XVIII

89 17 8
                                    

Reí por lo bajo sonriendo porque sabía que el amor entre los dos seguía vivo.

—Yeol, nunca pensé en poderme ver aquí como un maldito loco. —Dijo poniéndose en una mejor posición para verme. —Sé que todo lo que empieza tiene un final, el nuestro no ha sido uno feliz pero quiero que vivas con alguien mas y te olvides que una vez existí.

—Yoongi ¿cómo me puedes pedir eso? —Me aferré a las sábanas con mis manos hechas puños —Lo nuestro sigue tan vivo como el primer día que te vi en la tarima.

—En eso te equivocas, Yeoldae. —Suspiró— Ya nada es como antes, maté a nuestro hijo, al amor y tranquilidad que había entre nosotros.

—No es verdad Yoongi y- —Me interrumpió.

—Ahora tienes a un buen chico a tu lado, disfrútale y no te intoxiques como lo hiciste conmigo, vete, quiero que te vayas ya, Yeoldae, olvida que alguna vez te amé.

Se puso de pie y abrió de muy mala gana la puerta de su habitación, regresó a mi lado y me tomó fuerte del brazo para hacerme sentar en la silla.

—Taehyung —Le llamó Yoongi— Lárguense de aquí, no sé a qué demonios han venido.

—Pe-pero Yoongi —Dije tartamudeando.

—¡Que se larguen! —Gritó— ¡No vuelvas jamás Yeoldae!

No vuelvas jamás, Yeoldae.
Las mismas palabras que mi madre me había dicho cuando fui a buscarle para explicarle las cosas con mi padre, por segunda y última vez, ahora, esas mismas palabras me las esta diciendo el amor de mi vida.

Taehyung tomó mi silla y la sacó conmigo fuera de la habitación de Yoongi, estando en el pasillo y viendo como de a poco esa puerta se iba cerrando me solté a llorar como si mi vida dependiese de ello; Taehyng se puso en cuclillas y me miró diciendo:

—Ya todo ha acabado, Yeol. —Me sonrió —Es momento de que seas feliz con el o sin el.

[...]

Tal y como lo habíamos planeado Taehyung y yo compramos boletos para irnos a otro lado, ya habían pasado algunos meses pero el recuerdo de Yoongi a mi lado haciéndome feliz no se iba, seguía en mi memoria, incluso, tuve que tomar terapia pues extrañaba todo de el y caí en depresión.

Pero Tae nunca se alejó de mi, las cosas iban tomando el curso de antes; regresé a casa con Nam, seguía manteniendo mi trabajo en la cafetería y yendo los viernes por la noche a las peleas organizadas por mi mejor amigo. Taehyung siempre me repetía que dejara de trabajar, que no hacia falta seguir haciéndolo pues lo tenía a él.

Un buen día, Tae fue a recogerme a la cafetería después del trabajo y me llevó a la plaza a tomar un helado y ahí todo dio un giro de 360°.

—Yeol, ya han pasado varios meses largos a tu lado y-y y-yo quisiera pedirte algo —Se rascó la nuca y sonrió nerviosos —No sé cómo hacer esto, nunca lo había hecho antes así que perdóname si no es lo mejor.

—¿Por qué tartamudeas? —Me reí— Anda dímelo ya —Dije codeando mi brazo con el suyo.

—Bien, tomaré al toro por los cuernos. —Suspiró y se puso justo frente a mi, solo veía como se hincaba y sacaba de su bolso una pequeña caja. —¿Quieres casarte conmigo y ser mi mujer para siempre?

Nunca antes unas simples palabras me habían aterrado tanto, los recuerdos lejanos de Yoongi en su habitación, escuchando hip hop y prometiéndonos amor eterno me llegaron a la cabeza.

Flashback.

Después de la pelea con un ruso pelirrojo, había seguido a Yoongi hasta su casa. Pasamos a una tienda de convivencia y compramos diez botellas de soju y dos latas de pintura en aerosol.

Verle caminar con su chaqueta de piel negra, esos jeans gastados y sus doctor martens hacia que mil descargas eléctricas recorrieran cada partícula de mi cuerpo.
Nos sentamos en la parada de autobús listos para cometer nuestro acto ilícito.

—Yeoldae, si llega la policía corre sin mirar atrás. —Tiró la colilla de su cigarro a un lado —Bah, qué digo, si al final eres ñoña y mimada y te quedarás en shock.

Reí muy fuerte —¿Quieres ver que no soy lo que piensas? Que solo soy una problemática como tu.

Tomé una de las latas de la bolsa de plástico y me puse a pintar y escribir estupideces en el espectacular que estaba en la parada, Yoongi solo me veía atento y no formulaba ninguna mueca ni sonido.

—Si serás idiota —Sacó la otra lata de la bolsa y se puso a mi lado— ¿por qué si tienen la oportunidad de pintar algo interesante solo hacen idioteces?

—Perdóname Van Gogh, creí que grafitear era solo eso, pintar idioteces.

Ladeó la cabeza en desaprobación y en el metal de los asientos escribió:

"donde hay esperanza, hay dificultades"

Le sonreí así como el lo hizo, dejándome ver sus pequeños dientes y encía.
Pronto, las sirenas de las patrullas sonaron y los policías nos alumbraron con sus pequeñas linternas gritando "Pongan las manos arriba y tiren las latas", en ese momento Yoongi se agachó dejando la lata en el pavimento sin dejarles de ver y tomó suavemente la bolsa con el soju.

Le miré con mi vista periférica, el movió la cabeza en señal de "corre ahora" y eso hice, corrí sin pararme ni un momento, Yoongi me alcanzo un poco después, subimos al puente que conectaba él parque con su condominio y estando abajo, comenzamos a jadear y a reír como dos niños pequeños que acababan de hacer una travesura.

Tomó mi mano y subimos las escaleras hasta llegar a su piso.
Estando dentro me quité la ropa hasta quedar solo en camisa y ropa interior, el solo se quitó la camisa y caminamos hasta su cuarto. La luz púrpura neón del motel de al aldo alumbraba lo suficiente para ver nuestras pieles desnudas.

Nos recostamos en su cama y bebimos hasta casi tener una confusión.

—Eh Yoongi —Le hablé sin respuesta—Eh tío, escucha.

—Mmm.

—¿Estaremos así para siempre?

—Para siempre, Yeoldae.

Puso su brazo por debajo de mi cabeza y nos quedamos dormidos para despertar al día siguiente con una jodida resaca.

Fin del flashback.

Sonreí ante las memorias y asentí.

—Sí Taehyung, me quiero casar contigo. 

т r o υ в l e м a ĸ e r ѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora