Capítulo 7: Corazón

34 2 0
                                    

Hoy es viernes y mi mamá me dio chance de irme con Mickey porque hoy acabamos semestre e iremos por una micheladas a un lugar donde no nos piden IFE. Bueno, eso no lo sabe mi mamá.

Bajo las escaleras cuando Sara y Ely se me unen.

— Hola, Mr. Cannabis – ruedo los ojos –. Yerba mala nunca muere...

— Qué güey estás – niego con la cabeza sonriendo –. ¿A dónde van?

— A aburrirme en casa – Sara arruga la nariz.

— Tengo una cita con mi cama – contesta seria Ely.

— ¡Naaambre, güey! No se diviertan tanto. ¡Son vacaciones! Voy con un amigos a unas alitas, ¿le caen?

— Creo que mi cita puede esperar. Solo haré una llamada.

— Yo también – se convence Sara.

Salimos de la escuela y nos detenemos bajo un árbol. No mames con el puto sol...

— Y ¿cómo se llama tu amigo? – curiosea Ely.

— Mickey – veo el moscamovil de mi amigo –. Es el azul-verde mosca de allá.

Alzo una mano esperando que el idiota me vea. Y él pita 3 veces. Me asomo por la ventana del acompañante y chocamos puños.

— ¿Qué pedo, güey? Eh... Ellas son Sara y Ely. Él es Mickey.

— ¡Hola! – saludan las chicas al mismo tiempo.

— Hola – responde el ojiazul quitándose los lentes de sol y con una sonrisa para ambas.

Abre la cajuela y metemos las mochilas. Subo al asiento del acompañante preparado para la labia del pavo real de Mickey.



Cuando acercamos a las niñas a sus casas, nos encaminamos a la de mi amigo.

— Sonará loco, güey, pero la morra flaquita se me imaginó a Scar.

— ¿Sara? – río sacando la mano por la ventana – Nada que ver.

— Sí, güey. O sea como que las dos son calladas, flaquitas y así.

— ¿Y nomás por eso? – golpeteo el cigarro con mi pulgar.

— No sé, hay algo – controla los autos que vienen para unirse a la glorieta.

— Güey, nadie te cree una mierda cuando te empedas, cabrón.

— Ay, güey solo fue una michelada, puto.

— Tas bien güey, Mickey – suelto una risa.

— Todos me dicen eso, pero nadie me dice, Mickey ¿tas bien, güey? – se le sale un gallo y me río.

— Cállese alv Mickey güey.

— ¡Güey no mames! Milkey way.

Nos botamos de risa.



*All I want – Kodaline

— Otra vez porque el final no me convence, definitivamente necesita el bajo – espeta Mickey deteniendo sus platillos vibrantes.

Desde que llegamos a su casa, estamos tratando de terminar una canción pendiente.

Plan BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora