* Qué hueva de el Tri
— Qué hueva... – diría mi buen amigo El Tri.
Me desvelé jugando videojuegos con Jerry, claro, como el idiota apenas entra a clase hoy, puede desvelarse hasta las 2 de la madrugada, ir a clases a no hacer nada y poder dormirse en el salón. En cambio yo ya tengo que ir entregando tareas. ¡Y no, no estoy enojado!
La primera semana ya la superé, pero creo que continuar con la segunda ya es un acto de valientes. Mínimo no tengo resaca, porque levantarse temprano es un suicidio, la jaqueca solo se quita con un martillo impactando mi cráneo... o con un toque. Desearía que mi mamá me hubiera traído hoy también, podría haberme dormido en el camino.
Qué hueva de día; nublado y gris en Agosto. ¿Dónde está tu pinche lógica, clima?
Subir las escaleras es la tercera prueba, las anteriores fueron levantarse y conducir. Simula ser un videojuego donde la carrera inicia para todos abajo, algunos caen, otros se quedan a medio camino y otros ni siquiera lo intentan porque sus papás casi casi los dejan en la puerta del salón. Aunque ya no tengo ganas de seguir, las otras pruebas deben valer la pena. Cuando llego arriba, giro a ver a los demás ayudándose con el barandal o con las manos en las rodillas, es eso o ya estoy alucinando del sueño que tengo.
Llego a la cafetería a comprar algo rápido para comer en lo que subo más escaleras para ahora llegar al salón. En la barra de la cafetería me encuentro a Regina pidiendo un jugo, ella voltea a verme sonriente.
— Hola – saluda con su voz chillona.
Y le devuelvo el saludo con una sonrisa floja.
— ¿Neta esa va a ser tu primera comida del día? – me lanza una mirada incrédula.
— ¿Eres mi nutrióloga?
Pestañea hacia abajo y aprovecha para ir a la barra para tomar su jugo e irse.
Uy, creo que la cagué.
*Fin
¿Por qué tuvieron que cambiar el salón de mate? El profesor me mira desde su escritorio en la esquina. Me mira arrogante con sus lentes a medio tabique. Consulta su reloj de muñeca y vuelve a mirarme, esta vez se levanta a abrir la puerta.
— Tarde – su voz extremadamente gruesa me sorprende tanto que me pregunto si estará enfermo de la garganta ya que no la recuerdo así.
— Tenía anotado el otro salón.
Me enderezo para no verme intimidado.
— Bien – se hace a un lado y me deja entrar.
El salón es más amplio que el anterior. Recorro a mis ocho compañeros y decido sentarme junto a Ely, la chica de rulos que le gritó a Sara.
Pinche clase más tediosa y aburrida con el profe más arrogante de matemáticas que jamás tuve. En la primera semana parecía buena onda, pero ahora creo que se ha propuesto a cagarnos el palo. El profe, que parece apellidarse Verga en vez de Vega, no dejó de recordarnos que somos la clase de los reprobados y podría volver a reprobarnos sólo por sus huevos.
Al final de la clase, Ely y yo nos detenemos a platicar a unos metros del salón.
— ¿Qué chingados con el profe, güey? ¿Qué le hicimos o qué pedo? – expreso.
— Ya había escuchado que era mamón, pero no creí que tanto.
— ¿Habrá otro horario de matemáticas que no sea con él?
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Plan B
Novela JuvenilDicen que el mundo es de los aventados, de los tercos y perseverantes. De quien, si su plan A no funciona, cambian al plan B o al siguiente hasta conseguir lo deseado. Yo me considero así porque tampoco creo que el plan B sea aferrarse al A. La vida...