Capítulo 4

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El ruído ya formaba parte de su rutina; no había día en el que reinara el silencio y la tranquilidad dentro de la banda Karasuno. Los gritos incesantes llenos de quejas y reproches eran más notables de la voz de Kageyama y de la de Hinata. Las burlas de Nishinoya y Tanaka no tardaron en llegar, junto a las reprimendas de Sugawara y las risas sarcásticas de Tsukishima. Daichi los observaba, dándose por rendido ante la idea de tener unos integrantes un poco menos infantiles; si bien la madurez de dos de los más jóvenes no era demasiada, su facilidad a la hora de llevar a cabo un plan era tan perfecta que lo dejaba pasar. Encajaban como piezas de un rompecabezas, y si esos dos pilares daban tal estabilidad a Karasuno, sólo tenía que sacrificarse un poco aguantando sus ruidosas personalidades.

Pero el ruído que lo sacó de sus pensamientos no procedía de ninguno de sus compañeros, sino de su teléfono móvil desechable. No reconoció el número que se mostraba en pantalla, pero no dudó en coger la llamada.

— ¿Sí?

— ¡Cariño! — Sawamura reconoció la voz de Terushima al otro lado de la línea.

— ¿Yuuji?

— Sí. Verás, unos policías muy simpáticos me han pedido que me quede en la comisaría para responder a unas preguntas.

— ¿Cómo?

— No me esperes para la cena. Te amo. — finalizó la llamada con un tono cantarín. El jefe de Karasuno se quedó mirando el teléfono, procesando lo que acababa de ocurrir, y suspiró girándose hacia su equipo.

— Chicos. Prepararos. Tenemos una misión.

— ¿Ya llamaste a tu novia? — preguntó Bokuto con aburrimiento, mirando al rubio que colgaba el teléfono.

— Sí, estaba preocupada por mí. — sonrió divertido, acercándose al policía.

— Mm, ya veo. — dijo desinteresado, desviando la mirada; no le gustaba cuando Akaashi le impedía interrogar a los criminales sin que él estuviera delante. Ahora mismo se aburría, y no se molestaba en ocultarlo; de todas formas él era una persona muy expresiva.

— Eh, tengo que ir al baño.

— Ah, sí. — Koutarou lo acompañó quedándose en la puerta mientras esperaba a que su arrestado saliera. Se pensaba que aquello sería más divertido, al fin y al cabo habían encontrado —bueno él lo había encontrado— al jefe de la banda Johzenji.

Pero él lo había hecho bien, ¿no? Había logrado algo que ni Kuroo ni Oikawa habían conseguido, y Akaashi no lo había ni felicitado. Sí, tal vez fue pura suerte, pero pensaba que al menos se merecía un "Buen trabajo, Bokuto-san", o un "Siempre pensé que lo atraparías, Bokuto-san", y siempre quedaba el "Esta noche te recompenso tu duro trabajo, Bokuto-san". Sí, sin duda aquella última le habría alegrado el día. Pero no, Keiji siempre tenía que ser tan profesional y mantenerse firme —y sexy—.

— ¡Bokuto-san! — aquella voz hizo que volviera al mundo real, girando su cabeza para dar con su compañero y amante.

— ¿Sí, Akaashi? — el moreno se veía algo agitado y preocupado, aunque sin dejar de lado ese rostro sereno que lo caracterizaba.

— Karasuno está aquí. ¿Dónde está Terushima-san?

— ¿Karasuno...? — Bokuto se sorprendió, antes de reaccionar a la pregunta. — Está en el baño.

— Sácalo de ahí. Voy a llamar a Kuroo-san para que mande refuerzos.

Bokuto entró en el baño, buscando a Yuuji. Lo encontró de pie, apoyado en el lavamanos, mirando su reflejo en el cristal. Se notaba que estaba esperando a que algo sucediera. El policía se acercó a él.

— No llamaste a tu novia.

— Oh, ¿te sorprende? — rió el rubio, girándose para enfrentarlo. — Si Karasuno está aquí, significa que Johzenji vendrá también. Bonita batalla, ¿no? Fukurodani y Nekoma contra Karasuno y Johzenji. — volvió su mirada al espejo. — Una pena que Shiratorizawa y Seijo estén ocupados.

— ¿A qué te refieres?

— ¡La lucha del siglo! — exclamó con ánimo y un brillo en los ojos. Tal vez ellos dos no eran tan diferentes. — Las tres comisarías más fuertes de Japón contra las tres bandas más influyentes. ¿No sería una pasada?

— Puede ser... — Bokuto se mostraba inquieto. Sus instintos lo impulsaban a desear una lucha así, uniendo fuerzas y salvando el país. Quedar como un héroe. Pero... A Akaashi no le gustaría algo tan violento.

— ¿Tu novia se preocuparía? — las palabras del pandillero hicieron que Koutaro pegase un bote en su sitio, mirándolo con sorpresa y con un leve rubor en sus mejillas.

— ¿A-Ah?

— Ya sabes. — se alzó de hombros. — El de "Bokuto-san esto", "Bokuto-san lo otro". Parece tu madre, o tu novia. No sé lo que es peor.

— No...

— ¡Yuuji! — gritó una nueva voz, con enfado. Los ojos de Terushima empezaron a brillar, y su sonrisa se extendió. — ¿Vas a dejar de meterte en problemas? Karasuno no va a ir a salvarte el culo todo el rato.

— ¡Sawamura-chan!

— ¿Cómo lo has llamado? — otra persona entró, con cara de pocos amigos y una pequeña sonrisa siniestra.

— Ah, y Koushi.

— Salgamos de aquí ya. — indicó Daichi, haciendo unas señas a Terushima y a Sugawara. Miró a Bokuto, quien estaba sacando la pistola para enfrentarlos, y cogió rápidamente la suya para apuntarlo. — Quédate quieto. Nos vamos a llevar a este idiota quieras o no.

— Lo dudo, es nuestro. — respondió, firme en su decisión. Aprovechando el momento, el albino se llevó al rubio de aquel lugar, mientras los otros dos seguían hablando.

— Bokuto-san.

La voz serena de Keiji hizo eco en los baños. Estaba desarmado, con algunos rasguños en la ropa y pequeñas manchas de sangre. El nombrado y el moreno mayor se giraron para observarlo.

— Déjalo ir, estás en desventaja. — suspiró, viendo que su jefe aún no había podido desenfundar su arma, al contrario que su contrincante.

Daichi salió de allí sin daños antes de unirse a la pelea que tenía lugar fuera de la comisaría, donde estaban personas de los dos bandos, de los cuatro grupos que estaban allí reunidos. Por su parte, Akaashi se acercó a Koutarou y se apoyó en él.

— ¿Te han herido?

— No demasiado. Algunas rozaduras. Me fui para ver cómo estabas.

— Hum... — Bokuto dejó su cuerpo deslizarse por la pared hasta dar con el suelo, mientras a su lado su compañero hacía lo mismo. El moreno apoyó su cabeza en el hombro del contrario, entrecerrando los ojos.

— Bokuto-san.

— ¿Sí, Akaashi? — sus cabezas se giraron para encontrarse frente a frente, conectando sus miradas. El menor no perdió tiempo, y juntó sus labios en un suave beso que sorprendió al más alto.

— Lo has hecho bien, Bokuto-san. Para la próxima los atraparemos a todos.

No sabía si eran esas palabras o esta tierna y pura sonrisa lo que había hecho que su corazón diera un vuelco y su rostro tomara un tono rojizo. Tal vez había sido el momento en el que, con ternura, aquel chico reposó su cabeza en su pecho mientras sus ojos se cerraban. Bokuto, de un momento a otro, se había vuelto a enamorar de Akaashi. Y Keiji, desde su posición, sonreía escuchando el constante y rápido latir del corazón de Koutaro. Ambos se encontraban en la misma situación. Enamorados.

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Espero que os esté gustando <3 Más adelante habrá más escenas de la pareja principal y más cositas interesantes n.n

¡Nos leemos!

Más dulce que la sal [KuroTsuki/BokuAka/IwaOi] [Yaoi/Gay/Haikyuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora