Juego de seduccion |hashley|

Capitulo 11

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Almorzaron en un coqueto restaurante francés. San Francisco estaba repleto de pequeños templos de la comida alternativa. Harry, a quien le gustaba tanto comer como cocinar, los conocía todos. Resultaba fascinante comprobar cómo todo el mundo, hombres y mujeres, miraban con franca envidia a sus dos escoltas. Harry llevaba tirantes amarillos sobre una camisa azulona de rayas blancas, pantalones blancos y náuticos sin calcetines. Nick vestía un elegante traje gris. Ambos destacaban sobre todo el mundo por su presencia. Ashley se sintió como una espina entre dos magníficas rosas.

—No mires, Nick —señaló Ashley con un gesto de la barbilla—. Pero hay una rubia impresionante que está haciendo lo imposible por llamar tu atención.

—Hace tiempo que no le quito ojo —suspiró Nick—. Ahora intenta captar la atención de Harry, pero no tiene suerte.

—¡Qué amables! —apuntó Ashley con pena de su corazón—. Hasta compartís las chicas. Seguro que resulta más sencillo cuando podéis pasaros información.

—¿Qué has planeado para esta tarde? —preguntó Harry mirando a Ashley

—Ir de compras —contestó Ashley.

—¿Qué vas a comprar? —intervino Nick—. Si se trata de ropa, te acompaño.

—¿Lo harías? Eso sería fantástico, Nick. Me encantaría…

—Tienes una cita a las dos, ¿recuerdas? —apuntó Harry, pero Nick no parecía comprender—. Me has dicho que tenías una cita con… ahora no lo recuerdo.

—¿Eh? ¡Ah, sí! Ahora lo recuerdo.

—Si quieres compañía, Ashley —se ofreció Harry—, tengo la tarde libre. Puedo llevarte a algunas tiendas estupendas.

El hecho de que Harry, que detestaba salir de compras, quisiera acompañarla hasta el punto de quitarse de encima a Nick consistía un motivo de celebración.

—Me encantaría que me acompañaras, Harry —dijo Ashley—. Quiero comprarme zapatos.

Levantó la taza para apurar su café y miró a Nick por encima del borde. Los ojos azules de Nick la estaban desafiando.

—Y también necesito algo de lencería —añadió.

—¿Lencería? —repitió Harry.

—Sí, ya sabes. Algo ajustado y sensual.

Nick se puso en pie, dejó la servilleta sobre la mesa y se quedó detrás de la silla de Ashley, con la mano sobre su hombro.

—Lamento profundamente no poder acompañaros. Saben que me encanta ir de compras. Iré la próxima vez, Ashley —y apretó con cariño su hombro—. Me marcho antes de que mi cita de las dos se esfume. Cuida de mi chica, Harry.

Harry dio gracias al Cielo porque Ashley no se probara nada de lo que estaba mirando. Hubiera sufrido un infarto. Y también agradecía el hecho de estar sentado. Era como un poste, rígido e inmóvil, mientras veía a Ashley vacilar entre prendas de encaje mínimas, camisones de seda semi transparentes y otros modelos similares. Era todo tan pequeño que Harry habría jurado que estaban en la sección de moda infantil. Ninguna mujer adulta se habría puesto una prenda tan ridícula.

—Seguro que te estás aburriendo muchísimo —dijo Ashley al salir del probador.

—Estoy bien —replicó—. Tómate el tiempo que necesites. Yo estoy disfrutando con las vistas, de verdad.