Debes recordar esto

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Lizy y yo caminamos a través de las calles, gran parte del agua anteriormente estancada ya había sido absorbida por la tierra lo que causaba que el sonido de nuestras pisadas sonaran de un modo extraño. Notaba que estaba luchando por seguirme el paso, lo cual era lógico debido a que a duras penas ella con la altura que tenía me llegaba al pecho y mis pasos eran mucho más largos que los suyos. Llevábamos un buen tramo recorrido y ninguno de los dos había dicho una palabra, ciertamente se notaba lo poco que convivíamos entre nosotros.

-Es extraño que mi hermana me haya dejado acompañarte tan fácilmente- comenta entre dientes aunque con un tono que marcaba su intención de que la escuchara. No contesté nada, así que agregó algo más.- Eso significa que no tiene mucha importancia para ella si me pasa algo-

-Estás mal, en realidad ella no había dado ningún permiso para que vinieras conmigo, no fue hasta que Miguel intervino que accedió- entré en defensa de mi chica, aunque casi podía sentir las represalias de Léylany por denominarla así.

-Miguel ni siquiera fue a despedirse de mí antes de que nos fuéramos- permanezco serio, recuerdo porqué nunca me llevé demasiado bien con Lizy desde que la conocí, nunca podíamos tener una conversación en paz, era demasiado dramática siempre intentando conseguir la compasión de los demás.

-Tu hermana tampoco se fue a despedir de mí y aun así no estoy quejándome como tú- ella me contesta intentando llevarme la contraria

-Al hacer ese comentario estás quejándote- entrecierro los ojos, aunque no la volteo a ver ni un segundo.

-Iremos a ese edificio- cambio de tema, tenía mejores cosas que hacer que discutir con una niña inmadura y quejosa

-¿Para qué?-sigue hablándome en un tono agresivo

-¿Se te olvidó el por qué tenías tantas ganas de acompañarme y por eso fui a pedirle permiso a tu hermana de que te dejara venir? Para tu información no estamos aquí para quejarnos sobre Ley y hacer una lista de las cosas que más odiamos de ella.-

-Ya lo sé, veníamos a ver generadores y ese tipo de cosas- suelto un resoplido ante su molesta actitud y murmuro

-Esperemos que te contagie algo de mi inteligencia, porque de seguir así...- seguramente ella me escuchó porque no tardó en replicar

-¡Soy bastante inteligente!- no le tomo mucha importancia a lo que dice, en su lugar comienzo a observar a mi alrededor en busca de las cosas que Judith me encargó y tengo escritas en el pedazo de papel que está guardado en el bolsillo de mi pantalón.

-¿Ya terminaste de quejarte?- digo pasados unos minutos, me adentro al interior de una tienda con una variedad razonable de estantes, el vidrio extrañamente no resistió a la presión del agua y los fragmentos más grandes quedaron esparcidos por el suelo.

-Quédate en la entrada, si pasa algo me llamas- le indico a Lizy, pero claro, no podía mantener la boca cerrada.

-Mala idea- comenta burlonamente y canturreando, como si supiera algo que yo no.

-¿Por qué insinúas eso?- ahora sí me giro a verla directo a los ojos

-Simplemente porque eres un tonto, yo tengo un arma ¿Y tú? No ví que te llevaras ninguna ¿O si nos pasa algo le echaras esas mezclas raras en los ojos? Si es que aun tienes. Tú tendrías que avisarme a mí si te pasa algo- extiendo mi mana mientras camino unos pasos hacia donde está

-Pues entonces dame tu pistola, mejor la tengo yo a una niña caprichosa-

-No, es mía primero que nada, tú consíguete una si tanto la necesitas. Además soy mejor que tú disparando, y una cosa más ¿Niña? ¡Tengo trece años!- a esas alturas era imposible para mí no meterme en la discusión

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