VIII

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Al día siguiente tocaba lo que para mi ya se ha convertido en una rutina. Levantarse tarde, comer, ir a boxear, cenar y dormir. Excepto los días de fiesta y hoy. Con lo del torneo, ya no puedo ir a boxeo, así que decidimos ir a tomar un café con Vic, Dilan y Hope. Por cierto, Dilan tiene novia, una tal Evelyn. Un día normalito comparado con el siguiente.
Me desperté pronto porque mi profesor me dijo que entrenaría para practicar unas horas antes de la pelea. Era a las siete.
Fue un entrenamiento más duro que el diario, y seguramente mañana tendría agujetas, lo estaba viendo. Entrené con lo que sería un robot de esos que todo el mundo está acojonado de si gobernaran el mundo. Chorradas, son bastante prácticos y creo que todos las clases de boxeo deberían tener uno.
-Bueno, ya es la hora - dijo Vic.
-Sí, le vas a patear el culo a ese bastardo - dijo Dilan.
-Bueno, intentaré ser buena y dejarle la nariz rota - dije y sonreí.
Me llevaron al gimnasio como media hora antes para preparame y cosas de esas.
-Bueno, luego venimos, suerte - dijo Hope.
-¡No os emborrachéis antes del combate! - grité para que me escucharan a través de la distancia que había entre nosotros.
Me fui al vestuario y había muchas chicas que creo que ni siquiera se habían apuntado al torneo.
-Eh, Light, hazlo bien, que eres la única chica que se ha apuntado - me dijo una que se llamaba Lilly. Es una chica maja, la mejor que me caía del gimnasio.
"¡Suerte!" me gritaban unas. Me cambié y me tomé una bebida de esas que son "energéticas" aunque a mi no me hacían efecto, la verdad.
Llegó la hora. Estaba nerviosa, no por si perdía o hacía el ridículo, si no por Scott. Sabía que iba a estar allí. Oye, ¿no iba con una chica el otro día? Bueno, a mi me da igual, para mi él no es nada, sólo un conocido. Llegué al ring y allí estaba esperandome David Welles.
-¡Que sepas que no me da miedo luchar contra una chica! - dijo David Welles.
-Oh, qué miedo, mira, estoy temblando - dije agitando la mano drásticamente.
-Te vas a enterar - me amenazó. Es gracioso, cada vez que me dicen eso acaban perdiendo.
Me puse los protectores de los dientes y sonó la campana. Empezó él lanzando un gancho, pero salté hacia atrás. Allí le vi, mirándome y riéndose a la vez, leí en sus labios "Vamos, Welles". Le odio. Descargué mi ira en la cara de Welles. Pobrecito, se tambaleó y le lanzé un gancho en el estómago, se agachó y le codeé fuerte en la espalda, se cayó. Diez segundos y ya acabaría todo. Vaya, esta vez he ido muy rápido... demasiado como para que fuese a funcionar, la verdad. En efecto, no funcionó, a los cuatro segundos, se levantó y arrebetió conmigo. Le estaba mirando y no me di cuenta, aunque le esquivé a la segunda colándome entre sus piernas. Me levananté y nada más hacerlo, fue corriendo hacia mi. Me aparté y chocó contra las cuerdas. Le lanzé unos cuantos puñetazos, muchos para contar. Patadas en sus costados cayeron. Cuando le di un descanso, aproveché para buscar a Hope, Dilan y Vic. Hope estaba en la barra y levantó su copa cuando la miré y la correspondí sonriéndola y diciendo "Esto va por ti" y le di una rodillazo en las costillas cuando este estaba agachado. Resistía muy bien el cabrón. Volví la cabeza hacia Hope, que sonrió de oreja a oreja. Uno de tres. Encontré a Vic en unas gradas al lado de unos amigos suyos que eran unos idiotas. Vic señaló a Welles con el dedo y vi que se había recuperado. Ugh, que asco de tío, no se tumbaba nunca. Esta vez venía enfadado y esquivé un par de puñetazos, uno me dio, y me dio fuerte. Iba a acabar con todo pronto. Cuando lanzó uno de los puñetazos, le cogí del brazo, le inmovilizé y le pegué un codazo en su punto débil. No puedo evitar un grito. Nenaza. Se cayó de bruces al suelo, pasaron los diez segundos y el árbitro alzó mi mano como campeona. Bien, uno de siete combates ganados. Puede que me quedasen un par de moratones en la cara, pero nada comparado a lo suyo. Miré a Scott y vi que desvió la mirada. Toma, por ir en contra mía de las apuestas. Cuando me miró otra vez, le lanzé un beso y no pudo contener la risa. Me bajé, y en los vestuarios me esperaba muchas felicitaciones, enhorabuenas y vaya-hostias-le-has-dado. Sobretodo lo último. No es que las chicas del gimnasio sean muy feministas que digamos.
Cuando acabé, me acerqué a la ficha del torneo. Me tocaba contra un tal Evans Collins. También sabía su punto fuerte y si ganaba este y el otro combate, que me toca contra un tal David Green, estaba en los cuartos de final.
Salí bastante tarde porque había "fiesta" en los vestuarios. Nada especial, la verdad.
¿A que no sabéis con quién me encontré en la salida? A Scott. Vaya, no me lo esperaba para nada.
-Eh, buen combate.
-¿Y aún así apostastes con Welles? - inquirí. Será...
-¿Qué querías? No iba a traicionar a mi amigo - dijo. Que asco de tío. Lo único que quería hacer es irme a cas... a la uni y darme otra ducha rápida... un momento, ¿y Vic? Mierda, no hay nadie para llevarme.
-Les he dicho que iba a llevarte - dijo al averiguar en qué estaba pensando.
-¿QUE HAS DICHO QUÉ? - dije.
Bueno, tan buen día no iba a ser.

La Chica De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora