13.

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Seguimos a la mujer por un pasillo de madera putrefacta y astillada, como toda la casa.

Tuve que ahogar varios gritos y controlar mis ataques de pánico. ¡La de ratas y cucarachas que viven ahí! ¡Y la mujer las toca! En verdad me ha costado no vomitar.

Por fin llegamos a la puerta del final del interminable y mugriento pasillo. Al abrirla una luz verde salió desprendida del interior de la sala.

Otro hombre muy viejo y de voz grave y ronca nos mando avanzar. Era el esposo de la anciana.

-Quélida, ¿por qué no traes algo de comer para los invitados?- dijo el hombre y la vieja asintió saliendo de la sala.

El hombre cerro la puerta desde cinco metros de distancia, con un solo movimiento de cabeza.

-Kristopher Macaul y Mark Thompson, bienvenidos. Mentiría si les dijese que no les esperaba. Tomen asiento.

Mark no parecía asustado, si no seguro de si mismo. Tomó asiento rápidamente y cruzó las piernas a la vez que entrelazaba las manos, como si fuese a hablar de un asunto de negocios.

Yo, por el contrario, estaba asustado. Torpemente me senté en la silla y no sabía que posición tomar para parecer sereno.

-Soy Ocumato, un hechicero.

-Venimos a hablar de Mikaela- dijo Mark yerguiéndose- Ella nos dijo que tú nos explicarías todo.

-Según tengo entendido la Mikaela sólo le dió el mensaje a una persona- dijo girando hacia mí- ¿Qué hace él aquí Kristopher?

-Emm... pues eh...

-No hace falta que me lo diga, yo lo sé todo. - volvió a girarse y se dirigió a Mark.- Siento lo de tu perdida, amigo. En verdad la querías.

Mark baja la cabeza y aprieta los puños.

-Bueno- dijo Ocumato recostándose en su asiento- dado que sois unos ignorantes os tendré que contar todo desde el principio.

Tenía miedo. Estaba aterrado por lo que fuese a decir. Yo, como llevo haciendo desde que me enteré de lo de Mikaela, solo supliqué que esto fuese un mal sueño.

-Hay muchos demonios, los demonios son ángeles condenados a vivir en el infierno. Sin felicidad alguna, en las llamas enternas.

-Ocumato, ¿qué tiene eso que ....?

-Déjeme hablar joven Thompson.

-Siete demonios, los más peligrosos, repartieron conocimientos de magia oscura por el mundo. Disfrutaban con la muerte y la oscuridad y la impartían. Sus más fieles seguidores eran los practicantes de la magia oscura.

  <<Pero entre estos ellos tenían unas favoritas, las brujas. Y hubo una, la bruja más poderosa que hizo un pacto con ellos: Ellos le otorgaban toda la sabiduría oscura y prohibida y ella a cambio se entregaba a ellos. Su labor sería propagar magia oscura, cautivar hombre y luego matarlos, para poder entregárselos a su diablo correspondiente. Y su destendecia siempre la tendrían con este.
Si el descendiente era hombre, bueno, no creo que haga falta decir que hacían con ellos puesto que los odiaban. Pero si era mujer, si era mujer se le otorgaba un demonio.
Y así fue por generaciones, cada niña nacida de esa familia era vástaga de una bruja y un diablo, y estaba destinada al mismo destino. Practicar magia oscura, cautivar hombres, matarlos, y cuando ellas muriesen se irían al infierno para toda la eternidad con su demonio. No tenían elección, estaban predestinadas a ello.>>

Todo lo que decía, todo lo que pronunciaba por su sucia boca, no era capaz de creermelo. Estoy seguro de que mis ojos podrían salirse de mis órbitas.

¿Quieres ser mi novio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora