1 - Resaca

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La taza de café sobre la mesa ya estaba fría. Mis manos también, pues aunque sobre mis hombros había arrastrado la manta desde mi cama, los brazos estaban al descubierto.

Bostecé con cansancio. Había dormido más que otros fines de semana debido a que había vuelto pronto a casa -sin avisar a Jungkook ni a nadie- y me había lanzado directamente sobre el lecho, sin ánimos, sin fuerza. No obstante, tras más de diez horas de sueño, que es casi el doble de lo que suelo dormir normalmente, me sentía más cansado que en otras ocasiones. Bueno, más que cansado... decaído.

Cuando me levanté esta mañana, después de cepillarme los dientes aún con la sensación de estar perdido, de estar olvidando algo, los flashes de la noche anterior se me presentaron lentamente, mostrándome y rememorándome la razón de mi desasosiego.

Di un largo suspiro. Tras varios minutos sentado en el comedor, mi ya de antemano escaso apetito para desayunar se desvanece por completo. Quiero volver a mi cuarto, dormir de nuevo, al menos por unas cuantas horas más. No tener que enfrentar la realidad, mi estúpida credulidad, mi falsa esperanza.

Me tumbo en mi cama y por primera vez en todo el día miro las notificaciones, los mensajes que había estado evitando leer desde por la mañana. Unos cuantos de Tae y Hoseok a las 4:47 preguntándome si estoy bien, varios mensajes del grupo de clase y, cómo pasarlo desapercibido, una larga lista de mensajes de Jungkook que van desde las tres de la mañana con un Minieee, ¿dónde te has metido?” hasta mensajes de hace menos de una hora, “¿Has llegado bien a casa? Si es así avísame para estar tranquilo.” Mi primer impulso, guiado por una repentina chispa de rabia ante lo falsa que me parece en estos momentos su preocupación, es borrar el chat y no hablarle más hasta que mis sentimientos por él me cieguen y me vea de nuevo perdonándolo por una falta que yo sé, pero él no sabe que yo sé, que ha cometido. Vuelvo a desbloquear el móvil y le escribo corto y seco, con los labios notablemente fruncidos por la decepción, como si así sintiera que estoy traicionando menos mi dignidad, voluntad y determinación.

~Minie
Estoy en casa.

Jungkook no tarda más de unos segundos en contestarme. Pareciera que estuviera atento esperando mi mensaje.

~Kookie♥
Hasta que contestas...
¿Estás bien? ¿Por qué te fuiste anoche?
Me dejaste sólo 🙁☹️☹️

~Minie
En realidad te dejé bien acompañado.
¿O es que al final te quedó corto?

Contesto, dándome cuenta de la mala idea que ha sido hablarle tan pronto, tan temprano en la mañana, con los hechos aun demasiado frescos y cuando mis sentimientos son más sensibles y vulnerables. Sin darme cuenta mis ojos se aguan y tengo la necesidad de tirar el teléfono lejos. Seguir hablándole ahora no me hará sentir bien en absoluto. Me limpio una lágrima escurridiza del rostro, intentando distraerme en el gesto y no dejar mis pensamientos sucumbir ante la escena aún presente de Jungkook besando a otra persona a pasos de distancia, ante el sentimiento de traición renacido de algo que ya había pasado antes pero que, sin embargo, creía superado.

Qué iluso.

Paso varios minutos tumbado boca arriba en la cama, ignorando las vibraciones constantes de mi móvil que me informan de una llamada entrante. Me incorporo y me siento en el escritorio, mirando los objetos que hay aquí encima, tratando de recordar cuáles son un obsequio de mi actual novio -tarea que no me requiere mucho esfuerzo-, y los voy cogiendo todos; una foto suya en carnavales con su marco, una pulsera gruesa con las letras “Dance Workshop” escritas en lila y un estuche que lleva aquí más tiempo que lo que llevamos de trimestre, estuche que se dejó hace cinco meses cuando quedamos para estudiar y que desde entonces no ha reclamado.

Viceversa [JiKook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora