Capítulo 9: Realidad

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Y llega el viernes, día de alberca en casa de mi amigo el Richie Rich (Aaron). Supongo que hizo un pacto con el diablo o algo parecido porque hoy hace sol y seguimos en invierno.

— ¿Qué onda, güey? – me saluda Freddo.

— ¿Qué pedo?

Lo más seguro es que proponga que nos saltemos la clase porque juro que tiene otro lugar mejor a dónde ir. Iremos a comer y volveremos para la salida. Ya me la sé.

— Güey, antier fui a unos tacos que están buenísimos, por aquí cerca – lo sabía –. ¿Vamos?

— Na, güey, no puedo faltar, doña mamona la trae conmigo.

— Iremos Mau, Karen, José, Naomi y Regina – codea mi brazo al mencionar a la última.

— Chido.

— Ni modo, hermano, será la próxima.

*Ugly Ending – Best Frenz, Joywave, Jasin Suwito

Alcanza a Mau y se van caminando hacia las otras escaleras. Y detrás de Mau está ella.

— Carajo...

Carga su mochila en sus hombros y abraza libros. Cuando me ve, siento que sus ojos podrían atravesarme la cabeza. Camino más lento mientras ella hace lo contrario y dobla a su izquierda para entrar al aula. Me detengo en la puerta del salón y solo me enfoco en ver mi lugar, justo donde está Ben hablando con Brenda. Me siento y me coloco los audífonos, necesito chutarme música. La maestra entra y saco mi libreta para tomar apuntes.

Sara es negro y no me gusta. Su cabello está suelto y despeinado, muy negro, lleva una gargantilla del mismo color que nunca le había visto porque no es su estilo. He visto a chicas con eso, incluso a Scar, pero en Sara se ve raro. Moda. Trae una blusa de mangas largas dejando ver su ombligo, jeans y tennis. Sus ojos maquillados en negro no tapan bien lo hinchados y rojos que están. Ha estado llorando y no es egoísmo, pero estoy seguro de que lloró por mí. Si quería hacerme saber que está dolida, lo logró.Tener el corazón roto debería ser motivo para quedarse en casa, como la fiebre.

*Fin

Conduzco hacia a casa de mi amigo El rizado. Jerry y Mickey vienen conmigo; Jerry de copiloto porque le desespera ir atrás. Mickey viene atrás cantando e imaginariamente tocando la batería con cada canción que Jerry pone. Es muy indeciso y, en tan solo siete minutos de camino escuchamos como quince canciones, obvio no dejaba que terminara ninguna. Ahora solo puedo imaginar a Coldplay vestidos de Rammstein y lentes de Redfoo, cantando como Cartel de Santa y una panza a la Elvis Presley...

— Pibe, ya me dieron ganas de soltar a la güera – anuncia mi mejor amigo.

— Güey, qué naco – me burlo arrugando la nariz –. ¿Cómo no? Si casi tú solo casi te chingaste la caguama – le recuerdo.

— ¿Pibe? – se pregunta Mickey al igual que yo – ¿Qué vergas es pibe?

— Se utiliza en Argentina para decir: ¡no te metas, idiota! – no, sí que le urge ir al baño... –. No te creas, es como decir güey o algo así.

— ¿El tinte te llegó a las neuronas o qué chingados? Estámos en México, cabrón.

— Illiterate! – se quita el cinturón de seguridad y se lanza a Mickey.

— Weirdo!

Mi amigo Mr. Aaron nos recibe en su cochera eléctrica con un sombrero de palma, unas gafas rojas, sin camiseta y en bermudas naranjas con palmeras. Muy playero el güey. Dijo que sería algo tranquilo, solo nosotros cuatro y las cuatro chicas que hemos estado saliendo: la Sophie que trae algo con Jerry, Scar, la pecosa que hace feliz al Mr., Maggie y el Mickey que no son nada. Solo nosotros ocho en la gran casa con alberca.

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