「capíтυlo 3」

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El tiempo no había dejado de transcurrir, y de esa manera pasó otro largo año. para ese entonces, con tan solo doce años, los dones de Jimin eran conocidos por cualquier rincón del mundo.

Aquella tarde, el niño brincaba felizmente por los pasillos de la mansión, cuando de manera repentina, una mano lo sujetó bruscamente de la muñeca y lo metió a una de las tantas habitaciones vacías.

—Kyllian — habló el menor en voz baja y sonrió — ya no me haz visitado — el peli gris hizo un tierno puchero, pero lo único que causó en el mayor fue molestia.

—Será por que tú ya no me haces caso.

—¿De qué hablas?

—Estas tan ocupado con otras personas que te olvidaste de mí... ya no me amas — el mayor cubrió su rostro como si estuviera llorando.

—¡¿Qué?! ¡eso no es verdad! ¡yo te amo! — chilló un poco alarmado el menor tratando de acercarse.

—Demuestralo Jimin, demuestra que me amas.

Kyllian puso el pestillo a la puerta y se acercó al menor tomándolo de la cadera para posteriormente besar sus labios con rudeza.

—M-Me duele — murmuró el niño cuando sintió las mordidas en su belfo.

—Lo ves...  ya no me amas, antes te gustaban mis besos. lo mejor será irme.

—¡No! — Jimin lo tomó de la camisa y sus ojitos se cristalizaron — E-Espera... ¿qué quieres que haga? haré cualquier cosa por ti.

—¿Enserio? — el peli gris asintió con inocencia sin saber lo que esas palabras podrían traer— Entonces desnúdate.

—¿Q-Qué?

—Desnúdate, lo haremos aquí y ahora... quiero que seas mío, ¿a caso tú no quieres serlo?

—Y-Yo... si, si quiero.

Con lentitud empezó a despojarse de su vestimenta bajo la atenta mirada de Kyllian. Sus mejillas estaban muy sonrojadas y se sentía demasiado expuesto. Con sus manos cubrió sus partes más íntimas y tragó en seco al ver la mirada oscurecida de su acompañante.

Kyllian también se desnudó sin siquiera pensar en el daño que estaba por causarle al menor, en su mente solo se repetía que por fin obtendría lo que tanto había esperado. Tomó su muñeca con brusquedad y lo jaló hasta la cama, donde lo arrojó haciéndolo caer de espaldas en el colchón. Se posicionó encima de él y devoró sus labios con desesperación.

El peli gris soltaba algunos suspiros, quería pensar que todo eso era por amor, aunque no entendía porqué el comportamiento de su amado era tan brusco. Tampoco sabía lo que se debería hacer en un caso como ese, su cuerpo estaba temblando y los nervios que le provocaba el solo pensar en lo que iba a suceder pronto se convirtió en temor.

Kyllian recorrió con sus labios toda la piel del chico, dejando algunas marcas sobre ella... y segundos después, sin avisar, sin siquiera preguntarle si a caso estaba cómodo, abrió sus piernas bruscamente y profano su interior sin mostrar signos de detenerse en algún momento.

La habitación de pronto se convirtió en un lugar lleno de súplicas lastimeras y llanto incesante que rebotaba con un eco en aquellas paredes vacías que eran partícipes de aquel acto.

Los gritos fueron callados por una mano sobre su boca, donde las lágrimas tocaban aquella piel de un ser tan repulsivo, donde las lágrimas de decepción y miedo aterrizaban una tras otra. Pero no era suficiente, así que Kyllian pronto se dió cuenta de que las paredes eran tan delgadas que casi parecía tenían la intención de delatarlo, por lo que no viendo más opciones, lo tomó y lo colocó de tal forma que su rostro quedara contra el colchón, casi asfixiándolo contra la almohada para callar sus gritos.

El chico de cabellos grises solamente fue capaz de apretar las cobijas con fuerza, pues en ningún momento trató de liberarse. Se suponía que sería algo lindo, Kyllian le había prometido que no dolería, que sería cuidadoso y gentil, pero la persona que "lo amaba", lastimaba su cuerpo sin ningún arrepentimiento. Aunque, ¿era lo que ambos deseaban o no? además se lo había prometido... Pero entonces si él prometió que no dolería, ¿por qué aquella zona se sentía tan terriblemente lastimada?

Después de un rato, Kyllian por fin llegó al punto que más deseaba y finalmente dejó en paz al menor solo para darse cuenta de que tenía la mirada totalmente perdida y las lágrimas permanecía intactas mojando sus mejillas.

—No estuvo mal — habló sentándose en la orilla de la cama—. Vamos bebé, vístete.

Minutos después, ambos salieron de la habitación. Jimin terminaba de acomodar su suéter azul y con dificultad podía moverse.

—Escucha amor, no puedes decirle de esto a nadie, si tus padres se enteran, me van a echar y tú no quieres eso ¿verdad?

—Y-Yo... no diré nada — las lágrimas nuevamente habían inundado sus ojos azules.

—Que buen niño... Nos vemos después, te amo.

Y solo bastó aquella simple frase para que olvidara lo sucedido y perdonará a Kyllian, porque él le había dicho que lo amaba y aún con todo lo sucedido quería creer en aquellas palabras, sin embargo durante su ducha, el menor limpiaba su adolorido cuerpo y notó que tenía algunas marcas donde el mayor lo había sujetado con fuerza.

Aún se preguntaba si así era realmente como debería sentirse, cansado, lastimado y con un sentimiento de tristeza invadiendolo.

[...]

Al anochecer, el peli gris estaba sentado en su cama leyendo un libro cuando de pronto escuchó algunos gritos y alboroto.

Con dificultad se levantó y caminó despacio hasta el pasillo. Ahí vió a su madre corriendo hacia él.

—Mamá ¿qué ocurre?

—El almacén está en llamas — habló la mujer preocupada — Kyllian debió hacerlo.

El cuerpo del pequeño se tensó de inmediato al escuchar ese nombre y miró a su madre.

—¿Por qué él?

—Cariño, escapó con Didiane, robó algunas cosas y...

—No — interrumpió el menor con sus ojos empezando a cristalizarse.

—¿Cariño estás bien?

—N-No mamá, no puede ser... ¡No!

Gritó y salió corriendo del lugar a pesar del dolor que sentía. Llegó hasta la habitación de Kyllian y cayó de rodillas al suelo cuando vió que no había ya nada de él ahí.

—¡No! ¡No! — Louis escuchó la gritos de su pequeño y corrió hacia él para abrazarlo.

—Tranquilo Jimin, cálmate hijo...

—¡No! ¡No!

Amélie llegó corriendo y tomó al pequeño entre sus brazos mientras que Louis corría hacia el almacén para ayudar a apagar el fuego.

La mujer trataba de calmar a su hijo, pero el menor no podía creer que Kyllian se hubiera ido... sin avisarle, sin despedirse. Su corazón se había hecho polvo en minutos y de un momento a otro, el iris de sus ojos se tornó negro unos segundos para después volver a su tono azul intenso que tenían antes.

Las lágrimas cesaron en ese instante, sus ojos se secaron y su corazón se cerró. Aquella noche, algo cambió en él. Esa acción tan vil y traicionera provocó que algo oscuro emergiera del interior del niño, trayendo consigo la desgracia y una sombra que sería incapaz de alejar de su vida, ese día, la verdadera naturaleza de Jimin sería expuesta a la luz.

вajo la мáѕcara || уσσимιиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora