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La fiesta estaba resultando un éxito absoluto. La música competía con las voces y el eco de los tacones sobre el suelo de madera. Ashley había quitado las alfombras para que la gente pudiera bailar. Antes se habían entregado con frenesí a la preparación de la comida. El resultado había sido una mezcla bastante dispar de aperitivos y cócteles. Todo el mundo lo estaba pasando en grande. Excepto el anfitrión.
Ashley estaba en la otra punta del salón. Estaba dando los últimos retoques al bufé. Llevaba un cuenco de cerámica roja y ponía algunas hojas verdes en las diferentes bandejas. Ashley lo había persuadido para que comprara algunas plantas. Había insistido en que vivía una existencia estéril si no se rodeaba de seres vivos. No concedió importancia al hecho de Harry olvidaría regarlas. Recordaba la cantidad de plantas desperdigadas en la casa de su padre, pero se había desentendido. Ashley tenía muy buena mano para la crianza.
Necesitaba sentirse útil, aunque fuera para un montón de plantas y flores. Estaba tan nervioso como una madre que diera el primer empujón a su hijo para que abandonara el nido familiar. Harry vigilaba a Ashley en todo momento, pero intentaba no llamar la atención. Intentó mirarla de la misma forma que lo harían sus invitados. A tenor de su suerte, todos se sentirían inmediatamente fascinados.
Ashley era el centro de atención de un grupo de hombres que alardeaban de su físico sin el menor rubor. Harry vigiló los movimientos de sus amigos con ojo crítico. Quizá permitieran que Ashley mirara su dentadura, comprobara la salud de sus inversiones y llamara a las exnovias para pedir referencias.
Mike se inclinó para susurrar algo al oído de Ashley. Ella rió. La risa de Ashley se propagó por la sala, sobrevoló por encima de la música y se alojó en las tripas de Harry. Sus movimientos eran adictivos y resultaba imposible ignorar la inocente sensualidad de su irresistible presencia. Harry lo estaba intentando con todas sus fuerzas. La boca fresca y su agudeza estaban destinadas a llevar al borde de la locura a algún tipo afortunado. Sus amigos la rodeaban como tiburones hambrientos ante la perspectiva de un festín. Harry interceptó una mirada lasciva en los ojos de Ted, que no advirtió su mirada reprobatoria.
—Si insistes en vigilarla de ese modo —apuntó Nick en voz alta—, nadie se atreverá a acercarse. Solo están hablando de las cotizaciones en bolsa.
Nick llegó a su altura y le entregó una cerveza. Harry abrió la lata y bebió.
—Allan tenía la mano en su trasero —musitó Harry.
Ashley no llevaba nada provocativo. Se había puesto unos pantalones negros amplios y una camiseta color ceniza. No llevaba ninguna joya y apenas se había maquillado. Y, sin embargo, eclipsaba al resto de las mujeres.
—Y hay que reconocer que tiene un trasero muy llamativo —dijo Nick—. ¡Vamos! El único objetivo de esta fiesta es que Ashley conozca gente. Lo está haciendo bien.
—Tengo que permanecer alerta —dijo Harry—. Estaba muy nerviosa antes de empezar.
—¿Por qué? ¿Tenía miedo de conocer a los degenerados de nuestros amigos?
—Supongo —dijo sin certeza con la mirada puesta en el grupo que la rodeaba— . No tenía una gran vida social en Beaverton. Le advertí que el ritmo de la ciudad podía resultarle demasiado trepidante.
—¡Oh, no! —sonrió Nick—. En otras palabras, la retaste.
Paul apartó de un codazo a Mike. Harry pensó que Paul era un buen hombre, aunque bastante más bajo que Ashley. Se volvió hacia Nick.
—¿Retarla? Solo intentaba protegerla.
—¿Cómo? Le has dicho a una mujer atractiva e inteligente que la ciudad podría con ella —explicó Nick y tomó un sorbo de su cerveza.
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Juego de seduccion |hashley|
FanfictionArgumento: Ashley Benson no recordaba un momento de su vida en el que no hubiera estado enamorada de Harry. Por desgracia, él era demasiado testarudo para darse cuenta. Harry la trataba como a una hermana pequeña, y estaba claro que no la veía como...