- Ya lo sabía idiota. Tú nunca te preocupas por mi-
-¡Qué dramática!- se acerca para besar mi frente - tenemos visita.
-¿Quién?-
-Penny, ¿Le digo que pase?-
-Sí, tengo que hablar con los dos-
Penny baja su cabeza al entrar, es la hermana mayor de Haley. La única de su familia que no le dio la espalda al enterarse que estaba embarazada.
-¿Cómo está?-
-Mas hermosa cada día- le sonrió.
Todo se vuelve silencioso, el ambiente se torna triste. Pero empiezo a hablar sobre lo que he guardado desde que Haley murió.
-Un día despiertas y te das cuenta que nada es igual que antes, las cosas cambiaron, la vida tomó la delantera de formas increíbles y cuando la ves alejarse, empiezas a arrastrarte para que no te quedes atrás comprendes que debes correr pero no es tan fácil porque te tropiezas, caes y duele, duele tanto que solo quieres dejarte llevar. Me he sentido así por mucho tiempo- limpió las lágrimas que bañan mis mejillas - pero no quiero permitir que me siga arrastrando, tengo que - suspiro- seguir.Solo se escuchan los sollozos de Penny.
- La extraño - dice tratando de tomar aire.
- Tenemos que ser muy fuertes, los necesito a los dos completos - digo con voz firme.
Brandon y Penny asienten para escuchar atentamente lo que voy a decir. Y después de escuchar mi plan.
Penny esboza una malévola sonrisa.- Es lo que se merece la mujer que amo y siempre amaré- termina por susurrar mi hermano.
Y yo definitivamente tengo que vengar la memoria de mi amiga.
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Dulce Venganza
RomansaLa venganza, una palabra que anuncia la destrucción, la llegada de la maldad, la condena eterna. Tal vez sea cierto, pueda que todos digan la verdad al respecto, pero de la misma forma nadie me ha asegurado a mí que esta venganza no logre darme la p...