El reloj se había detenido justo a las tres en punto de la madrugada. La bailarina de la caja de música que reposaba sobre su mesilla de noche, giraba en un macabro ballet llenando la estancia de aquella musiquita infernal que parecía querer contar mil historias de tiempos pasados.
No estaba loca. No iba a permitir que nadie acabara por convencerla de que así era. Con dedos temblorosos, recorrió la profunda cicatriz que le rodeaba la garganta y sintió una corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo. ¿Quién era? Bueno. En realidad eso era lo que menos importaba... Lo que realmente le producía escalofríos era la incertidumbre de saber si estaba viva... O muerta.
ESTÁS LEYENDO
LA MUÑECA DE LOS OJOS ESCARLATA ©
HorrorÉl era callado, y nunca llamaba la atención. Los primeros días parecía sumido en el profundo letargo que le provocó la muerte de sus padres y de su hermana pequeña. Pero era su primo a fin de cuentas, y Amanda no sabía apenas nada de él. Sólo que se...