Capítulo 17

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Aunque me costara admitirlo me sentía nerviosa. Estaba acostada en una camilla mientras el doctor Jackson con un aparatito examinaba mi vientre. Era frío y me había aplicado un gel translucido todo pegajoso.

"Ahí está." Dijo mientras afincaba el aparatito. Tenía ganas de hacer pis de nuevo. Ya era la tercera vez desde que había despertado ese día.

"¿Está sana? Doctor" Preguntó Robert.

"Por lo visto sí. Su tamaño para las 4 semanas está normal. No se ve nada anormal en su forma o a su alrededor. Si quieren les saco unas copias de su primer ecograma." Dijo y Robert asintió.

No hablé durante la revisión, Robert lo hizo por mí, además no tenía ganas de preguntar nada. Sólo quería cubrirme con una sábana y desaparecer.

"¿Y cómo se siente la madre? ¿Has tenido algunos síntomas?" Preguntó mirándome.

"Estoy bien. Sólo vómito, mareos y mucho sueño." Me encogí de hombros y desvié la mirada.

"Eso es normal. Ya después te sentirás mejor. Te recetaré unas vitaminas para el embarazo. Si quieres descansar, hazlo, solo no debes saltarte el desayuno, es la comida más importante del día." Dijo este y con una servilleta limpió mi vientre. Bajé mi blusa y con cuidado me senté en la camilla.

"Enseguida se las compraré, doctor." Dijo Robert con una sonrisa. El único emocionado por toda esta situación era él. Y ni siquiera era 100% segura su paternidad.

***

Necesitaba abortar. No era un crimen si apenas estaba en la 4ta semana. Mi cabeza daba vueltas en diferentes pensamientos mientras estaba sentada en el asiento de copiloto del coche de Robert. Este conducía de regreso a su mansión. Había comprado las vitaminas y otras cosas que había recetado el doctor Jackson. Me encontraba medio dormida con la cabeza recargada en el vidrio del auto cuando un fuerte estallido y una sacudida me llevo hacia delante de mi asiento y pegué mí frente contra el vidrio.

Con un dolor sordo y un temblor esparcido en todo mi cuerpo miré hacia donde se encontraba Robert. Su cabeza también había impactado contra el vidrio pero su golpe había sido más violento. Sangraba y se encontraba inconsciente. Si no hubiera sido por su cinturón de seguridad...

Con desesperación logré zafarme de mi cinturón de seguridad y abrí la puerta. Al salir me mareé. Salía bastante humo de nuestro auto. Vi en todas las direcciones. El otro auto se encontraba prácticamente destrozado y también humeaba. Vi la carretera y de ambos coches salía gasolina. Me encontraba en problemas. En cualquier momento ambos coches explotarían. Corrí hacía la puerta de Robert e intenté abrirla, esta se encontraba trancada. Le di unas sacudidas y a la tercera abrió. Desabroché el cinturón de Robert y con mucho esfuerzo logré arrastrarlo escasos metros fuera del coche. Con eso bastaría.

Un llanto llamó mi atención. Un bebé. Un bebé lloraba y los llantos salían del coche del cual pensaba no quedaba nadie con vida. Me dirigí a él luego de haber alejado lo suficiente a Robert de los autos. Corrí y abrí la puerta trasera del coche color escarlata. En un asiento de bebé se encontraba una niña de unos 8 meses. Con el corazón bombeando fuerte en mi caja torácica con suma prisa desabroché a la niña y en cuanto estaba libre la saqué y corrí con ella del lugar. No hacía ni 2 minutos cuando el auto explotó y salí volando con la bebé en brazos unos metros lejos de los autos en llamas.

Todo el peso recayó en mi espalda. El dolor me había dejado paralizada, la bebé lloraba a todo pulmón sobre mí. Bien, ella no se había lastimado. Escuché el ruido de unas sirenas y una ambulancia en camino. Tosí con dificultad y mi vista poco a poco fue decayendo. Me dolía todo el cuerpo y en especial la cabeza. Con una mano sostenía a la bebé y con la otra sentí el líquido rojo de sangre en mi frente.

Cautiva En Sus Brazos +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora