capítulo 1|

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RACHEL

Hoy es el primer día de mi nueva vida, de la nueva Rachel. Ya hace varias semanas atrás que me mudé con mi hermana mayor a Londres, necesitaba un nuevo comienzo. Nuevos aires, nuevas personas estaba harta de vivir en los ángeles y está era la oportunidad perfecta. A mis padres les tuve que rogar hasta el cansancio, pero finalmente accedieron. Pero con algunas condiciones simples según ellos, conseguir un trabajo para ayudarle a mi hermana con los gastos. Ya que ellos solo se encargarían de mis estudios. Nunca había tenido un trabajo, pero si quería irme a Londres tendría que aceptar las condiciones y así lo hice.

No me hacía muy feliz vivir con mi hermana porque eso de vivir con el hermano mayor siempre es una pesadilla, pero solo esto es temporal en lo que encontraba algo por mi cuenta y encerio espero que eso suceda pronto.

—¡Rachel levantate!.–grita la fastidiosa de mi hermana.

Cada mañana hace lo mismo ya sólo falta que entré con un sartén golpeándolo. Sí estoy sigue así voy a terminar odiando a mi hermana, y a mi misma por mudarme con ella.

—Cinco minutos más.–murmuró.—Vete de aquí y no molestes más.

—No hay tiempo para dormir Rachel.–suspira,—Levántate falta media hora para qué entres a la escuela y es la última vez que te lo dijo.

¡Carajo, media hora! y con lo que yo tardo en arreglarme no voy a lograr nada. Así que me levanté lo más rápido que pude y me di la ducha más rápida de la vida, después de que salí me puse algo sencillo. Unos jeans negros, una blusa blanca, mis botas negras y mi chamarra roja. Muy aesthetic de mi parte, pero era para lo que me alcanzó el tiempo. Tomé mis cosas y salí, ya que ella ya me estaba esperando en el auto. Cómo pude me maquille y me peine en el auto fue una misión casi imposible con lo mal que ella maneja, pero finalmente logre completarla con exito. Por arte de magia mi hermana logró llegar a tiempo faltando cinco minutos para entrar.

Así qué tenía cinco minutos en los qué tenía que buscar rápidamente el aula dónde me tocaba. Corrí rápidamente esquivando a todos los qué se atravesaban en mi caminó. Hasta que sucedió cómo toda novela cliché lo narraria, choque con alguien y los dos fuimos a dar al suelo. Pensé que mi día empezaría genial pero ya veo que no, cuándo alze la vista, mis ojos vieron al chico más perfecto y sexy del mundo. << ¡Mierda! >> Esta buenísimo, ser tan guapo debería de ser un crimen y si así lo fuera el tuviera cadena perpetua. Cuándo mis neuronas volvieron a funcionar me levanto rápidamente y me disculpo.

-Lo siento tanto, no te vi.-bajo la mirada,-Mi primer día esta siendo un caos.

-No te preocupes.-Sonríe,-Yo también venía distraído.

<<¡Oh dios!>> qué voz tan sexy y qué sonrisa tan perfecta, hay algo que este chico no haga bien.

-Nuevamente lo siento.-Sonrió,-Pero ya me tengo qué ir, ya qué todavía no encuentro el aula 3N.-Suspiró.

-Pues creo que estás de suerte.-Sonríe,-Yo también voy a la 3N así que si quieres puedes venir conmigo.

-Claro, muchas gracias.-Sonrió.

Así qué caminamos juntos hasta el salón, el caminó se me hizo un poco incómodo ya qué el no dejaba de mirarme y es raro que un chico como el mire a las chicas como yo. Sin poder evitarlo yo también lo miraba y la verdad es qué tiene un trasero perfecto, corrijo todo en el es perfecto. Al entrar al aula solo quedaban dos asientos disponibles y estos estaban juntos, así qué no quedó más remedio qué sentarme junto a él. Estaba distraída mirando el salón y sus alrededores hasta que de pronto su sexy voz me sacó del transe de pensamientos.

-Ahora qué seremos compañeros será mejor presentarnos como se debe.-Sonríe,-Mi nombre es Dylan Parker mucho gusto, ¿y tu eres?.

-Mi nombre es Rachel Collins y el gusto es todo mío.-Sonrío.

¡Pues cómo no el está hecho un bombón! Rachel, Rachel controla tus hormonas no viniste hasta Londres por ésto. Seguimos conversando un par de minutos más hasta que fuimos interrumpidos la entrada del maestro. Momento arruinado gracias al maestro de química. La clase pasó super lento toda la duración de ella me la tiempo me la pasé bostezando. Aún no me acostumbro al horario de aquí y bueno también porque me aburre esta materia para que negarlo. Todo iba bien hasta que se le ocurrió la grandiosa idea de dejar trabajo en equipo, lo único de cual no me quejo es que me toco trabajar con Dylan.

-¿Rachel qué te parece si hacemos el trabajo en mi casa?.-Pregunta.

-Me parece perfecto.-Sonrió,-Pero hay un problema.-lo miro nerviosa.

-¿Cuál?.-Pregunta curioso.

-Hace pocas semanas qué llegué a Londres y la verdad no conozco muy bien.-Sonrió apenada.

-No te preocupes si quieres a la salida de la escuela nos vamos directamente a mi casa.-Sonríe,-Sirve que no perdemos tiempo.

-Por supuesto, por mí perfecto.-Sonrió.

Él resto de las clases. Fue igual demásiado aburridas, y si sigo con esos ánimos. Jamás me graduare y todo habrá sido en vano. Por lo pronto primer día superado, estaba esperando a Dylan en el estacionamiento ya qué me dijo qué tenía qué resolver algo rápido. Me quedé sorprendida cuándo veo que el viene con una cara de pocos amigos y detrás de él una chica gritándole.

-¡Dylan!.-Grita furiosa,-Con un demonio no me dejes con la palabra en la boca.

Dylan se voltea rápidamente dándole la cara. Todo mundo los miraba pero ellos no estaban de humor como para ponerle atención a los demás.

-¿Qué quieres ashley?.-Pregunta enojado,-No tengo tiempo para escuchar tus estupideces así que habla.

-¡Carajo!.-exclama,-Sólo quiero qué me prestes cinco minutos de tu atención.-frunce el seño,-¡Soy tu maldita novia! A caso ya no me quieres?.-Pregunta haciendo un puchero.

¡Novia! Debo admitir qué eso me dolió y no sé por qué, pero era obvio qué alguien cómo él jodidamente guapo tuviera novia. Definitivamente eso no me lo esperaba que gran día de mierda.

Mi estúpido crush | en edición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora