Capitulo 10

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Nick había subido la apuesta y Harry no estaba nada satisfecho. Ashley ya tenía tres pretendientes que la rondaban como un enjambre de abejas. A él le gustaban las mujeres y consideraba el juego de la seducción como uno de los mayores placeres de este mundo. Pero seguía una ley no escrita en su conducta que lo obligaba a no comprometerse. No era ningún secreto su opinión acerca del matrimonio.

En el momento en que Ashley se soltó del brazo del bueno de Allan, Harry llamó a una mujer que llevaba sin ver varios meses. Suzette era una morena pequeña y muy atractiva. Era inteligente y tenía ingenio. Además, no buscaba más que un poco de diversión y aceptaba las reglas de Harry.

Había casi una docena de personas repartidas por la casa de la playa, trabajando. El resto estaban preparando una improvisada barbacoa junto a la playa.Harry había impuesto un horario y unas tareas. Se habían sucedido las quejas por parte de su cuadrilla, pero el trabajo avanzaba a buen ritmo. Ashley y Allan estaban pintando la habitación de los invitados. Llevaban horas encerrados con la puerta cerrada. Harry pensó mientras se servía un refresco que no había muebles en la habitación. Pero no alcanzaba a comprender que llevara tanto tiempo pintar una habitación pequeña.

—¿Intentas abrir la puerta con la fuerza de tu mente? —bromeó Nick al entrar en la cocina y descubrir a Harry—. Creía que habías venido por refrescos.

—Estoy en ello —tomó la botella y unos vasos de plástico—. ¿Las señoras están nerviosas?

—Suzette y Kirsten se preguntan por qué todo el mundo trabaja mientras tú te paseas de habitación en habitación dando órdenes.

—Todo forma parte del plan de trabajo —dijo y miró otra vez la puerta cerrada—. No es buena idea dejar a las dos chicas solas, Stratton. Podrían tramar algo perverso y terrible. Vuelve al trabajo.

—¿Ha vuelto a mencionar Ashley algo acerca de marcharse? —preguntó Nick.

—No.

—Allan y ella hacen buena pareja, ¿no te parece?

Harry había tenido la ridícula idea de invitar a un montón de gente cuando había visto a Ashley cómo arrastraba a Allan del brazo. La casa estaba atestada de cuerpos. Asediado por tanta gente, no hacía más que ir de un sitio a otro para supervisar las tareas.

—Creo que llevan ahí encerrados más tiempo del que haría falta para pintar la Capilla Sixtina —dijo Harry.

—¿En serio? Pues entra y echa un vistazo.

—Toma, lleva esto a las señoritas —le entregó la botella y los vasos—. Voy enseguida.

Ashley, sentada con las piernas cruzadas en el suelo, levantó la vista al sentir que abrían la puerta. Era Harry. Gimió con exasperación y entornó los ojos hasta que Allan no pudo contener la risa.

—¡Ha vuelto! Intenta parecer que estás muy ocupado antes de que nos encargue otra tarea —advirtió Ashley con énfasis dramático.

—Tiene buen aspecto —dijo tras echar un vistazo a las paredes—. Has hecho un buen trabajo, Allan. ¿Podemos hablar un minuto, Ashley?

—Por supuesto —dijo y apoyó la brocha sobre el bote de pintura—, siempre que me permitas reposar mi pobre brazo.

Harry estaba impecable, pero Ashley estaba cubierta de pintura de la cabeza a los pies. Una música atronadora los sorprendió mientras avanzaban por el pasillo.

Juego de seduccion |hashley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora