11 - Final

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Han pasado sólo tres semanas. Tiempo más que suficiente para habituarse a los cambios.

Pero los cambios... a veces sólo son mera apariencia durante un tiempo.

—Kookie, sonríe para la foto —. Le digo al tiempo en que levanto la cámara de mi móvil. Creando memorias de una noche de fiesta, una de las tantas que hemos tenido. Monotonía y diversión nocturna, nada memorable, pero a nosotros los adolescentes nos gusta esta vida, los dramas y la juerga, ¿no?

Tal vez me lo merecía, por encontrar a una persona peor que yo en ese aspecto.

Jungkook se pone detrás de mí y me pide un segundo para arreglarse el sombrero, pero yo estoy algo bebido y mi pulso tiembla sobre la pantalla. El móvil se ilumina justo antes de mostrar en la pantalla la imagen que acabo de sacar y a Jungkook apenas le ha dado tiempo de sonreír tan siquiera.

La textura de la imagen ha quedado de un feo color amarillo debido a la coloridad de las farolas de la calle, pero no importa, porque los dos sujetos de la fotografía somos Jungkook y yo. Juntos.

—¡¿Qué es esto?! —Exclama Kook horrorizado. —Bórrala.

—A mí me gusta.

—Ya sacaremos más y mejores.

—Pero ninguna de esas futuras fotos será igual, yo quiero esta —. Insisto como un niño enfurruñado y Jungkook rueda los ojos.

—No empieces con tu mierda cursi, por favor —. Le doy un golpe en la nuca.

—Recuerda que soy mayor que tú.

—Hyung... —Lloriquea en falso haciendo pucheros. Con sus brazos rodea mi torso bajo mis brazos y esconde el rostro en mi cuello como muestra de falso arrepentimiento. La escena resulta graciosa porque él es más alto que yo y necesito que ponerme de puntillas para arrullarlo entre mis brazos cual bebé.

Un bebé por el que siento el menester de cuidarlo y protegerlo. Igualmente sonrío feliz.

Pero a mí... ¿quién me cuida y me protege?

(...)

El alto volumen de los altavoces de las esquinas de la discoteca que hace vibrar toda la estancia sumado a lo que, creo, son los latidos encendidos de mi corazón, me hace bailar en un entorno que me resulta estimulante y excitante.

Toda la gente a mi alrededor se mueve al ritmo de las canciones más suenan estos últimos meses y de los clásicos que más han perdurado en la cumbre musical hace más de una década.

Me encuentro sólo y tengo que enfrentar de vez en cuando miradas indiscretas de otras personas. Pero no me importa. Cuando vamos de fiesta me gusta perderme de vista y disimular que no hay nadie conocido a mi alrededor, me hace sentir más libre, sin ataduras. Por eso bailo con la chica que se me ha acercado sonriente. Le sonrío también, amable, provocando la desaparición de mis ojos en una raya. Es muy mona y pequeña, casi como una muñeca de las de tela.

—¿Bailas conmigo? —Me pregunta cantarina frente a mí.

—Pero ya lo estamos haciendo —. Respondo divertido al tiempo que la canción acaba y está a punto de comenzar la siguiente.

—Preguntaré de nuevo. ¿Bailas conmigo esta nueva canción?

—Y si quieres la siguiente también —. Respondo con un guiño de ojo y una sonrisa coqueta.

¿Por qué estoy tonteando con esta chica? Ni siquiera me gusta. ¿No es acaso esta misma acción por la que casi se rompe la relación entre Jungkook y yo?

Viceversa [JiKook] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora