Capítulo 4: Señoritas

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Ya pasó medio semestre. Desde lo del antidoping mi mamá se puso más estricta. Una vez se me fue el tiempo y llegué a casa a la 1 am, se encabronó y casi me castiga sin dejarme salir el resto del año. Ahora además de decirle dónde estoy, a dónde voy y con quién, me sentenció a que si descuidaba la escuela me mandaría a un grupo religioso que está por la casa. Tendría que ir todos los sábados toda la mañana y parte de la tarde. Y eso fue motivo suficiente para no bajar de calificaciones y ser puntual.

Por hoy, viernes en la tarde, puedo relajarme. Mickey, Jerry, Aaron y yo nos aventuramos en un viaje de patinetas hacia un tipo pueblo que nos dijo Piña para ver si grabamos futuros videos. No está tan retirado de Guadalajara y es... curioso. Algunas personas andan en patinetas, a caballo, otras en patines, bicicletas, paseando a sus mascotas. En el pueblo se pueden ver muchos árboles, caminos empedrados, pequeñas casas, cafeterías y cabañas. Está perro este intento de pueblito, parece sacado de una película gringa.

Ya llegamos. *Foto* *Ubicación* - Lucas.

OK - mamá.

Estamos en un puestecito llamado Matt matcha esperando a que le entreguen su helado a Mr. Aaron.

— Güey... – Mickey, sorprendido y ansioso, nos golpea el brazo a Jerry y a mí – Allá.

Señala a un grupo de chavas cerca del skate park.

*Bambina – Vampira Weekend

— La pelirroja, la castaña, la güerita y la de cabello negro – expresa mi mejor amigo, Jerry.

— ¡Qué piernas! – chifla – ¡¿Vamos?! – propone Mickey con los ojos alunados –. Pido la pelirroja.

— Yo la de verde – apoya Aaron y volteo a ver que es la pelinegra que balancea sus pies en dos patinetas.

— ¿Qué pedo con Rubí? – pregunta mi mejor amigo y Aaron alza los hombros.

— Pedos, güey. La veré el siguiente fin. Creo que me terminará. Gracias – le dice al tipo tomando su helado después de pagarle.

— Esa mujer está loca, como Diana – canturrea Mickey que me mira disimuladamente.

— ¿Qué? – espeto – Ya terminamos.

— Uy, solo digo...

— No hablemos de ellas, vamos con esas nenorras – Aaron, y sus palabras de abuelo, sonríe como una bestia que acaba de afilar sus dientes para comenzar a devorar un banquete.

No quiero ser aguafiestas, pero no tengo ganas. Además me salió un grano en la nariz, qué vergüenza y perro asco.

— Güey... mejor vamos a patinar a eso vinimos – trato de zafarme.

— Culo si no – dice Mickey.

Aprieto la boca porque con eso ya no me puedo rajar.

— Hay una güera para ti – Aaron me abraza los hombros mientras me arrastra hacia ellas –. Hola.

Pinche Aaron pavo real, voz de Barry White de quinta. Me tengo que sobar la cara y morder las mejillas para no reírme.

Mi amigo acomoda su cabello (más rizado que quebrado) hacia atrás, llegando frente a la morra de verde y esta le sonríe atrapando con sus dientes el aro de su labio inferior.

La rubia se alza la gorra de spiderman y se revuelve un poco el cabello. Más de cerca noto que sus ojos son color café y tiene un lunar en su delgada barbilla.

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