Capitulo 5

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Con el ceño fruncido, Harry bajó deprisa los escalones del porche. Echó una mirada acusadora al flamante BMW rojo aparcado junto a su moto y se metió la mano en el bolsillo trasero del pantalón. Nick levantó la vista y vio a Harry por encima de la cabeza de Ashley. Llevaba un billete de veinte en la mano, que agitaba despacio. La cabeza de Ashley llegaba a la altura de la mandíbula de Nick.

A Harry no le gustó la forma en que se agarraban, a la altura de la cintura, mientras deshacían el camino hacia la casa. Había visto esa misma mirada en los ojos de su socio un millar de veces. Harry sintió el deseo de apartar delicadamente a Ashley y estampar la cara de su amigo y socio contra el barro. Un par de veces. Pero se limitó a dirigirle una mirada significativa.

Nick sonrió. Sin dejar de sujetar a Ashley por la cintura, atrapó al vuelo el billete de entre los dedos de Harry.

—Muchas gracias, hijo —sonrió y se guardó el dinero en el bolsillo.

Ashley los miró alternativamente y arqueó una ceja.

—La matrícula del coche —señaló Harry—. Tiene repetido el número tres.

Estaba a su altura, en el porche, pero no se sentía capaz de apartarse para dejarlos pasar. Miró a Nick, cuyos ojos azules brillaban esa mañana con una intensidad más propia del mismísimo diablo. Los tres se detuvieron en el umbral de la puerta.

—Podemos ir en fila india —sugirió Ashley, que no dejaba de mirar a uno y a otro, igual que en un partido de tenis, para ver quién se rendía primero.

—No podemos —asintieron a un tiempo.

Nick sacó una moneda del bolsillo y miró a Nick en actitud de reto.

—Cruz —dijo Nick.

La luz soltó un destello mientras giraba en el aire y aterrizó en la mano de Nick. —Échese a un lado, amigo —dijo Nick—. La señorita está conmigo.

Harry frunció el ceño y los siguió dentro de la casa. No había trabajo pesado pendiente y podría haberse encargado él solo sin la ayuda de Nick.

—Bueno, cielo —sonrió Nick—. ¿Acaso no eres la criatura más bonita que han visto mis ojos? Estás deslumbrante.

Nick se separó de Ashley un instante, pero enseguida la tomó de ambas manos. Sus dedos estaban entrelazados, los brazos abiertos y Nick la miraba de arriba abajo con evidente admiración y cierta lascivia. Ashley le devolvió la mirada. Siempre había sentido una debilidad especial hacia Nick. Casi desde el mismo instante en que había conocido a Harry. Ashley nunca había llegado a comprender el motivo por el cual Nick, que era un auténtico semental, nunca había encendido en ella el fuego que avivaba la simple presencia de Harry en la misma habitación.

—A lo largo de ocho meses —dijo Ashley con burla— he recibido dos llamadas más por tu parte que por parte de Harry. Tenía que venir en persona para comprobar con mis propios ojos que os estabais comportando como adultos.

—Debo reconocer, preciosidad, que si llego a saber que cada día estabas más guapa te habría llamado tres veces al día —sentenció Nick.

Ashley liberó sus manos y le dedicó una mirada simpática.

—¿Tres veces al día? —repitió—. ¿Y de qué demonios íbamos a hablar?

—Esa increíble melena pelirroja —Nick acarició un mechón junto a su rostro y bajó el tono de su voz—. Tu piel, tus ojos, tu boca…

—¡Eh, Stratton, frena un poco! —intervino Harry—. Ashley es inmune a tus dudosos encantos.

A pesar de que Ashley podía sentir la presencia de Harry en la habitación, procuró ignorar sus palabras y animó a Nick para que siguiera.

Juego de seduccion |hashley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora