Capitulo Escondido: Gracias.

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  Mejor tarde que nunca, felicidades a todas las lindas mujeres que me leen, mil gracias y hasta pronto. 

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- Tres meses antes del fatídico día -


Se jugó los ojos tratando de acostumbrarse a la tenue luz de su habitación, estiró sus brazos al aire, bajando lentamente de su mullida cama. Era incorregible, otra vez el crujir de su estómago hizo que despertara de su sueño reparador. En su actual situación, en estas últimas cuatro semanas sólo había tres motivos por el cual ella se levantaba de su cama.

Número uno: El hambre, esa necesidad voraz de cesar el apetito que tenía de la nada no le daba tregua.

Número dos: Las ganas de ir al baño a orinar.

Y número tres: Los constantes mareos y vómitos.

Amy Rose caminó despacio sobre el pasillo, pasando por la sala hasta girar a un costado para encontrarse en la cocina. Su vista buscaba con devoción el inmenso electrodoméstico guardián de los alimentos: El refrigerador. Al abrirlo, sus ojos brillaron al divisar un enorme pastel de fresas, su boca comenzó a salivar de más y literalmente se relamió los labios de la impresión. Con un furtivo tenedor comenzó a acechar al pastel como si se tratase de una presa, lo atajó justo en un costado y cuando pretendió acercar el suculento bocado, un aura detrás de ella comenzó a desprender energía oscura.

Amy sintió un frío recorrerle la espina y del nerviosismo su frente se perló de gotas de sudor. El sujeto, aunque no podía verlo, la estaba fulminando con la mirada. Y aunque él tampoco podía verle el rostro, sabía que ella había detectado su presencia.



- Puedes explicarme que haces fuera de la cama - la imponente y enojada voz resonó gutural en la pequeña habitación, Amy tragó en seco, temiendo por su vida.



- He... yo... hambre... - artículo con nerviosismo, tras su espalda podía sentir cómo el sujeto se acercaba a ella. - mi estómago, no pude evitarlo... lo siento.



Un suspiro hondo y prolongado salió de los labios de la presencia oscura, Amy rió con nerviosismo, aún inclinada dentro del refrigerador con el tenedor y el bocado en mano.



- Sabes perfectamente que tienes prohibido bajar de la cama si no hay nadie aquí - le regañó - ¿Qué sucedió con lo de esta mañana?.



- ¿Me... lo... comí?. - atinó a decir, el erizo volvió a resoplar.



- ¿Todos a la vez?.



- ¡¡No pude evitarlo!! ¡Tenía hambre! ¡Lo siento!- chilló con exasperación, la presencia oscura sintió un vuelco en el corazón al verla sobreactuar a sus acusaciones.



- Rose... no... no te esfuerces - suplicó apenas, acercándose inquieto. Ella lo miró divertida.



- Relájate, son las hormonas, creí habías leído sobre ellas. - se mofó ella.



- Precisamente porque leí el tema sigo sin convencerme - dijo él frente a la erizo rosa. - Deberíamos ir al...



- Shadow el erizo - esbozó en reprimenda, girando el cuerpo y cerrando la puerta del refrigerador para mirarle a la cara - No estoy enferma, estoy embarazada - dijo frunciendo el ceño. Él se encogió de hombros. Suspiró.



A veces lo testaruda que podía ser sacaba a relucir su impresionante paciencia. Se inclinó levemente a su altura y la levantó de forma nupcial. Ella se cruzó de brazos haciendo un puchero.



- Vas de regreso - le ordenó, comenzando a caminar hacia la habitación con ella en brazos. Sólo entonces lo pudo ver a la cara.



En las últimas semanas los síntomas de su embarazo le había absorbido todas sus defensas, el enfermarse estaba a la hora del día no dejando aun lado los constantes vómitos y mareos que eran su rutina. Shadow había estado a su lado en el proceso, angustiado e impotente, el sólo mirarlo era divertido, pero él ya le había confesado que lo desconocido de esto le aterraba. Entonces lo observó detenidamente, su mirada parecía cansada, distraída, inmersa en un océano de pensamientos negativos, a pesar de que estaban a escasos centímetros, Amy sintió una lejanía olímpica que los separaba.



Apretó los labios preocupada, ¿acaso él....?



- ¿A qué hora piensan venir? - su voz la sacó de sus pensamientos.



Shadow la recostó delicadamente sobre la cama, sentándose en una orilla cerca de ella. Amy le sonrió agradecida.



- Deben estar en camino, a lo mejor fueron a comprar algo para cocinar jeje ya sabes, Cream y Vainilla me consienten mucho.



- Entonces esperare, no vuelvo a dejarte sola. - advirtió él, cruzándose de brazos.



Él estaba molesto y ella lo sabía. Desde que tuvo su primer desmayo él se había vuelto tan sobreprotector. Amy estiró la mano hasta su antebrazo llamando su atención.



- Ven - le pidió en un susurro, él obedeció por inercia, dejándose atraer.



Al verlo inclinarse sostuvo su rostro guiandolo hacia ella, acomodando su torso entre sus piernas, recargando apenas su cabeza sobre su vientre.



- ¿Puedes oírlo? - preguntó ella, sabía que para un ser normal sería imposible, pero para la forma de vida definitiva lo imposible no existía.



Shadow vaciló, crispó las orejas, concentrando su atención en un diminuto punto de su vientre. De pronto él abrió los ojos de la impresión. Ella sonrió triunfal. Sí, sí podía y no sólo eso, podía sentir una pequeña energía del caos creciendo lentamente en su interior. Shadow tragó saliva con rudeza, era tan increíble. Hasta donde tenía conocimiento los bebés se creaban dentro de las arcas espaciales. Con suavidad Amy comenzó a acariciar sus espinos, brindando una sensación reconfortante. El sonido de burbujeo de sus casi imperceptibles movimientos más el roce de sus caricias lo estaban transportando a otro nivel de felicidad. Shadow cerró los ojos esbozando una sonrisa, relajando su cuerpo. En ese momento deseó con todas sus fuerzas tener la habilidad de poder detener el tiempo.



- Amy... - lo escuchó susurrar quedamente.



- ¿Mmmm? - ella intuyó que se estaba quedando dormido.



- Gracias... por existir...



Sonrió conmovida, acariciando su rostro con la comisura de sus dedos.



- No... gracias a ti...

El segundo es el primer amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora