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Maldigo haber sido tan vago como para no cerrar las persianas ayer, pues hoy me han levantado los incómodos rayos de sol que traspasaban mi ventana y para colmo mi alarma ha comenzado a sonar.

Hago un esfuerzo por mover mi brazo y coger mi movil para poder apagar ese sonido insoportable pero mi cuerpo no responde y tampoco sé donde dejé a noche el teléfono.

Doy varias vueltas en la cama con pero acabo enredandome con las sábanas y cayendo al suelo.

¡Au!

Abro los ojos por el golpe y veo que mi móvil está debajo de mi cama.
Extiendo el brazo y lo cojo, para mi sorpresa no es la alarma la que suena, sino que estoy recibiendo una llamada de Van, que por desgracia no me da tiempo a descolgar puesto que nada más coger el móvil se colgó.

Entro en la aplicación de teléfono para poder devoverle la llamada y veo que recibí treinta y siete llamadas de Mark y ... ¡Ciento cincuenta y cuatro llamadas de Van!, y dos de Harry  (uno de mis muchos amigos -aunque él es de los mejores- y capitán del equipo de baloncesto) y tengo mil ochocientos sesenta y dos mensajes.

Comienzo a asustarme, algo malo ha debido de pasar, algo muy malo.

No me da tiempo a marcar el número de Van pues una llamada de esta salta.

-¿Si? ¿Van? ¿Qué ha sucedido? ¡Tengo miles de llamadas y mensajes tuyos y de los chicos!

-¡Gracias a Dios! ¡Me preocupaste! ¡No respondías ninguna llamada!

-Lo siento Van, estaba dormido, dime ¿qué sucede?

Oigo como resopla a través de la línea.

-Como imaginaba no lo viste en las noticias, era de esperar.- vuelve a resoplar y esta vez comienza a balbucear:- Yo... ayer... en las noticias... ya sabes... eh, uh... Mikaela... eh... anoche....buh .... eh.... ufff... esto es complicado, a ver,  yo... -Resopla-  no vayas hoy a clase.

-Van, has de saber que no te he entendido lo más mínimo ¡me estás desesperando! ¡Habla claro por dios! ... espera ¿Van? ¿Estás llorando?

-Dios mío Kris... no puedo, tu solamente no vayas a clase.

No me dio tiempo a preuntar más porque colgó la llamada.

¿Qué acababa de pasar?

La sangre se me helaba, parecía ¿triste? No, lloraba pero su voz reflejaba temor, estaba aterrada, pero ¿por qué?

Inmediatamente hice lo primero que se me ocurrió para resolver mis dudas. Llamé a Mark, el cual también me había llamado por lo que intuyo que sabe lo que sucede.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

No coge.

Pues llamo a Harry.

Un pitido.

Dos pitidos.

-¿Hola? Kri tío ¿estás bien?

-¡Harry! ¡Menos mal que me coges! Y no, no estoy bien, no entiendo nada de lo que está pasando, por eso te llamo, para que me lo expliques.

-Dios mío Kris ¿cómo te lo digo?-resopla-  A ver, los  demás de la pandilla acordaron que te lo diría yo, pero me está costando más de lo que pensaba. ¿Por qué no llamas al amigo tuyo ese pringado? ¿Mark se llamaba?

-No coge, y no digas así de él por favor.

-Vale tío, a ver, ¿sabes la pava a la que gritaste ayer?

¿Quieres ser mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora