Lily Anderson.
Decir que estaba sonrojada era poco, podía sentir como subía la temperatura en mis mejillas y no exactamente por el fuego de la chimenea, sino, por los tres chicos altos que estaban al frente de mí, con su pecho y abdomen detallados a mi vista, sin lugar a dudas se ven demasiado sexy.
El cabello rojo de Dylan está húmedo, por lo que se le ve un poco más oscuro, haciendo que resalte más el claro de sus ojos cafés, su mejilla derecha está un poco colorada, ya se están empezando ha notar los golpes que recibió el blanco de su piel. A su lado está mi sexy Penidiopido, su cabello castaño estaba perfectamente desordenado de una forma muy sexy, sus ojos miel me penetraban al contacto, su mirada era intensa, su piel estaba un poco sudada resaltando más su pecho y abdomen definido, no pude evitar seguir mirando un poco más abajo y noté la hermosa figura "V" que tiene llegando a su... ¡Por Dios! ¿Qué estoy pensando? últimamente mis pensamientos con él no son nada pulcros.
—¿Estás bien pequeña?
Esas palabras me sacan de mi trance con el sexy penidiopido, volteo mi rostro y veo a Christopher sentado con sus ojos puestos en mí, esos enormes ojos oscuros que combinaban tan bien con su cabello.
—Si—Respondí tragando grueso.
—¿Segura?—Una sonrisa pícara salió de sus labios.Voltee los ojos a causa de su pregunta.
—¿Tienen hambre?—Dije para cambiar de tema.
—¡Si! Muero de hambre—Dice Dylan.Me dirigí hacia mi morral, no el que tenía el dibujo de la fresita, esta vez era el de Hello Kitty.
Si lo sé tengo gustos un poco infantiles...
Deslicé la corredera abriendo el morral, lo giré y se los enseñe a los chicos.
—Buen provecho—Les dije mientras los veía tomar algunas bebidas y bocadillos.
—¿Tú no vas a comer nada?—Me pregunta Jostan.
—No, no tengo apetito ahora—Conteste de inmediato.
—Debes comer Lily, tu cuerpo necesita alimentarse—Lo dice Christopher en un tono muy serio que me asusta, hace un momento estaba todo arrogante y confiado.
—Vuelvo y repito, no, no tengo apetito ahora, quizás después de descansar.
—Como quieras—Dice Christopher levantando sus hombros.Luego que los chicos devoraran los bocadillos cayeron en un profundo sueño y pues era de esperarse, estaban todos muy cansados. Yo por mi parte no podía dormir así que me acerqué a la pequeña ventana que se encontraba al lado izquierdo de la puerta y me quedé observando como caía la lluvia mientras mis pensamientos estaban en papá y mamá...
¡Por Dios casi muero hoy!
Al recordar lo sucedido esta mañana me lleno de tristeza, estuve tan cerca de dejarlos, de no volver a verlos y mi corazón se estrechó con tan solo pensar en esa posibilidad... Suspiré e intenté tranquilizar mis pensamientos. Los truenos seguían sonando y los rayos no dejaban de caer, de un momento a otro mis ojos se posaron en una extraña silueta masculina que apareció de repente afuera de la cabaña, no podía distinguir su rostro, pero si noté que su mirada estaba puesta hacía nosotros, no sé porque pero no me transmitía nada bueno, mi respiración empezó a acelerarse y por en de cerré mis ojos con fuerza y parpadee un par de veces, al abrir nuevamente mis ojos ya no había absolutamente nada, había desaparecido, solo podía ver árboles y la lluvia caer. De un momento a otro empecé a sentirme cansada así que decidí mejor irme a dormir, de seguro la falta de descanso en mi cuerpo está haciéndome ver alucinaciones.
Christopher Odegaard.
—Mami estaba muy rico el helado, ¿Me puedes comprar otro por favor?—Mamá se rió.
—Bueno hijo, está bien, pero uno solo nada más y ya porque después llegamos a casa y no vas a tener apetito para la cena.
—Bueno mami te prometo que será el último—mamá sonrió.Mamá le pide otro helado al carro de helados y me lo da.
—Wow, es el helado más grande ¡Si, mami eres la mejor!—Mamá acaricia mi cabello.
El contacto del roce de su mano con mi cabello me hace sentir tan feliz... Pero esa felicidad no duró por mucho tiempo.
—¡Mamá, mamá! ¿qué te pasó mamá?
—Chr...Christopher, hijo mío, te amo.Desperté de inmediato, mi pecho subía y bajaba rápidamente, mi respiración estaba muy agitada, también podía sentir como bajaba sudor por mi cuerpo... Traté de calmarme, respiré profundamente y empecé a tranquilizarme.
—Solo fue un mal sueño chris, solo una horrible pesadilla—Me repetía esa frase una y otra vez.
Miré a mi alrededor y noté que los chicos aún dormían, por lo menos ellos si pudieron descansar tranquilamente, hice un suspiro y como pude me coloqué de pie, afortunadamente el dolor en mi hombro había disminuido de una forma considerable, los tratamientos de Lily tuvieron efecto.
No pude evitar sonreír al pensar en eso.
No tenía ni idea de que hora era, había perdido por completo la noción del tiempo, pero de algo si estaba seguro, la oscuridad de la noche estaba por irse, me acerqué a la ventana y miré a través de ella, la lluvia ya había cesado y el sol ya se dejaba visualizar por entre el horizonte y el verde follaje de los densos árboles, era una hermosa vista al amanecer. Abrí la puerta y el frío viento roza por mi piel haciéndome erizar, quería salir, necesitaba tomar aire fresco y que mejor lugar que en medio de un bosque. Me senté sobre el piso de madera de la cabaña y solo me dispuse a apreciar... Después de todo, este lugar no es tan "terrorífico" como parecía, al contrario es un hermoso paisaje.
Y ahí estaba yo, rodeado de árboles, sentado sobre piso de madera admirando la maravillosa obra de arte que me estaba regalando la naturaleza cuando una pequeña jaqueca me comenzó a dar, necesitaba mi medicina, me levanté a buscarla cuando recordé que mis pertenencias se habían quedado en el lugar del accidente.
¡Joder! Me toca aguantar hasta llegar a una farmacia y la más cercana debe estar en Epping...
Tomé agua y empecé a respirar profundo para disminuir el dolor, pero era inútil, incluso pareciese que el efecto fuese el contrario, cada vez era más y más fuerte... Fue ahí donde la volví a escuchar, esa voz, la misma que me guío hasta la cabaña para pasar la noche:
—Se te agota el tiempo joven Odegaard—Escucho en mi cabeza.
—¿A qué te refieres?—Respondí.
—Estás muriendo—Sentí que lo susurró a mí oído.El dolor se agudizaba con el paso del tiempo.
—Puedo ayudarte, estamos cerca al lugar.
—¿Qué cosa eres? ¿Y por qué quieres ayudarme?—Dije.
—Sígueme y pronto lo sabrás...Miré a los chicos y aún dormían, no quise despertarlos así que solo tomé una botella con agua del morral de Lily y me dispuse a salir por la puerta...
Notas del autor.
Lamento la espera 🙏, esperen el próximo capítulo muy pronto 🙌❤️
Pdta: Arriba les dejé una fotografía del bosque Epping.
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La sabiduría de los dioses
Science FictionChristopher Odegaard, un joven estudiante de la preparatoria "Harrow School" lleva una vida de diversión y comodidad, es muy seguro de si mismo y siempre lleva pinta de galan, y vaya que es un galan muy amante de la física. Todo parecía bien para Ch...