VI

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Eran las ocho cuando me desperté. Desayuné, me vestí y cogí las maletas. Eran las nueve y media cuando acabé. No sabía qué hacer. Luce se había ido a trabajar hacía media hora, trabajaba como profesora en primaria, me sacaba unos seis años. Ya, mayor.
Se oía algo en una de las habitaciones. Tenía dos sospechas: un ladrón o Scott. Esperaba que fuese un ladrón. Fui con el palo de la escoba a la habitación. Abrí la puerta con el palo alzado y... mierda. Era Scott. No iba a soltar el palo de todas maneras.
-Hey, ¿qué haces aquí? - dijo como si no se hubiese colado en mi habitación. Pasaba de echarle la bronca, pero de mi casa se iba a ir.
-¿Que qué hago aquí? Por si no lo sabías, vivo aquí. Y deja de colarte en mi habitación. Como te vea mi hermana por aquí, la has cagado - dije, Luce odiaba a la gente maleducada. Y menos los que se cuelan en casa.
-¿Y qué hace tu hermana en tu habitación? - preguntó.
-Me voy y la va a usar como estudio - dije, ¿por qué se lo digo?
-¿Y tú? - esta vez no le iba a contestar. No.
-¿Por qué te lo tendría que decir? - dije. No se lo decía por si iba a ir a la uni a espiarme en la ducha.
-Porque soy tu novio y a los novios no les puedes tener secretos - dijo y al decir novio me guiñó el ojo. ¿Novio?
-Em... ¿desde cuándo tengo novio...? - vale, ya se estaba pasando de la raya.
-Desde ayer... ah, ¿no lo hacíais así? - dijo. Supongo que lo hacía A LOS TRECE AÑOS.
-No, ahora vete de mi casa y deja de colarte en mi habitación por la ventana - dije. Estaba harta.
-Suelta el palo, anda, que das más miedo que V, joder - dijo. Todavía tenía el palo y como que no lo iba a soltar.
-¿Que quién? - ¿V? Debo de haberme perdido algún telediario o algo.
-Déjalo... bueno, ¿qué hacemos hoy? - dijo como si no se hubiese colado en mi casa. Tiene una mente de perturbado que no podía ni con ella.
-Yo contigo nad... - me interrumpió el timbre y me sobresalté del susto. Joder, no quería hacerlo delante de él.
-¿Esperabas visita? - dijo al verme sobresaltar. Hombre, sólo me iba a la universidad, eso es todo.
-No quiero que me vean contigo... - tarde. Hope acababa de entrar y gesticulé un "ayuda" con los labios e inclinando la cabeza hacia Scott.
-No es por interrumpir - me guiñó el ojo. Cuánto ayudaba Hope. -, pero ya son más de las diez.
-Ya, bueno, pues eso, que me voy ya, cielo - me debía una de las gordas, me acerqué a darle un pico, ya que Dilan y Vic no sabían lo de aquella noche y como que no había tiempo de contarlo.
-Adiós - dijo y se fue por la ventana. ¿Por qué no usaba la puerta?
-¿Pero qué...? - Vic estaba soprendido, se acercó a la ventana y... - ¿Dónde se ha metido?
-Ni yo lo sé - dije -. Anda, vámonos.
Nos fuimos en el coche, o cochazo de a-saberse-de-dónde-lo-han-sacado, y nos fuimos a la uni. Aparcaron en unos aparcamientos. Creo que era la única que no tenía carnet de conducir, pasaba de hacer exámenes teniendo pasta para taxis. ¿Os acordáis de mis super-poderes? Pues cuando me agaché para coger mi guitarra, "sentí" que una mano iba directo a mi culo. Me giré y me aparté, haciendo que tocase el taxi. Se quedó un poco impresionado, aunque recobró la compostura.
-Eh, preciosa, ¿qué haces esta noche? - dijo. No era guapo. No, para nada. Era ironía. Aunque me ha demostrado que es un capullo que no merece mi atención.
-No, no me voy a acostar contigo - le dediqué una sonrisa y le di una patada en los huevos. Me estaba acosando. Bueno... también es una excusa para pegarle en los huevos. Se encogió, haciendo que se cayese de rodillas.
-Enhorabuena - alcé la voz para que todos me escuchasen -, eres el primero, y espero que no el último que recibe una patada en los cojones - dediqué una sonrisa a todos los que se giraron. Me da a mi que iba a dedicar muchas sonrisas y patadas este año. Recogí y guitarra y mis maletas y me fui con Hope a la residencia de chicas.
Patadas y puñetazos. Odiaba a las tías que se vestían como putas para engatusar a gilipollas que sólo querían tema. E intimidan a las chicas. Me encontré a un par que recuerdo haber visto antes observándome y creo que fue por eso por lo que no me dijeron nada. Estábamos cruzando el pasillo de nuestra habitación, pero estába cortándonos el paso el típico grupito de bailarinas, la que parecía ser su "jefa" me dedicó uno de sus inteligentes apodos para mi.
-Eh, ¿qué hacéis aquí? ¿Es que no os han dicho que aquí no hay espacio para las góticas? - las otras se rieron y cuando la "jefa" chasqueó los dedos, se callaron al instante. Además de puta, mandona.
-Hope, no la cagues diciendo que voy a boxeo - susurré a Hope.
-Vale, vale, pero métela un buen puñetazo en la cara de gilipollas que tiene, ¿vale? - dijo Hope.
-Encantada - dije y me acerqué a la "jefa". - ¿Y cómo se llama esta encantadora, además de hermosa, chica?
-Al fin algo de respeto en la resi - dijo con un acento de pija, como siguiese así, la iba a cagar hasta el fondo -. Adriana Vix, encantada - me ofreció la mano. No se la di y me dirigió una cara de pocos amigos. Casi no me echo a reír por la mueca que hizo. Me giré hacia Hope, que estaba conteniendo la risa. Me mordí el labio y me giré.
-Con que Adriana Vix, ¿eh? - dije, me iba a divertir mucho ese día. - A lo mejor te comes un puñetazo como no cierres esa bocaza de capulla que tienes - entrecerró los ojos y dijo algo que no pude escuchar a una de sus súbditas.
Se dirigió hacia mi y me escupió, de no ser que me giré y el escupitajo calló al suelo. Me miró impresionada por la rapidez en la que me moví. Entonces se iba a quedar sin ojos de lo rápido que iba a ir. Antes de que se diese cuenta, le di una patada en las costillas. También era flexible. Cayó al suelo y la tal Adriana dijo algo a las otras dos, que se acercaron con decisión hacia mi y dirigí uno de mis puñetazos hacia una, dejando a la otra de espaldas. Creo que era eso lo que querían que hiciese, porque la que estaba a mis espaldas, me dio una patada. Después de darle el puñetazo en la nariz a la otra, le cogí la pierna y le pegué un codazo en la rodilla, se cayó al suelo de dolor, Me giré hacia Adriana que estaba atónita. Me reí y aparté a las ya tumbadas, haciendo un espacio para poder pasar las maletas entre ellas.
-Veremos ahora quién manda aquí - la desafié y me concedió una mirada de te-voy-a-matar. Qué bien me lo iba a pasar ese año. Sí, uno de los mejores.

La Chica De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora