El Beso

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Durante la semana no recibí ninguna carta del "admirador" y eso me alegraba. No tenía ninguna pista de quien podía ser y eso me ponía nerviosa, no tenía como investigar y ni siquiera dejaba huellas que pudieran darme un adelanto de quien podría ser. Jenna me había dicho que siguiera con mi vida normal, que pronto pararían. Pero a pesar de que yo no pensaba así, no podía hacer nada.
Acudir a la policía sería en vano, no había rastros de amenazas en su escritura. Así que estaba inútilmente indefensa. Tampoco podía decirle a mi madre o a Nick, se preocuparían, y tienen cosas más importantes que hacer. Ambos trabajan.

Nick consiguió un trabajo cuando termino la universidad. Estudió arquitectura, así que rápidamente lo contrataron en Walinster's una pequeña empresa, que pronto crecerá, según él. Nunca contrataban gente joven. Así que pienso que Nick realmente los impresionó. No me sorprendía, él siempre fue talentoso.

Respecto a mi, siempre quise estudiar Medicina, desde pequeña soñaba con ser cirujana. La sangre no me da impresión. Por eso quiero estudiar en Italia, hay una gran universidad que se basa únicamente en Medicina. Y da la casualidad que al lado de esta, hay una pequeña universidad de Recursos Humanos, lo que Jenna quiere estudiar. Todo está a nuestro favor.

Era Viernes. No había visto a Jackson en toda la semana, creo que ya era común que desapareciera. Los chicos seguían tan alegres y divertidos como siempre y cuando nos sentamos en la cafetería siempre admiraba esta escena.

Jayden y Jordan hablando, riendo. Jenna comiendo y hablando con Nick por teléfono. Sean, contándome como le fue en Química y yo tratando de recordar este momento por siempre. Así es como realmente quería recordarlos. Felices.
No es como si nunca volviera a verlos, pero ya no sería tan frecuente como ahora.

Al final de las clases, cuando estaba saliendo del Instituto, fui a la parada de bus, mi auto estaba en el taller.

-. Lydia.- reconocía esa voz.
-. Jackson.- dije sin voltearme.
-. ¿Cómo sabias que era yo?-. Me miró intrigado.
-. Conozco tu voz.- dije rodando los ojos. Pero él no podía verme, estaba de espaldas.
-. Lamento haberme ido, pero tengo algo para ti.- dijo tomando mi mano.
-. ¿Te fuiste? Ni siquiera lo noté.- dije secamente.
-. Se que piensas en mi.- susurró en mi oído.
-. No es cierto.- y me alejé un poco.
-. Ven conmigo.- y me tendió el casco de su moto.
-. Debo ir a casa.-
-. Te llevaré.-
Me convenció, no quería ir en bus.
-. Esta bien.- me voltee y estábamos a centímetros.
-. Me quedaría así por siempre, pero llegaremos tarde.
¿A dónde?

Subimos a su motocicleta y cuando arrancó, rápidamente me agarré de su abdomen, pero puso mis manos por debajo de su remera para que no estirara su chaqueta de cuero.
Conocía esta jugada.
Quería que toque su marcado abdomen. Oh Jackson, me vuelves loca.

Condució un largo rato, hasta que llegamos a un billar. Nunca había entrado.

-. ¿Este era tu gran plan?-. Dije bajando de la moto.
-. Es perfecto y lo sabes.-
-. Eh tenido citas mejores.- dije recordado a Sean.
-. Me dueles Lydia, sabes que no soy nada romántico.- dijo tocándose el corazón dólido.
-. Lo sé.-
-. Vamos entremos.-

El lugar era oscuro, con una larga barra, cuatro mesas de billar y ventanas pequeñas. No había mucha gente.

-. ¿Quieres algo de beber?-. Me preguntó Jackson.
-. Estoy bien así.-
-. Aguafiestas.-  y se fue a pedir a la barra.
Yo no soy aguafiestas.
-. Jackson, una cerveza para mi.- le grité desde la mesa. Y sonrió mostrando su perfecta dentadura.
-. Aquí tienes señorita.- dijo tendiendome el vaso lleno.
Me lo tome todo de un solo trago.
-. ¿Vamos a jugar?-. Le dije.
-. Wow, creo que la necesitabas, pero si, vamos.- dijo mirandome.

-. No se jugar.- dije cuando me dió el palo, ni siquiera sabía que se hacía con él.
-. Debes golpear con esa bola blanca, a las demás, y meterlas en algún agujero. Es fácil, usa eso.- dijo señalando mi palo.

El primer movimiento lo hizo él para mostrarme como se hacía.
Cuando lo intenté le erré. Y Jackson soltó una carcajada.

-. No te burles.-
-. Te enseñaré como.- Se puso peligrosamente detrás de mí y sostuvo mis brazos. Dió un envión hacia atrás y fuertemente golpeó la bola blanca que se dirigió a una roja y se metió dentro de un agujero en la esquina de la mesa.
-. Eres bueno.- le dije.
Y me guiñó un ojo.

No la pasé nada mal con Jackson, no era nada romántico, pero de algún modo, lograba atraerme hacía él. Y no entendía como. Tal vez su frialdad y descaro era solo una capa que lo protegía del mundo. Pero cuando estaba conmigo, eso desaparecía, era...Diferente. Y me agradaba.

Pasamos un rato jugando y me llevó a casa. El viaje fue tranquilo. Me sentía segura con él.
Caminamos hasta mi pórtico y me estaba mirando fijamente.

-. ¿Tengo algo?-. Pregunté tocando mi cabello.
Pero tomo mis manos con delicadeza y negó con la cabeza.
-. ¿Que pasa?-.
-. Es que me encantas Lydia.-

Antes de que pudiera responder, tomó mi cuello y me besó. Fue un beso tierno y lento, como esos de las películas. Acariciaba mi mejilla y yo enredaba mis dedos en su  suave cabello.
Sentí como si una corriente eléctrica recorriera mis venas y me conectara con él. Nunca había sentido nada igual.
Cuando nos separamos me dió un beso en la frente.

-. Buenas noches Lydia.- y se fué en su motocicleta.

Entré y cerré la puerta detrás de mí, me deslice hasta sentarme en el suelo. No podía parar de pensar.
¿Jackson era el indicado?

Cartas de Amor a LydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora