9. Idiota

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Caminaba por los pasillos de la escuela en dirección a lo desconocido, es broma, iba camino a la dirección. Me había ganado una visita al director por culpa de un idiota que estaba alado de mi.

Yo estaba poniendo atención a la clase cuando él se empezó a reír por una nota que se mandaba con su amigo, le dije que se callara pero siguió riéndose. La profesora los vio y como yo los callaba y me mandó a la dirección.

Una vez que llegue dije que me mandaron con el director me dijeron que entrará a su oficina, toque dos veces la puerta y esperé.

Pase -por alguna razón esa voz se me hacía conocida, pero eso no podía ser. Entre en la oficina y luego de cerrar la puerta detrás de mi me gire para encontrarme con la persona más odiada por mi.

-Debe ser una maldita broma.

-Cuide su lenguaje señorita Moretti -dijo con una sonrisa traviesa.

-¿Por qué mierda estas aquí? -pregunté bruscamente, no me agradaba la presencia de él, mucho menos en una misión.

-Esa pregunta la debería de hacer yo, ¿por qué está aquí, señorita Moretti? -fue hasta la puerta y puso el seguro.

-Unos compañaros estaban hablando y no me dejaban prestar atención, la maestra se dio cuenta y me envió con usted, señor Queen.

-¿Señor Queen? Yo soy el señor Parker, no se a que se deba está confusión señorita.

-Ya dejate de jueguitos Zachary y dime por qué mierda estás aquí.

Me había hartado de ese jueguito director-estudiante cuando ya los dos sabíamos muy bien lo que éramos. Nunca nos toleramos, él era cinco años mayor que yo, sus facciones siempre fueron maduras pero no tanto, ahora aparentaba unos veintisiete años cuando en realidad tenía veintidós. Éramos compañeros en el equipo élite, cuando nos conocimos un odio mutuo creció entre nosotros, pero siempre había una pizca de deseo entre nosotros, no tenía caso ocultarlo pues los últimos que nos dimos cuenta fuimos nosotros, los otros diez miembros del equipo lo decían incluidos algunos mayores. Él era muy guapo, tenía una sonrisa que derretia a cualquier mujer, unos ojos verde mar que encantan a cualquiera.

-No pensé que me recibirias así. Acabo de llegar de Inglaterra, pero me encantaría saber por qué estás tú aquí -se pegó a mi espalda dejando un beso en mi cuello una vez que apartó mi cabello de esté.

-No estoy para tus juegos y no es algo que te interese. Es una misión juvenil, tu desde hace tiempo que no perteneces a esta división.

-No exageres, no fue tanto tiempo. Y si me interesa porqué Mario mando a sacarme de Inglaterra para venir aquí. No sabes el polvo que tenía reservado para hoy.

-Lastima por no llegar a tener ese polvo.

-Pero siempre puedo encontrar a alguien, señorita, ¿me podría repetir el porqué está aquí, en la dirección?

-Por que no es de tu incumbencia. No soy tan estúpida como para caer en tu juego del director -dije mirándome a los ojos directamente y muy cerca debido a que cuando me gire el estaba detrás de mi.

-Lo último que pienso es que eres estúpida, nunca serias eso -dijo trazando un camino de besos húmedos desde mi cuello en dirección a mi boca.

-Eres mayor que yo cinco años -lo acepto, estaba cediendo ante su juego, una parte de mi siempre fue débil ante él.

-Nadie lo sabrá -siguió con su camino y llegó hasta mis labios.

Los beso primero de una manera delicada y suave, algo extraño en él, para luego ir subiendo de tono. Alzó mis piernas y las enrrollé estas al rededor de su cintura, camino hasta su escritorio y me apoyo en el.

ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora