「capíтυlo 27」

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Las gotas de lluvia lentamente se detuvieron, y la sangre en el cuerpo del peli gris había sido lavada, mezclándose con la tierra del bosque.

-Tenemos que irnos de aquí- habló YoonGi caminando hacia uno de los hombres para quitar la capucha y colocarselo a Jimin, cubriendo su desnudez.

-Debo ir a buscar a mis padres- respondió empezando a caminar.

-Amor mío... No creo que sea buena idea volver a la mansión.

-¡Necesito verlos!

El azabache entendía ese sentimiento, pero él fue testigo de lo que había pasado antes de que fueran trasladados al bosque. Estaba seguro de que no habría nada bueno. Sin embargo, solo pudo apretar los labios y bajar la mirada.

-Como lo desees, Jimin.

Tomó su mano entre la suya y caminó junto con él por el camino del bosque hasta llegar a la carretera.

-¿Cuál es mi verdadero nombre?

-No creo que sea momento de que sepas todas esas cosas, amor mío.

-Ese hombre me llamó Park... ¿Es mi apellido?- YoonGi raspo la garganta y asintió- Mis verdaderos padres...

-Ellos no querían ésto Jimin, ellos murieron para salvarte... Pero fue inútil, murieron en vano.

-No, haremos que haya valido la pena.

El cielo estaba lleno de nubes, caminaron acompañados por el reflejo del sol en la luna que proyectaba sombras siniestras. El viento haciendo bailar los árboles, chocando contra sus cuerpos y llegando a sus oídos como susurros inentendibles que perdieron en la lejanía.

Los minutos pasaron lentamente, el sonido de los cuervos cantando en aquella oscuridad acompañando el ruido de sus pasos por el camino, dos sombras siniestras en la oscuridad, avanzando lentamente.

Y al llegar por la madrugada, la policía apenas se retiraba de la mansión Ferrec luego de aquel terrible incidente donde muchas personas fueron asesinadas.

Las puertas se abrieron y adentro sólo había vacío y oscuridad, la sangre manchaba el hermoso piso y las decoradas paredes de la mansión.

No había nadie, ni sus padres, ni Alessa, ni Lauralie, sólo se encontraba Jimin de rodillas en el suelo con lágrimas descendiendo por sus mejillas pálidas.

Los sollozos hacían eco en aquellas paredes doradas con ahora decoraciones rojizas, pues entendió que no encontraría ahí a sus padres, que no encontraría ahí nada más que dolor.

Y YoonGi por su parte, subió por las escaleras hasta llegar a la habitación de Jimin, para luego sentarse en el borde de la cama. Él jamás quiso que eso pasará, él jamás deseó que su amado fuera lastimado de esa manera, pero ya no había vuelta atrás, lo único que quedaba por hacer, era vengarse de aquellos que les hicieron daño.

Se levantó y abrió uno de los cajones, sorprendiéndose cuando encontró la máscara azul que dejó sobre la misma cama con aquella nota en la fiesta donde presenció cómo su amado era comprometido con una mujer, una mujer llamada Alessa, la misma mujer con la que habría engendrado a su primera y única hija, de nombre Isabella.

La tomó entre sus manos y la colocó en su rostro, caminó unos pasos y algo brillante captó su atención. Frunció el ceño y se agachó sólo para darse cuenta de que ahí estaba su cuchillo tirado.

Lo levantó y observó el filo manchado con un poco de sangre. Los cuerpos de los dos tipos que asesinó antes ya no estaban tampoco, y se sorprendió de que la policía no hubiese visto el arma en el suelo.

Salió de la habitación mientras sacaba una cajetilla de cigarros, colocándose uno entre los labios, y cuando bajó las escaleras, Jimin ya se encontraba de pie sosteniendo un medallón entre sus manos.

-¿Qué es?- preguntó acercándose mientras encendía el cigarro.

-Le pertenecía a mi madre- respondió colocandolo en su propio cuello-. Juro que me vengaré de esos malditos.

-No lo harás solo, yo estaré contigo, y te prometo que jamás volveré a dejarte. Los haremos pagar uno por uno, les haremos saber lo que se siente perderlo todo- YoonGi soltó el humo y comenzó a caminar al rededor de Jimin -. Los haremos sufrir, pero tú, amado mío, les enseñarás lo que es el verdadero miedo y el verdadero dolor...

-Les arrancaremos el corazón...

-Lo que tu desees, mi amor - YoonGi le extendió su más preciado cuchillo. Jimin lo miró por unos segundos antes de tomarlo en sus manos-. Yo te enseñaré a controlar tu ira, te mostraré como aprovechar tu poder... Yo... Te enseñaré a ser un verdadero asesino.

Una sonrisa se formó en los labios del peli gris y miró a YoonGi a través de la máscara, observando como aquellos ojos oscuros brillaban cuál diamante ante la luz de la luna, y ahí, sellaron aquella promesa con un beso, un beso que solo desbordaba locura.

[...]

El sol estaba por salir, ambos permanecían de pie frente a la mansión, observándola por última vez.

Jimin con su saco platinado, pantalones negros ajustados y botines de cuero negros, en su rostro aquella media máscara manchada de sangre y un cigarro entre los labios.

YoonGi con su traje de color completamente negro y máscara azul con plateado.

-¿Estás listo, amor mío?

-Estoy listo.

Los dos entrelazaron sus manos y se miraron con una sonrisa maliciosa. Botaron los cigarros al pasto del jardín, donde habían tirado previamente gasolina.

Las llamas lentamente comenzaron a encenderse, ardiendo como el interior de ellos dos.

Caminaron sin mirar atrás, siguiendo un camino que no tenían idea a dónde los llevaría, pero algo estaba claro para ellos... No descansarían hasta terminar con todas y cada una de las personas que los lastimaron. No tendrían piedad por nadie, y harían lo que fuera necesario para cumplir con si venganza.

вajo la мáѕcara || уσσимιиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora