La mañana siguiente en la habitación brillaba la luz de sol. Damian ya no estaba conmigo. Vi una nota en el espacio vacío de la cama y la tomé.
Gracias por dormir conmigo, mamá Meredith. Salí con papá a hacer cosas de hombre.
La caligrafía del niño era linda. No sabía que pensar con respecto a lo de mamá Meredith, ni menos que haría después de divorciarme de Robert, el niño se sentiría solo de nuevo.
Me levanté de la cama, guardé la nota en mis pantalones de pijama y salí de la habitación. Camino a mi habitación vi a la señora Anderson.
"Buenos días, señora Meyer. El desayuno está servido, señora. Justo venía a despertarla. El señor Robert me pidió que le preparase algo especial, y también dijo que la vería en 10 minutos." Dijo ella y después se retiró por el pasillo.
Fui hasta la habitación, me dirigí al baño y me aseé, me vestí con velocidad. Unos leggings negros de deporte una sudadera blanca, tenis grises y até mi cabello en una cola. Robert tenía su propio gym en la mansión y había pasado días pensando en volver a entrenar con mi vida rutina de piernas y glúteos.
Bajé las escaleras y fui hacia el comedor, ahí ya se encontraba Robert y Damian. El desayuno estaba servido pero sin embargo ninguno de los dos había empezado a comer. Me senté junto a Robert, mientras que Damian estaba del lado izquierdo de Robert.
"Buenos días, chicos." Dije y Robert se acercó a mí para besar mis labios.
Ya me había acostumbrado a la ausencia de otras personas en el comedor. Lilian comía todas sus comidas encerrada en su habitación, los padres de Robert muy pocas veces visitaban la mansión y los criados tenían sus sitios apartes.
"Buenos días." Dijeron Robert y Damian.
Comimos el típico desayuno inglés. Huevos freídos, frijoles cocinados, tomates al horno, tostadas, tocino y salchichas. Comimos mientras charlábamos de cosas triviales. Así eran algunas mañanas con ellos dos, otras eran silenciosas o sólo Damian y yo.
"¿Y esa vestimenta?" Preguntó Robert cuando Damian se retiró para jugar en su habitación.
"Usaré tu gym personal. Quiero mantener mi figura, encerrada acá y solo comiendo voy a aumentar mucho de peso."
"Si quieres puedo entrenarte, cuando tenía tu edad fui unos meses entrenador personal." Dijo y lo miré incrédula.
"¿Cuántos años tienes?" Pregunté curiosa, creía saber el número.
"36 años de edad, pero lo sé, me veo más joven." Dijo y asentí. "Así que, ¿Qué dices? ¿Dejaras que sea tu entrenador?"
Acepté después de reposar 20 minutos fuimos a su pequeño gimnasio. Lo tenía todo, distintas máquinas y hasta colchonetas para yoga.
Me enseñó su rutina y la que debía hacer yo. Fue hasta donde había un pequeño estéreo y colocó Demons de Imagine Dragons. Junto a toda la discografía de aquella banda realicé toda mi nueva rutina. Aquello fue intenso, me dejó agotada y sudando a mares a pesar de que había aire acondicionado. Al finalizar me dejé caer sentada sobre una colchoneta verde oliva y vi a Robert beber agua de una botella y me pasó una a mí.
"Aguantas, tienes buena resistencia, Meredith." Dijo él sorprendido y con una media sonrisa.
Se veía tan hermoso cuando sonreía, lástima que no lo hacía tan seguido.
"Claro, a pesar de pasar tiempo si hacerlo a mi cuerpo le gusta la actividad física."
"Como el sexo." Dijo vi un brillo en sus ojos celestes.
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Cautiva En Sus Brazos +18
Mystery / ThrillerMeredith es una joven que tras una ruptura fatídica dice dejar todo su pasado atrás, con ello consigue enterrar al fantasma de su ex muy profundo en su mente, sin embargo, lo que no tiene previsto es que caerá en las sensuales garras de su captor, R...