Izzy issues -Fanfic de HP-

Capítulo 24: ...can separate the two of us.

Capítulo 24: ...can separate the two of us.

-Está abriendo los ojos. ¿Puedes llamar a Madame Pomfrey, por favor?

-Por supuesto, la buscaré.

-Merci, Draco.

Desperté en una cama muy cómoda de sábanas blancas, en una habitación gigante con muchas camas iguales vacías una junto a la otra, iluminada solamente por la luz de la luna que pasaba por los ventanales. A mi derecha, estaba sentado un ángel con los ojos más hermosos que he visto en la vida.

-¿Ya morí? ¿Eres un ángel? Te pareces a mi profesor de arte. –le dije con voz ronca. Parecía haber pasado mucho tiempo dormida. Afuera el cielo estaba muy oscuro, como cuando ya iba a amanecer. El ángel (que en realidad era Julien St. Clair) rió y me pasó un vaso con agua.

-¿Cómo te sientes, Iz? –me preguntó.

-Muy bien. ¿Dónde estamos? –dije tomando el vaso y dándole un sorbo.

-En la enfermería. En Hogwarts. En alguna parte entre Londres e Irlanda.

-¿Qué me paso? Me duele un poco la cabeza.

-Te desmayaste. Hace como 7 horas. ¿Segura de qué te sientes bien? –dijo tomando mis manos.

-Eso creo, no recuerdo nada. Drake... Draco, ¿estaba aquí verdad? –le pregunté recordando la voz.

-Sí. Ha ido a buscar a la enfermera. Dice que debes tomar esto. –dijo pasándome una poción.

-Poción Herbovitalizante. Mujer inteligente. –dije para tomármela hasta el fondo mientras la enfermera se acercaba con Draco siguiéndola con una bandeja.

-Gracias. ¿Cómo sabes eso? –respondió la mujer en perfecto francés mientras me chequeaba. Le sonreí a Draco, él me sonrió de vuelta.

-Es excelente en Pociones, sé que encontrará su lugar en Saint Mungos. –respondió Julién por mí. Lo miré algo sorprendida. No sabía que se fijará en mis calificaciones, o que supiera de mi profundo amor por la Medicina.

-¿Es eso cierto? Tengo contactos allí, puedo hacer algo luego de ver sus TIMOS, pero ahora no hablemos de eso. Te mordió algo, ¿qué fue? ¿Dónde?

-Duende. En el dedo, en el bosque. Estaba perdida. –no sabía a qué se refería con "dónde", además no estaba en mis planes delatar a Hagrid.

-¿Cómo pasó eso? –siguió preguntando mientras me quitaba la venda del dedo.

-No lo sé, me pierdo fácilmente.

-No, no. ¿Cómo llegó tu dedo a su boca?

-Ah, que específica. Lo cargué, era un bebé. Y ¿quién se resiste a meter su dedo en la boca de un bebé?

-Por supuesto. –dijo como insinuando que fui una tonta, luego de examinar mi dedo, para ponerle vendas nuevas. –Come algo, por favor querida.

-Te traje esto. –dijo Draco, con una bandeja llena de comida deliciosa. Le sonreí. Tomé una manzana y se la pasé al profesor Julién.

-Gracias por quedarse conmigo, vaya a descansar un poco. –miró a Draco un momento y se levantó.

-Vale. Nos vemos más tarde, Isabelle. Buenas noches, Draco. –caminó hacia la puerta.

-¡Profesor! –dije y Julién se giró. –¿Podría, um, no decirle a mis padres? Digo, no quiero que se preocupen, ni nada. –me miró un momento, y me sonrió de lado.

-Será nuestro secreto. –dijo y se marchó.

-Es algo joven para ser profesor. –comentó Draco.

-También muy guapo. –añadí.

-Sí, también está eso.

-¿Les dijiste algo de qué mis ojos cambiaron de color? –pregunté preocupada.

-No, sólo que te desmayaste. –respondió Draco.

-Bien –respondí aliviada–. Y dime, ¿qué pasó después de que me desmayé? –dije tomando un poco de la comida.

-Oh, es una larga historia...

***

-¡ISABELLE! Princesa mía, lo siento tanto, tanto, tantísimo. Ven acá, pequeña. Je t'aime. ¿Te lastimo? ¿Estás bien? Debí quedarme contigo ayer, soy una terrible amiga.

Coleen no dejaba de hablar mientras me acunaba en sus brazos y me daba besos en el cabello. En la mañana, Madame Pomfrey había avisado a Oliver acerca del desmayo, y ya había pasado antes del desayuno para luego irse a clases, después de asegurarle que estaría bien. Draco se fue en la madrugada, cuando terminamos de hablar. Le dije que se quedara pero dijo que Oli no estaría contento de encontrarle allí. Estaba tomando la poción cuando Col, seguida de Sebastian y Julién, irrumpieron en la habitación dando un portazo.

-Ya, Coleen. La vas a lastimar. –dijo Sebastian, Coleen lo miró mal.

-¿En serio, Sebastian? ¿Más que tú? –Seb miró al suelo luciendo culpable. Seguro Col se enteró de nuestra pequeña pelea.

-Supongo que te sientes mejor, ¿no es así? Te ves mejor que anoche. –me preguntó Julién entregándome una naranja. Coleen alzó las cejas.

-Vaya, gracias. Sí, estoy mejor. Gracias de nuevo. –respondí con una sonrisa.

-Está bien. Enviaré a alguien a que te traiga ropa limpia. Nos vemos, chicos. –dijo para luego marcharse.

-Dios, ese hombre. Soy suya cuando sea que me lo pida. –comentó Coleen.

-Col...

-¿Qué? Tú piensas lo mismo sólo que no lo dices en voz alta, Iz.

-Hey, señorita, ¿puede venir acá un momento? Le entregaré algunas indicaciones para que traten a su amiga... -Coleen fue a escuchar las instrucciones de Madame P, dejándome sola con Sebastian.

-¿Me odias? –preguntó después de un largo silencio, sin mirarme a los ojos. Di dos golpecitos al espacio junto a mí en la cama para que se sentara y lo hizo.

-No me gusta pelear contigo, menos por cosas tontas. –le dije tomando su mano. Él las miró.

-Esta mañana cuando vi a la enfermera entrar al comedor y llevarse a Oliver, me he preocupado muchísimo. No comí nada, las náuseas no me dejaron. Me sentí nervioso y culpable. Si no hubiéramos peleado quizás no te hubieras ido por ahí y el bichito no te hubiera mordido. Lo siento tanto. Te amo, Isabelle. No quiero que nada malo te pase nunca.

-Seb, está bien...

-No lo está. Tuve que estar aquí anoche. No, tuve que estar contigo ayer, para cuidarte. Es en parte mi culpa, y te pido perdón. Me siento terrible, y quiero prometerte algo: nunca dejaré que nada te pase. Te cuidaré con mi vida, ¿vale?

-Fue sólo una pequeña mordida...

-Sí, pero ¿y si hubiera sido algo más? No me perdonaría que algo horrible te pasara. Soy un terrible mejor amigo, te prometo ser mejor. Demonios, a veces siento que no te merezco para nada. Discúlpame también por ser una mierda de amigo.

-Te perdono. Por todo. Sólo no me dejes sola otra vez, ¿okey?

-Juntos hasta el final. Nunca te dejaré sola.

-Eres mi mitad. ¿Lo sabes? No puedo andar sólo con la mitad de mi corazón por ahí.

-Lo sé, yo tampoco. Mantengamos nuestro corazón unido, entonces.

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