Más dulce que la sal [KuroTsuki/BokuAka/IwaOi] [Yaoi/Gay/Haikyuu]

Capítulo 6

Como compensación por la tardanza subiré hasta el cap 8 del FanFic <3

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— ¿Tsukki? — Yamaguchi reía un poco al ver la cara de su mejor amigo cuando se escuchó la voz del policía llamándolo por aquel mote. Se notaba que Kei estaba molesto, y sus mejillas levemente sonrojadas —no sabía si por el enojo o por la vergüenza— hacían que se viera tierno.

— Cállate, Yamaguchi.

— Lo siento, Tsukki. — el de pecas se tapó la boca, aunque mantenía una sonrisa. — Veo que te has hecho amigo de Kuroo-san.

— No es mi amigo. — respondió con rapidez, desviando la mirada con el ceño fruncido. Tadashi suspiró al verlo y ladeó la cabeza para apoyarla en su hombro.

— Os llevaríais bien.

— No lo creo.

Tsukishima cerró la conversación, colocándose los auriculares para poner música y evadirse de la realidad. Al menos así no escuchaba los gritos de sus compañeros y podía pensar con más tranquilidad. De un momento a otro notó cómo su mejor amigo dejaba de apoyarse en él para ir a hablar con los dos idiotas, Hinata y Kageyama, pero le hizo caso omiso. Su mente ahora se encontraba en aquel policía. Aquella mirada intensa y felina le causaban una extraña sensación en su interior; su sonrisa burlona le quemaba, y su voz cortaba su garganta.

Tal vez no era esa la mejor forma de explicar sus sentimientos, pero si nunca se había sentido así, ¿cómo podría comprenderlo?

Era la primera vez que le pasaba.

La primera persona que le gustaba.

Era la segunda reunión entre las tres comisarías. Oikawa no estaba demasiado atento a lo que decían; su preocupación por el estado de Iwaizumi, quien aún estaba en el hospital, era mayor. De todas formas habló con los otros dos policías presentes; ahora, más que nunca, quería meter entre rejas a todos los de Shiratorizawa. Por él y por Hajime.

— Ahora más que nunca tenemos que unirnos. No podemos dejar que sigan por ahí. — Tooru era firme en sus palabras. Sus ojos ardían, brillantes; deseaba venganza. Casi perdía a su Iwa-chan por culpa de esos idiotas, y no permitiría que volviera a pasar. Bokuto miró con duda a Kuroo, pero el moreno asintió.

— Tienes razón. Hay que cortar el problema de raíz.

Sabía que en algún momento sus intereses particulares se dividirían entre su deber como policía y su atracción hacia el chico de ojos dorados. Era consciente de que Koutaro lo apoyaría tomara la decisión que tomara, y eso le daba cierta confianza a la hora de escoger.

No estaba solo en esto.

Todos se habían unido, ahora sí, con un fin en común. Iban a ir todos juntos, sin quejas, sin reparos. Estaban decididos a luchar por ver quién mantenía el poder en aquel país, para mostrar al equipo más poderoso. Policías contra bandas, hasta la muerte.

Se habían encontrado en un edificio abandonado; los policías sabían que era una de las zonas de actuación de las bandas, y las bandas sabían que los policías irían hacia allí. Era el lugar perfecto para desatar una lucha que, con seguridad, resultaría muy igualada.