Capítulo 25: may the force be with you.

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Capítulo 25: may the force be with you.


-¿Es verdad que te picó una serpiente? ¿Te envenenó?

-¿Te cambiaron de color los ojos? Arya Turner dice que te vio en la biblioteca y eran azules.

-¿Qué se siente ser cargada por Julién papasito St. Clair?

-No... recuerdo... nada. Ya les dije.

Estaba tomando el desayuno algo tarde después de que Jenna me llevara ropa para cambiarme, así que no había tanta gente como siempre. Pero en Hogwarts los chismes corren muy rápido, así que varias personas se acercaron a preguntarme acerca de lo sucedido anoche. Estaba con Col y Jenna, Seb se marchó a jugar quidditch después de asegurarle mil veces que yo estaría bien y que después de comer iría a verle.

-Déjenla comer tranquila, ¿pueden? Ya les dijo que no recuerda nada. –se alejaron todos los curiosos, y Col trabó una conversación con Jenna mientras yo jugaba con mi comida.

-Supongo que ahora que puedes ver el futuro, me dirás quién ganará el Torneo. Así puedo empezar a apostar. –levanté la vista y le sonreí al chico sentado frente a mí.

-No creo que pueda ver el futuro. Oh, gracias. –James Evans me había traído una flor. Me la pasó por encima de la mesa. –Un girasol, quien diría que eres tan detallista, ¿uh?

-Bueno, bueno. No te acostumbres. ¿Te gustan los girasoles? –me preguntó mirándome seriamente.

-Sí, está precioso. Gracias, Jamie. –me sonrió complacido. –¿Por qué dices qué puedo ver el futuro?

-Hagrid me ha contado que te mordió un Demiguise, criaturitas que predicen el futuro a corto o largo plazo. Nadie ha sido mordido por uno, porque casi no existen. Así que serás mi pequeño experimento, quizás la cosa te pegó algo de su magia.

-Vale, vale. No es una cosa: es un bebé, le he llamado Tiberius. No creo que me haya pasado sus poderes, tampoco. He dicho que me ha mordido un duende, guarda en secreto lo del Demiguise.

-No está en mis planes contarlo. Vaya, eres inteligente. La mordida es parecida, pero a estas alturas Poppy debe saber la verdad. ¿Cómo te sientes?

-Bastante bien. Pensé que estabas jugando al quidditch con los demás.

-No, leía algo en la biblioteca y quise venir a verte. –me sonrojé ante esto último. James era muy guapo, pero no se parecía mucho a Harry. Me gustaría preguntarle acerca de su familia, pero siento que dirá algo hiriente y se irá, así que mejor me lo guardo.

-¿Qué estabas leyendo? –pregunté cambiando de tema.

-Animales fantásticos y dónde encontrarlos. Hagrid esta mañana me ha dicho y he ido a investigar un poco.

-Bueno, gracias.

-No creas que ha sido por ti. Sólo aumentaba mis conocimientos. –alcé las cejas, ahí está el James grosero.

-¿Quieres venir conmigo a ver el juego de quidditch? –él me miró con sus hermosos ojos, como sorprendido de que lo haya invitado a ver el juego conmigo.

-Sí. Digo, si quieres... claro. –respondió con tono aburrido. Giré los ojos y me puse de pie, tomé mi flor y me dirigí con James junto a mí hacia el campo de quidditch.

***

-Y aquel, es Cormac McLaggen. Es un poco tonto, pero buen jugador. Wood lo entrena para que entre cuando se vayan él y los gemelos.

-Es bueno en los aros. –comenté mirando al chico.

Estábamos en las gradas, dónde algunos jugadores de quidditch de todos los colegios se habían reunido para hacer una serie de partidos. Jugarían Durmstrang contra Beauxbatons, y el ganador contra Hogwarts. James me señalaba a los chicos que conformaban el equipo de Gryffindor. Varias personas nos habían mirado a James y a mí de forma extraña y casi sin disimular tan pronto pisamos el terreno de juego, pero no les prestamos mucha atención. Caminamos hacia la parte más alta de las gradas, dónde nos sentamos.

-Lo es. Oliver me ha dicho que juegas muy bien. –me dijo James dirigiendo su vista hacia mí.

-No, bueno, sí. Algo tengo en los genes, supongo.

-Debemos jugar un día, entonces. Pero tenemos que estar en equipos distintos, a ver si eres buena bajo presión. –dijo con una sonrisa ladeada.

-No creo ser tan buena. Ay, por Dios. Me había olvidado de Sam. –susurré casi para mí misma. James o no me escuchó, o decidió ignorarme.

-Háblame de tú equipo. –dijo mirando a los chicos que se habían juntado para competir.

-Bueno, está Sebastian. Él es excelente bateador, y no lo digo porque sea mi mejor amigo. Estoy más bien alardeando. Aquel que es muy alto, se llama Dominic, es bateador también. Rodrigo, Helen y Quentin anotan los mejores puntos. Alessa es una de los mejores buscadores de la escuela, es muy rápida. Ah, y Lombard en los aros. –James alzó una ceja ante la mención de este último.

-Es el capitán de tu casa. –afirmó, no era una pregunta.

-Sí. –no sabía que más decir, así que añadí: –¿Te imaginas que Viktor Krum se una al juego? –y nos enfrascamos de nuevo en otra conversación.

Fuimos interrumpidos por el sonido de dos escobas acercándose. Eran Oliver y Sebastian.

-¿Te sientes bien? –preguntaron al mismo tiempo, lo que me hizo reír.

-Están pasando mucho tiempo juntos, ustedes dos. Llegará un momento en que no los podré diferenciar. Estoy bien.

-Vaya, Evans. ¿Le has dado una flor a mi hermanita? Mucho cuidado con lo que haces. –me sonrojé ante este comentario.

-En realidad, es para ti. Le he dicho que te la entregara. –respondió James sonriendo. Oliver aprovechando la altura (seguían en la escoba) le alborotó el cabello y se empezaron a reír por algo que dijo Oliver.

-¿Segura que estás bien? –me preguntó Sebastian.

-Oui, yes, sí. Lo prometo, señorito. –alargué mi dedo índice para tocar el suyo, cosa que siempre hacíamos antes de un partido. –Que la fuerza este contigo.

-Gracias, Chewie. Te quiero.

-Yo a ti, Solo. –respondí y bajaron para comenzar el partido.

-¿Lo quieres mucho, no es así? A Sebastian. –preguntó James mirándome con curiosidad.

-Mucho. –y sonó un pitido que significaba que el partido estaba por empezar.

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⏰ Última actualización: May 01, 2019 ⏰

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