Capítulo 7

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Los días posteriores a la llegada de mis padres pasaron. Hicieron preguntas sobre la boda, nuestro futuro y qué haría con mi vida. Habíamos quedado en que después de la luna de miel los visitaríamos unos días. Mi hermana me anotó su número en un papel, cuando preguntó por mi teléfono celular le mentí y dije que se había dañado. Robert se había comportado educado y servicial. En dos ocasiones tuvo la oportunidad de hablar a solas con mis padres en lo que yo estaba con mis hermanos. A Matt se le había hecho extraña mi decisión pero aun así no se atrevió a decirme algo, a Valentina le cayó bien Robert y elogió su casa. Fred no dijo nada, tan sólo se había pegado del Wi-Fi de la casa. Robert les había contado sobre mi gato Dexter y mamá había puesto cara de circunstancias, ella detestaba los gatos y dijo que yo no había cambiado tanto. El tercer día temprano en la madrugada mi familia fue al aeropuerto, fui con ellos junto con Robert, Andreas, Aaron y más de sus hombres. Mis padres habían venido sin sus escoltas por cuestión de que ya Robert tenía los suyos. Mi madre entre lágrimas se despidió de mí, papá me aconsejó tener mis metas claras y no se fue sin decirme que cuando quisiera disponer de mis antiguas tarjetas las enviaría por correo.

"¿Quieres dar un paseo? "Preguntó Robert un viernes. Había pasado una semana desde que se habían ido mis padres. A él le habían quitado el yeso dos días antes y no se imaginan cómo lo celebró.

"¿A dónde piensas llevarme? "Pregunté. A las 6p.m de la tarde, nos encontrábamos en el jardín trasero de su casa. Estábamos tomando té bajo la sombrilla de una mesa. El paisaje era hermoso. Estaba oscureciendo Llevaba unos jeans claros con aberturas en las rodillas, blusa sin mangas, floreada azul y tacones corredizos blancos.

"Será una sorpresa. "Dijo y me tendió su mano. Había agarrado por costumbre llevarme a todos lados con su mano bien sujeta a la mía. Me pidió que fuese por un abrigo para mí y mi bolso.

Ambos salimos de su casa, no llevábamos ningún escolta. Sólo él y yo. Había traído mi preciado auto y esa vez fuimos en él, pero claro él conduciendo. Condujo por lo que se veía fuera de la zona de Brooklyn. Nos dirigíamos a Manhatthan. La gran manzana. El camino fue más o menos largo, 40 minutos y con un poco de tráfico. Robert llevaba un abrigo negro, en cambio el mío era gris. Llegamos a la zona de New York la ciudad que nunca duerme. El cielo estaba oscuro, era de noche, las luces de la ciudad llamaron mi atención. Autos por acá y por allá, gente moviéndose, personas comprando, personas comiendo, simplemente una urbe de personas ocupadas en sus cosas. Robert condujo hasta aparcar en un edificio, según un estacionamiento, ya después nos tocó caminar como las demás personas.

"La gran manzana. "Dije y éste asintió. Tomó mi mano y juntos salimos del estacionamiento.

El frío de la noche azotó mi rostro, los vellos de mi cuerpo se erizaron. Robert me dirigió a una tienda de ropa. Me pidió que eligiese lo que quisiera, según él necesitaba ropa nueva. Me dejó elegir tres atuendos y después él me diría que le gustaría verme usar cuando lo acompañase a cenas de trabajo y otras actividades. Armé un outfit para irme de copas una noche. Short plateado de lentejuelas, chaqueta de cuero negra con dos cierres plateados, tacones con plataforma negros, una blusa cuello de tortuga blanca sin mangas y unas medias panties negras. Todo eso junto se veía fenomenal. Me probé cada prenda, todas se las lucí a Robert y éste asentía en señal de aprobación. Le gustaba como vestía, lo que él eligió no era de mal gusto, al parecer aquel abogado-psicópata sabía sobre moda.

Con una falda color vino hasta las rodillas y alta en la cintura, un cinturón pequeño negro, blusa crema con estampado de bolitas pequeñas, un blazer blanco con rayas negras y tacones beige puntiagudos, salí de un vestidor, era el conjunto según él podía acompañarlo a una cena de ejecutivos.

Cautiva En Sus Brazos +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora