Carta no. 4

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Me había sido demasiado complicado el no poder escribirte hasta este día pero por suerte logré cumplirlo; sin embargo, desde que éste día empezó me sentí completamente nerviosa, ya que lograría verte y aunque no haya pasado mucho tiempo desde la última vez que fui a tu casa, puedo decir que siempre me encanta ir... lo sé suela estúpido pero ese es mi sentir, qué más puedo hacer. Creo que ni siquiera pude concentrarme completamente en las explicaciones de los profesores por pensar en cómo empezar y qué te iba a decir una vez te tuviese justo frente a mis ojos; debo agradecer a que realmente amo el violín y no se me dificultan las explicaciones aún con mi distracción en su máximo esplendor (aunque a final si que me gané mi buen regaño al final de la jornada).

Me sentía ansiosa, y solo quería que el tiempo pasase deprisa... por lo visto en ese momento había olvidado por completo, la razón del por qué iba. No creo que ese sea un motivo de tanta emoción, pero mi ingenuo corazón por lo visto aún no quiere aceptar que es mejor que todo se deje en el olvido, aún quiero aferrarme a este sentimiento por más tiempo, pero sé que eso es imposible, solo terminaré lastimándome a mí misma e incomodándote con el pasar del tiempo hasta que un día finalmente te hartes y te alejes completamente de mí.

Tendré que enseñarle por las malas a mis sentimientos que es inútil todo si la persona que más amo no me ama a mí.

Muchos durante el camino hacia la parada de buses me preguntaron el porqué de mi repentino sonrojo así como de mi nerviosismo, si supieran lo que estaba a punto de hacer esa tarde... aunque creo que me ganaría mi muy merecido regaño por tarada pero bueno. No pude ni siquiera distraer mi mente con la música mientras la enorme máquina metálica recorría las calles de la ciudad, solo lograba pensar en cómo demonios podría pedirte que te olvidases de mis sentimientos, y aunque comienzo a pensar que es algo completamente inútil e ilógico debido a que eso no es algo como que se pueda descartar de la mente, solo quiero dejarte muy en claro que quiero que todo regrese a la normalidad.

Ya me encuentro completamente resignada a que jamás pasará nada como para que me siga torturando el hecho de que esto esté arruinando nuestra amistad.

Pero...

Como fui feliz encontrarte en la parada mientras yo me bajaba del autobús; como deseaba correr y abrazarte, pero debía controlarme... así que con horrores me limité a saludarte con un mini express abrazo. Tu madre estaba en la sala esperándonos y al contrario de mí, ella no se limitó y casi de inmediato me abrazó y me besó la mejilla... me invitó a pasar directamente al comedor y pidió que me sirviesen un plato del almuerzo. Créeme que yo me encontraba sumamente nerviosa y capaz que me temblaban las manos, incluso salió tu padre de su habitación en compañía de tu hermano menor... juro que quería que me tragase la tierra, hacía milenios que no los miraba debido a que las veces que te visitaba solo estabas junto a tu madre... Aunque lograste calmarme indirectamente mientras bromeaba y me hablabas de cientos de tonterías mientras comíamos.

Fue genial poder escuchar tu voz, escuchar tus bromas absurdas e incoherentes, e incluso los momentos graciosos cuando se te iba la mano y comenzabas a contarme de tu carrera y cosas que no entendía en lo absoluto.

Durante toda la tarde pasamos bromeando, incluso le llegabas a hacer bromas algo pesadas a tu pobre hermanito; todo fue muy divertido, no quería que la tarde acabara... tus padre siempre tan lindos y amables conmigo, no es para menos que desde pequeña yo misma les haya tomado tanto cariño, creo que incluso llegaron a considerarme como la hija que no tuvieron. Incluso logramos ver una película que yo moría por ver pero nunca encontraba el tiempo para disfrutarla, como agradezco a Dios haber podido verla contigo y casi a solas. Aunque más gracioso que la película, fue escucharte casi cada 30 minutos preguntarme si quería algo... yo solo te decía que estaba bien... aunque realmente si quería algo que jamás podrías siquiera considerar en darme. Un pequeño beso.

Creo que solo eso sería completamente suficiente para hacerme muy feliz por días. Lo sé suena absurdo y hasta exagerado, pero qué más puedo pedir cuando sé que no tendré nada más de ti que una hermandad.

Sabes, en estos momentos me encuentro justo en mi habitación casi odiándome... por el simple hecho de no haber podido decirte lo que debía. Me siento una idiota completamente, me estoy aferrando a una rama a punto de romperse sabiendo que saldré muy lastimada. Poco a poco comienzo a desesperarme, esto me está acabando lenta y dolorosamente y todo por mi culpa. Preferí no quedar en nada más contigo porque al final nada podré hacer. Estoy incluso considerando mostrarme como la cobarde que soy y mandarme un mensaje o incluso llamarte para pedirte lo que no pude hoy.

Talvez de esa manera pueda dar un paso hacia adelante y avanzar, y quizás lograr sacarte de mi corazón.

Siento mis ojos húmedos y aunque tengo la intención de llorar, no lo haré.

Sabes, te amo... pero esta es la vida real, nada es como en los animes, novelas o series, con que te ame tanto nada cambiará tus sentimientos; tú la amas a ella... y yo, pues solo estoy sobrando.


Te escribe con el corazón en la mano, Rita; y deseando de todo corazón que llegues un día a ser muy feliz.

AlexanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora