XIX

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Hoy, domingo, sí, el director se enrrolló y el primer día de clases fue un viernes, al fin, después de no sé cuántos días, el gimnasio está libre. ¡Sí! Claramente hoy tengo pensado ir al gimnasio y entrenar duro. Oh... ¿no había quedado con Brooke? Mierda, son las diez menos cuarto. Hoy no me va a dar tiempo a ducharme, ni tampoco a desayunar, bueno, no es el primer día que no hago ninguna de las dos cosas. Me visto y me peino y bla, bla, bla. Mmh... todo está extrañamente tranquilo y calmado. ¿Y Hope? Observé que había una nota encima de su cama. La nota decía:
Lo siento si te he dado un susto y te has desmayado al ver que no estaba tu mejor amiga del alma, que no podrías vivir sin ella. Yendo al grano, estoy con Vic grabando algunos temas.
Hope tiene esa manía de dramatizar todo. Todo. De repente, sonó unos golpes en la puerta; están llamando.
-Ahora abro.
Seguramente sería Brooke, ya que miré la hora y comprobé que eran las diez. No son en punto, pero son las diez. Cogí el collar ya bastante conocido y me lo guardé en el bolsillo. ¿Por qué no dejaba de brillar?
Abrí la puerta y allí estaba Brooke. Pero no la Brooke normal. No sabía por qué razón no iba a ser normal, si es ella, pero la notaba diferente. Tiene un collar como el mío. OH. DIOS. MÍO. A lo mejor ellos me pueden decir qué pasa con éste. Creo que se dio cuenta de que miraba su collar ensimismadamente.
-¿Te gusta?
-Bueno, tengo uno igual. Como no me guste...
-¿QUÉ?
-Sí... - me los saqué del bolsillo - Este... ¿no?
Me lo arrebató de las manos y sin decir palabra alguna, me cogió de la mano y prácticamente me arrastró hasta la entrada. Ya estaban Ethan y Axel. Y Harvey y Serah.
-Vaya, creí que sólo íbamos nosotros cuatro.
-Lo dices como si fuera algo malo - me dijo Serah. Sólo sonreí como modo de respuesta.
-¿Nos vamos ya? - preguntó amistosamente Harvey.
-¿A dónde? - pregunté sin tener idea alguna.
-Ya lo verás.
-¿Cómo vamos a caber si sólo hay cinco asientos? - pregunté al ver el coche. Creo que había cinco plazas. Había un Land Rover aparcado en la entrada. Se miraron como si no supiesen que había cinco asientos. Creo que el dueño del coche debería saberlo.
-Está bien, voy yo - dijo Brooke. ¿Ir? ¿A dónde? No me dejaron tener tiempo para hacer esas preguntas, ya que Serah me empujo diciéndome así que entrase en el coche. Me senté al lado de Harvey, y éste al lado de Serah. Delante se sentaron Ethan, delante de mi conduciendo y Axel a su lado. No sabía dónde estaba Brooke. Arrancaron y tardaron poco en ir a donde quiera que quisiesen ir. Está a las afueras y estaba mirando a la ventana, ya que nadie daba conversación y había un silencio bastante incómodo. De repente, vi a Brooke corriendo. Pero corriendo a la velocidad del coche.
-¿Pero qué...?
Me saludó con la mano como si me estuviese mirando. Al parecer sólo Harvey se asomó para ver, o mejor dicho para saludar.
-¿Cómo...? ¿Cómo lo hace?
-Ya verás.
Ugh, odiaba esperar. ¿Qué clase de ser humano hace esperar? Bueno, puede que muchos, pero yo nunca quería ser la víctima. De todas maneras, Brooke, cuando parecía imposible, aminoró la marcha y se fue incluso más rápido que el coche a dónde sea que fuésemos. ¿A dónde íbamos? Estamos yendo fuera de la ciudad. Oh, ya pararon... ¿enfrente de un edificio en ruinas?
-¿Aquí es dónde me queríais traer? - dije al ver a Brooke en la entrada.
-Sí... bueno, no exactamente a ahí - dijo Ethan. -. Ya verás.
Abrí la puerta del coche y... eh, Brooke seguía teniendo mi collar... bueno, seguro que la envidia no es la razón por lo que me lo quitó.
-Habéis tardado mucho, ¿dónde estábais, practicando oasis?
-¿Oasis? - pregunté extrañada. Estaba harta de no comprender nada de lo que estaba pasando.
-Pasa, hay mucho que explicarte - me dijo Serah.
Brooke abrió la gastada puerta, dejándome espacio para entrar. Creo que es para mi, porque nadie más se movió y sentí una mano en mi espalda indicándome que fuese la primera. El edificio por dentro es incluso peor que por fuera, las paredes se estaban cayendo y algunas columnas que estaban casi roídas por causa del tiempo. Y ni hablemos del techo: había agujeros con los que podías ver el techo del tercer piso. Axel se adelantó y fue con paso rápido, tan rápido que no me creía que no estuviese corriendo. Fue hasta la pared, se volvió para vernos y me giré para ver lo que contestaban los otros, todo esto sin aminorar el paso. Puede que me chocase con una columna, pero tampoco iba a quedar mirando hacia atrás para siempre. Me fijé en que Harvey asentía, un gesto que sin esforzarme no lo habría visto. Miré hacia delante de nuevo y observé a Axel, de espaldas a nosotros, hacer gestos extraños y algo extraño se dibujóen la pared. Es un óvalo en el que perfectamente podía caber yo y es de color azul cielo, trazos de rosa fucsia y blanco, había más variedad de azul que de otro color. Axel pasó sin pensárselo dos veces, sí, lo cruzó, cruzó la pared. Me quedé con los ojos como platos y del asombro bajé la marcha. Harvey se chocó conmigo, me giré para ver quién era, Harvey, me sonrió y me empujó suavemente para que siguiera andando. Cuando llegamos al dibujome dejaron paso para ir primero.
-¿Qué se supone que debo hacer?
-Tú lánzate - me contestó Serah.
-Pero... - no me dio tiempo a acabar porque Serah me empujó toscamente. ¿Por qué todos me empujaban?
Salí disparada hacia un extraño lugar en el que Axel me estaba esperando. Esto no es para nada como aquel antiguo edificio. Estábamos en una especie de sala gigante, con algunos maniquíes con una diana en el pecho y un trampolín con suelo por debajo. ¿No había piscina? También hay colchonetas y un pasillo que ni sabía a dónde llegaba. El trampolín me dio curiosidad.
-¿Por qué hay un trampolín sin piscina? - al principio se quedó con cara de de-qué-hablas, pero luego averiguó que me refería al trampolín.
-Ah, eso... bueno, no lo llamamos "trampolín", nosotros lo llamamos acantilado... - no le dio tiempo a acabar la frase, ya que Serah llegó a través del portal y salía disparada, de no ser... ¿se paró en el aire? ¿Y luego bajó como si flotase? La miraba con cara de asombro y al darse cuenta, me sonrió. ¡Quiero respuestas ya! Me estoy empezando a cabrear. La fruncí el ceño y se empezó a reír. Axel sólo se mordía el labio y sonriente negaba con la cabeza. Me cruzé de brazos, lo que hizo a Serah reírse más todavía. Decidí ignorarla.
-¿Y para qué usáis el trampolín?
-¿A qué se refiere? ¿Al acantilado? - preguntó Serah.
-Sí - dijo refiriéndose a Serah -, bueno... - si iba a decir algo, o la mirada asesina de Serah lo paró o la llegada de otro compañero le hizo avisparse.
Esta vez venía Ethan volando, aunque esta vez, Axel hizo un chasquido de dedos y Ethan se paró en en aire y bajó de la misma manera que Serah. ¿Cómo demonios lo hacían? Mi paciencia no es ilimitada y ya está llegando a su fin.
-Vale, ¿alguien me quiere decir qué coño está pasando y por qué no me decís nada?
Sólo Serah rió dramáticamente y Ethan y Axel la miraban raro.
-Perdónala, de ríe por todo - me explicó Axel.
Brooke y Harvey pasaron momentos después, respectivamente. Ninguno me respondió a ninguna de las preguntas que hize, aunque Axel y Harvey parecían querer responderme, aunque todo lo que podía saber es que algo importante estaba pasando. Algo gordo.
Llegamos a lo que parece una biblioteca del siglo XIX, con estanterías que llegaban hasta el techo, lo cuál podrían ser perfectamente quince metros de estanterías por parte de altura. Aquella biblioteca es enorme. En el centro/parte izquierda hay un escritorio lleno de papeles y a su derecha, a mi derecha, que sería su izquierda, hay una mesa enorme con ocho sillas: una a cada extremo, y tres a cada lado. Cada uno se paró donde quiso, dejándome a mí sola en la entrada.
-Light, ven un momento - me llamó Serah.
-Voy.
Fui a donde se encontraba, el escritorio, en cuestión de segundos, bajando unas escaleras que había de dos escalones en dos. Me divertía saltar grandes alturas, pero no os engañéis, odio las grandes alturas, no es pánico, pero sí odio.
-¿Pasa algo? - y al pensar en que al fin me iban a responder todas mis preguntas, por un momento me alegré, pero nunca espero lo mejor, así que no esperaba que fuese aquello. - ¿Ya os habéis decidido si me queréis contar algo?
-Ay... ¿cómo decirte sin que te alteres? - se dijo a sí misma en voz baja.
-¿Decirme qué?
-Toma - dijo Brooke lanzándome mi collar.
-¿Sabes lo que hace eso? - me preguntó Serah.
-No, pero me pasan cosas extrañas desde que lo tengo... por ejemplo, quemé un peluche de Hope sin querer.
Serah, que se estaba pellizcando su puente de la nariz, intercambió una mirada con los demás.
-Ya sé que no es normal, pero... ¿tiene algo que ver con todo esto?
-Sí... joder que si tiene que ver... Eh... - dijo Serah pensándoselo dos veces para elegir las palabras correctas. -  Verás... Prométeme que no te irás corriendo después de que te diga esto.
-¿Tan de locos es? Oh, vamos, ni que trabajáseis para la muerte... ¿N-no trabajáis para la muerte, verdad?
-¡No! ¿De dónde lo has sacado? - me preguntó Serah.
-Pues no sé... yo...
-Decir eso es como insultar a tu raza... -parecía que lo último que dijo no lo quería decir Brooke. Pasaba de preguntar, ya que sé de sobra que irán a su paso con las preguntas. Serah se sorprendió un poco, después comprendió todo.
-Oye, si no se lo decimos todo puede que explote, y no quisieráis otra Farron enfadada. Ya sabéis lo que pasó la última vez. Y la madera no es barata - dijo Serah. ¡Al fin alguien que me comprende! ¡Pero sigo sin saber nada!
-¿Y por qué no de lo decís de sopetón? - intervino el callado Ethan. - ¿No será mejor acabar esto cuanto antes? Tú misma lo dijiste, Brooke.
-Ya, pero...
-Pero nada. ¿Queréis que se lo diga yo?
-Sí...
-No, se lo digo yo.
Yo me había sentado en el suelo, apoyando la espalda en una estantería, más o menos desde la mitad de la discusión.
Serah se acercó a mí y se sentó a mi lado.
-¿Ya te dignas a decirme algo?
-Verás... - le dio una mirada a los demás para ver que estaban de acuerdo. Ethan le hizo un gesto de a-qué-esperas. - ¿Nunca te ha pasado algo extraño? Como lo del peluche.
Ethan hizo un gesto de impaciencia y se fue a otro lado. Se paró en el marco de la puerta.
-¿Sabes de lo que hablamos? De que si te lo decimos tengas que irte a un manicomio. Y hablamos de la magia. Sí, la magia existe. Ya está, ya lo dije. ¿Contentos? - esto último lo dijo a los otros. Éstos esperaban mi respuesta. La verdad, me esperaba algo más emocionante. Quiero decir, ya sospechaba de la magia. Pensaba que hacían tratos con los Ángeles y cosas así. O incluso que Dios existe, que existe alguien capaz de crear un mundo y miles de especies.
-¿Ya está? ¿Eso es todo? Quiero decir... No es que no sea... espectacular ni nada de eso... pero, no sé, después de que casi quemo a mi novio y se me curen a una velocidad increíble las heridas... pues como que ya sospechaba un poco.
Brooke dijo algo a Axel, algo como "te lo dije". Pero en el idioma extraño.
-¿Ya me podéis responder a las preguntas?
Serah también se metió en la discusión y yo me quedé desilusionada y hundí mi cabeza entre las piernas. No iba a llorar, ni mucho menos, pero estaba enfadada porque no me hiciesen caso después de esperar con una paciencia que no sabía de dónde la había sacado. Me merecía un premio, no soy muy paciente.
Alguien se sentó a mi lado, pero le ignoré.
-No te sientes nada bien ahora mismo, ¿no?
Sólo negué con la cabeza.
-¿Estás llorando?
-¡No! - dije mientras levantaba la cabeza.
-Ah, mejor, no se me da muy bien consolar - dijo Harvey. -. Si quieres te contesto todas tus preguntas.
-¿De verdad?
-Claro.
-¡Gracias, gracias, gracias! - dije mientras le abrazaba.
Fuimos otra vez al gimnasio, según me dijo Harvey que era.
-Vale, ¿y el trampolín ese, para qué sirve?
-Hay hechizos básicos en los que puedes pararte justo antes de que toques el suelo, para así no hacerte daño.
-¿Y funciona desde cualquier altura?
-Creo que como mucho los cincuenta metros, pero hay hechizos más avanzados que te permiten caer desde más altura. O, como Serah, incluso pararte en el aire.
-¿Y también podéis lanzar bolas de fuego y agua? ¿Y rayos? ¿Y hielo? ¿Y huracanes?
-Sí a todo lo que has dicho antes. Bueno, para hacer cualquier clase de hechizo necesitas entrenamiento, o si no estarías lanzando fuego por todos lados. Y también necesitas entrenamiento mental. Imagínate que estás cabreada. Estarías lanzando oasis por todos lados.
-¿Qué son los oasis?
-Sería más o menos lo que tu llamas bolas de algo. Ah, y aquí no decimos fuego ni agua, aquí se dice en latín.
-¿Latín? ¿Y cómo sería? - aprendí algo de latín en el instituto, pero no prestaba mucha atención a las clases, nunca pensé que sería de utilidad aprender un idioma que ni si quiera se habla.
-El fuego sería ignus; el agua sería aqua; el hielo sería ice, como en inglés; la electricidad sería electro; el viento sería ventus.
-¿Pero no tengo que decir ninguna de esas palabras en la batalla, no?
Eso le hizo reír mucho.
-No, esto no es como en las películas.
-Y bien, ¿contra qué lucháis?
-Contra quién querrás decir. Hay una especie que es invisible al ojo humano, llamada Malums, que son como... humamos mezclados con pájaros. Tienen alas en vez de brazos y picos en vez de nariz. Y piel, no plumas. A su vez, hay muchas especies de Malums. No tantas como cualquier animal de la Tierra, pero sí unas cuantas. Y aquí te trajimos para poder entrenarte, ya que Brooke te vio ese... collar. Especialmente la piedra, que es un objeto que canaliza tus... células mágicas en magia, pero dentro de un tiempo no lo necesitarás.
Estuvimos más o menos así todo el día. Fue un buen día con Harvey, mi hermana y los demás, pero no fui a los ensayos de mi banda y o se van a preocupar, porque tampoco he cogido el móvil, o se van a cabrear. Harvey me dijo que no le contase a nadie. Intentaré hacer lo que pueda de mi mano y espero que mi mente se estire mucho pudiendo sacar muchas, muchas excusas.

La Chica De NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora