Ashley volvió a la terraza con un vaso de agua con hielo y un plato con galletas de chocolate que Harry había preparado en el horno la noche anterior. Se sentó junto a él y dejó el plato sobre su regazo después de ofrecer una galleta a Harry. Ambos iban en pantalón corto y sus muslos desnudos estaban en contacto permanente. Harry aspiró con fuerza el aroma familiar que despedía el cuerpo de Ashley. Deseaba interrogarla acerca de la escena que se había encontrado en el apartamento de Nick. Y quería discutir lo poco aconsejable que había resultado el beso en el barco. Y deseaba pedirle que se moviera un poco a la derecha para que sus cuerpos no estuviesen tan juntos. Pero Ashley parecía triste y no podía negarle el apoyo emocional que necesitaba en esos momentos solo porque no se sentía capaz de reprimir sus instintos.
—¿Quieres hablar de ello? —preguntó Harry.
—Es la vieja historia de siempre —resopló Ashley y pescó un hielo de su vaso—. ¿Es que nunca refresca por aquí? ¿Y la famosa brisa de San Francisco?
Pero no había brisa posible que pudiera enfriar a Harry. No dejaba de albergar pensamientos eróticos acerca de Ashley, de su piel de seda y del delicioso sabor de sus besos.
—Han dicho que el bochorno continuará un par de días antes de que se aleje — dijo Harry—. Siempre podemos comprar un aparato de aire acondicionado.
—No, solo lo aguanto un rato —apuntó Ashley
Se pasó el hielo por el cuello y dejó un rastro de humedad sobre la piel. Los músculos del estómago de Harry se tensaron y tuvo que esforzarse para seguir hablando con sentido a pesar de que tenía la garganta obturada.
—¿Por qué quiere enredarte en su vida?
—No es eso lo que busca. Solo me llama cuando… —hizo un gesto con la mano para quitarle hierro al asunto—. Escucha, estoy bien. Hace tiempo que comprendí que lo que haga Faith con su vida nada tiene que ver conmigo.
—¿Se ha interesado por tu vida? —preguntó Harry y apartó la mirada del rastro que había dejado el hielo sobre su piel.
—Claro que sí. Me ha preguntado si uso la crema facial que me envió desde Alemania. Yo le he contestado que me la pongo a diario —Ashley sonrió—. No he mencionado que gasté todo el tubo en el eccema que padeció el cachorro de unos vecinos.
—Bien hecho —sentenció Harry—. Tú no necesitas ninguna crema facial ni lociones de ningún tipo.
—¿No los necesito?
—No. ¿Has besado a Nick esta noche? —preguntó con voz ronca.
—¿Nick?
—Sí, mi socio. El hombre con el que has pasado casi toda la noche —dijo, pero Harry apenas podía concentrarse en sus palabras porque solo podía pensar en lamer el rastro de agua helada sobre su piel, endurecer sus pezones con sus labios e imaginar toda clase de imágenes similares.
—¡Ah, Nick! Aja —gotas de agua caían sobre su escote—. ¿No tienes calor?
—¡Sí, maldita sea! Estoy ardiendo —espetó—. Será mejor que te sientes en la otra silla. No quiero tenerte tan cerca, Ashley. Me estás haciendo sudar la gota gorda.
Harry se movió y acomodó sus piernas en la otra dirección.
—Mira —continuó—. Si ninguno de los hombres que te he presentado ha logrado despertar tu interés, conozco algún otro que…
—No te molestes —interrumpió Ashley—. La selección que me has ofrecido ha sido suficientemente amplia. Ya he encontrado al hombre perfecto.
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Juego de seduccion |hashley|
FanfictionArgumento: Ashley Benson no recordaba un momento de su vida en el que no hubiera estado enamorada de Harry. Por desgracia, él era demasiado testarudo para darse cuenta. Harry la trataba como a una hermana pequeña, y estaba claro que no la veía como...