「capíтυlo 7」

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Los ojos de JiMin se empezaron a tornar completamente negros

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Los ojos de JiMin se empezaron a tornar completamente negros... era algo que simplemente ya no lograba controlar. Y al mismo tiempo YoonGi aún se mantenía de pie viéndolo fijamente.

—¡No lo mires! — gritó Louis soltando al señor Vuitton y corriendo hacia el peli negro.

JiMin trató de apartar su mirada pero le era casi imposible, pues una vez que sus ojos hacían contacto con otros, era como si de dos imanes se tratase, como si se creara una conexión irrompible.

Lentamente las líneas negras empezaron a marcarse sobre el rostro de YoonGi, hasta que sintió un pesó chocar contra su cuerpo. El sonido de un golpe seco resonó por toda la habitación.

Los ojos de JiMin perdieron aquella conexión y volvieron a ponerse azules, por lo que rápidamente buscó su máscara, la recogió y colocándosela corrió hacia el peli negro y su padre.

YoonGi tenía la mirada perdida, pero sus ojos aún estaban normales.

—¡Déjame verte! ¡Déjame verte por favor! — suplicaba aún el hombre buscando a JiMin con sus manos.

—¡Voy por ayuda! — exclamó Louis corriendo hacia la puerta para bajar las escaleras.

—YoonGi...— JiMin acarició el rostro del chico y sintió su fría piel bajo su tacto — No era mi intención.

Pero en ese momento, los ojos de Jeon se movieron hacia él, mirándolo fijamente, una mirada gélida.

—¿Y-YoonGi? — JiMin quedó sentado en el suelo cuando vió al peli negro ponerse en pie y con una mirada asesina acercarse al hombre que suplicaba verlo.

Sin decir nada en absoluto, tomó la camisa del señor Vuitton y con una fuerza impresionante, lo arrojó haciéndolo chocar contra la ventana.

El cristal se rompió y el hombre lo atravesó cayendo así hasta el suelo de concreto.

JiMin abrió sus ojos de sobre manera y retrocedió cuando YoonGi se acercó a él amenazante. Nunca antes se sintió tan temeroso, generalmente siempre era al revés.

El peli negro lo tomó de la muñeca y lo sacudió violentamente hasta estrellarlo contra la pared.

JiMin dejó escapar un pequeño gemido por la sorpresa y tragó en seco cuando Jeon se acercó a él peligrosamente.

—No vuelvas a mirarme JiMin.

—N-No fue a propósito. — respondió un poco intimidado.

—Es mejor que mantengas esa estúpida máscara sobre tu cara o la próxima vez te arranco los ojos.

YoonGi lo dejó libre y caminó rápidamente hacia la puerta con el corazón acelerado, pero la voz de JiMin lo hizo frenar en seco.

—¡¿Cuál es tu maldito problema?! — gritó el menor sintiendo como su corazón de nuevo empezaba a latir más lento. El azabache ni siquiera lo conocía ¿Por qué entonces lo trataba de esa manera?

—¡Tú eres el maldito problema! — exclamó Min fastidiado acercándose de nuevo. JiMin se quedó callado — No quiero que te acerques a mi, no quiero que intentes mirarme... No me agradas JiMin, yo solo tengo un propósito en ésta casa y tú me lo vas a complicar todo.

Sin más que decir, el peli negro salió de la habitación y minutos después volvió Louis apresurado, pero se sorprendió al no ver a YoonGi y JiMin de nuevo estaba parado frente a la ventana, ahora rota.

—¿Qué fue lo que pasó?

—El señor Vuitton tropezó y cayó por la ventana — habló JiMin sin despegar su mirada del frente — YoonGi se pudo levantar, pero dijo que se sentía mal.

—Me alegra tanto que el muchacho no quedará igual que...

—Si papá, que los demás... Los que han muerto por mi culpa.

—Yo no iba a decir eso.

—Seamos sinceros, esa es la verdad.

Louis no dijo nada al respecto y se mantuvo de pie atrás de su hijo.

—JiMin...

—Si no te molesta, deseo dormir — interrumpió el peli gris dejando escapar un suspiro.

—Entiendo... Iré a ver qué pasará con Vuitton. — respondió, después de todo, no era la primera vez que algo así sucedía.

Caminó hacia la puerta y una vez salió, cerró detrás de si, en ese momento JiMin volteó y se quitó la máscara para poder limpiar un par de lágrimas que habían escurrido lentamente por sus mejillas.

Tan dolorosas como aquella vez, no entendía la razón, pero no quería volver a pasar por lo mismo, aunque YoonGi no le juraba amor, YoonGi le juraba odio.

Caminó hacia su tocador de madera y se miró al espejo. Su rostro era realmente hermoso y sus preciosos ojos azules brillaban con la luz de la luna reflejándose en ellos.

Acarició sus rosados y carnosos labios. Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas y con desesperación enterró sus uñas en la suave piel de su cara.

Si tan sólo pudiera mostrarse ante el mundo sin provocar la muerte de alguna persona. Si tan sólo pudiera volver a sonreír. Si tan sólo supiera como controlar aquel mal que habitaba en su interior y frenar aquella maldición que le había sido otorgada.

Apretó los dientes con furia y sus manos se hicieron puños, dejó escapar un grito de dolor y los estrelló contra el espejo.

Los pedazos cayeron al suelo haciendo varios sonidos. JiMin miró sus manos con rastros de sangre, pero eso no le importó.

Se agachó y tomó un pedazo del espejo roto. Lo acercó a su rostro y ejerció presión sobre su piel.

La sangre empezó a correr por sus mejillas, pero JiMin ni siquiera sentía dolor.

Para cuando se acercó de nuevo a la ventana, su rostro estaba intacto, sólo quedaban restos de la sangre fresca sobre él, pero no había rastro de los cortes.

Su precioso rostro, también era su maldición.

вajo la мáѕcara || уσσимιиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora