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A la mañana siguiente Catalina se despertó en un lecho vacío. Un poco confundida, busco al joven en el baño.

Cuando termino de convencerse que estaba totalmente sola, se sentó en el suelo y reviso su teléfono.

*

No tenía ningún mensaje de él y no había rastro de que volveria. Por un segundo pensé que había ido a comprar.

Creo que tuvo algo que hacer. Se me olvida que tiene un trabajo muy demandante. 

Seguro me escribe con alguna disculpa muy cursi. Es un cachorrito muy bien portado.

*

La joven comenzó su día sin admitir el hecho que despertar sola la hirió. Fue a trabajar y se quedó a bailar, pero no se pudo concentrar. Cerró el local temprano y volvió a casa de malhumor.

*

No lo voy a llamar. En verdad no necesito saber de él. Ósea solo tenemos sexo. Lo pasamos bien y se fue por alguna razón. No es como que me debe explicaciones.

¿Entonces por qué estoy tan molesta?

Soy tan ingenua, por un segundo me deje convencer que era diferente. Era amable y preocupado. Iba ser todo tierno y amoroso. En verdad es absurdo, solo era sexo casual.

No voy a pensar más en ese niñito.

*

Las semanas pasaron y no recibió noticias de Jungkook. Algunas veces revisaba el Twitter de la banda para saber si estaba bien. Aunque renegaba extrañar al joven.

Después de dos meses, Catalina se resignó a guardar el recuerdo de Kookie, como algo hermoso y mágico.

Pudo tener una aventura con un hermoso idol y todo estuvo bien. No necesitaba ser más que eso.

*

Llegue a mi casa temprano y me puse a cocinar algo para el almuerzo del día siguiente. No esperaba ninguna visita, por eso me extraño tanto cuando sonó la puerta.

Me limpie las manos y fui abrir.

*

En la puerta de la chica había un idol. Pero no el que ella hubiera esperado.

El joven entra rápidamente a la casa y cierra la puerta.

Perdón. Pero no pueden verme aquí.

- ¿Qué haces tú aquí?


- ¿Te molesta que no sea Jungkook?


Me molesta cualquier hombre desconocido que entre en mi casa sin previo aviso.


- Bueno déjame presentarme. Soy Park Jimin, un gusto.- Y le extiende la mano.           

Dime NunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora