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Como ya era de costumbre, Yeoldae se encontraba yendo a su departamento, su vida era tan monótona, siempre la misma rutina; despierta 5am para ir al instituto, 2pm sale de clases para dirigirse a su trabajo en una cafetería a seis cuadras de la escuela, 9pm se encuentra sentada en el vagón del tren para ir de nuevo a casa y al día siguiente, lo mismo.

Claro, no siempre es así, de hecho no se queja pues tiene dos días de descanso, los sábados y domingos, además de que la paga es buena. Sin embargo, no todo pinta color de rosas en su vida, estar peleada con el mundo es una de las veinte mil cosas por las que la pequeña Yeol es infeliz, una pequeña rebelde y chica sarcástica escondida en un disfraz de chica buena es lo que es.

Con 21 años se las ha tenido que apañar para salir adelante por su cuenta, ¿la razón? Bah, no importa.

Estaría mal decir que ha estado sola ya que en el “bajo mundo” como ella lo llama ha conocido bastantes amigos, el más cercano; Namjoon. Con el comparte piso, el chico tiene muchos defectos como cualquier ser humano, uno de ellos es que es un bravucón, dealer y organizador de peleas callejeras  pero a pesar de ello, Yeol lo quiere y mucho.

De ella podemos decir que muy, muy en el fondo es una persona que quiere querer, amar pero su vida del pasado la tiene atrapada en una jaula de dolor, sufrimiento y rencor que la hacen ser lo que es ahora, una mujer a la que no le importa nada, no le duele nada y que le vale un comino lo que pasa a su alrededor.

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—Eh Yeol —Gritó Namjoon desde la sala— Hoy hay pelea ¿vienes?

—Bah que tengo cosas mejores que hacer que ver a dos tipos romperse las narices —Dije con desgano

—Ya pero esta será mejor, viene un tipo de Daegu que dicen es el mejor, he apostado por el

—¿De cuánto es la apuesta? —Dije con leve interés, sí, cuando hay bastantes fajos de dinero de por medio la adrenalina se me sube hasta las nubes

—Casi dos millones de won, el tipo ganará y si eso pasa ya sabes que la mitad es tuya siempre y cuando vayas muñeca

—Vale, vale ya, iré —Puse los ojos en blanco

—A que no piensas ir con el pijama puesta ¿cierto? —Cuestionó con el ceño levemente fruncido

—Genio —Puse los ojos en blanco

Odiaba ir a esos lugares de mala muerte, siempre olían horrible, había drogas de todo tipo, parejas besándose asquerosamente pero Namjoon trabaja ahí y no me queda de otra mas que ir.

Salimos del apartamento y nos montamos en su Camaro SS a gran velocidad escuchando a Future.

Las peleas eran siempre en la misma bodega abandonada de una calle patéticamente espantosa de Seul, ahí nunca nadie los pillaba.
Las peleas organizadas ahí —Por Namjoonson de tipo libre, es decir, se puedes golpear al uno contra el otro con cualquier tipo de arte marcial, eso si, las mordidas, piquetes en los ojos y patadas en los bajos están prohidas —Niñatas, no aguantan nada

Llegamos al lugar y como siempre todas las miradas de los espectadores estaban puestas sobre nosotros, raro pero sí, siempre era lo mismo.

—Nena nos vemos en un rato cuando haya triunfado el mal —Comentó Namjoon posando sus labios sobre los míos y sonriendo con picardía

El y yo tenemos una relación un poco fuera de los estándares de una relación normal, ¿cómo podríamos llamarle? ¿amigos con derechos? Nah, que va, hermanos con derechos. El y yo estamos juntos, somos hermanos nacidos de diferentes madres pero soy mujer y el hombre y nuestra naturaleza carnal no nos ayuda demasiado.

т r o υ в l e м a ĸ e r ѕ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora