Capítulo 13.

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Al llegar a casa, asomé la cabeza desde la entrada principal, y observé a mi madre, que todavía seguía durmiendo parcialmente tumbada sobre el sillón, con la televisión encendida.

Me acerqué con sigilo y la imagen de un chico y una chica a punto de besarse, se cortó. Dejé el mando sobre la mesa y subí a mi habitación, arrastrando los pies con sigilo.

Me desplomé sobre la cama, y dejé que las sábanas de franela cayeran lentamente sobre mi cuerpo.

Lo que acababa de pasar era un gran error. Y no se debía de volver a repetir.

Un gran dolor de remordimiento empezó a aparecer en mi estómago. No es que no me hubiera gustado o no hubiera querido; es que no era lo correcto.

¿Qué clase de amiga se enrolla con su novio cuando la otra está muerta? Una que tuviera mucha cara, parece ser.

Estaba tan confusa...

-Te entiendo, Holls.-dijo Julie, apartándose un mechón rojizo de la cara mientras caminábamos.-Debes de estar muy confundida.

Asentí y ella suspiró.

-Mira, te voy a decir una cosa.-frenó en seco y tuve que darme la vuelta para mirarla.-A veces, es correcto no hacer lo correcto, ¿sabes? Tu corazón grita el nombre de Luke, pero tu cabeza no lo admite, porque cree que es un error, cree que enamorarse es un error.

-Lo es.-intervine.-Al menos en mi caso.

-O no.-Julie volvió a echar a andar, hacia una de las casas color marfil que estaba adornada con el número 07 en un letrero como los de las otras casas.-Guíate por tus emociones, no por tus pensamientos.

La miré vacilante mientras ella aceleraba el paso por un camino de piedras incrustadas en el suelo, hasta la puerta de su casa. Se dio la vuelta y me miró con ánimo. Luego me lanzó un beso, y yo lo cogí, mientras esbozaba una sonrisa, y entró en casa.

Miré al cielo y calculé la hora, ya que me había dejado el móvil en casa. El cielo presentaba un color anaranjado, y las pocas nubes que quedaban del día anterior se habían teñido de rosa por el filtro de la luz. Sonreí. El atardecer era mi hora favorita del día.

Llegué a casa andando, diez minutos después y desbloqueé la pantalla de mi móvil para revisar la hora. Las ocho y media. En media hora tenía que estar en comisaría.

Bajé al salón con el uniforme puesto y enviándole un mensaje a Luke para que viniera a verme a comisaría. Necesitaba hablar con él.

Mi madre asomó la cabeza por detrás del marco de la puerta de la cocina y sonrió.

-¿Te apetecen unos tacos con queso, Holly?

-No, no tengo hambre. Además, me voy ya.

-¿No vas a cenar entonces? Los había preparado por ti.-su voz sonó algo decepcionada.

Suspiré.

-Será mejor que los engulla si no quiero llegar tarde.

Mi madre sonrió, triunfante, y volvió a esconderse tras el marco de la puerta. Entré en la cocina y el sabroso olor del queso fundido que le echaba mi madre a los tacos se apoderó de mis sentidos.

-Mmm...

Mamá dejo el plato sobre la mesa de granito de la cocina, y yo retiré una silla para sentarme, y me impregné del olor del plato.

-Y dime.-mi madre se sentó justo enfrente mía.-¿Has hechos muchas fiestas en casa mientras yo no estaba?-intentó sonar divertida, pero yo sólo bufé.

“Sí, como para fiestas estoy yo” pensé.

-No, qué va.

-¿Y Alice? La habrás invitado alguna vez, ¿no?

Me quedé callada. Incluso dejé el taco sobre el plato, porque ya era hora de que ella lo supiera.

-Yo...

-¡Espera!-dijo mientras corría hacia el teléfono fijo, que acababa de empezar a sonar.-¿Diga?

-¡Katherine!-exclamó el padre de Alice desde el otro lado del aparato. Se me revolvieron las tripas.-¿Qué tal?

-¡George! Estamos bien, afortunadamente. ¿Cómo estáis vosotros?

-Bueno, sin contar lo de Alice, estamos bastante bien.

-¿El qué?

-Bueno, mamá, me voy.-intenté escabullirme.-Nos vemos luego, te quiero.

En comisaría todo parecía estar en orden. No había nuevos casos, salvo los típicos adolescentes que esperaban sentados en la sala de espera junto a sus indignados padres. Saludé a Bob con un gesto de mano, y él se aproximó a mí.

-Luego tengo que hablar contigo.

Asentí, confusa, y entré en la sala de archivos, sentándome en la silla inútilmente, como cada noche. Estaba claro que no iba a sacar adelante aquella investigación.

Me dirigí a uno de los cajones en los que estaban los documentos personales, y me fijé más en el tal Paul Clarewn, el tipo que había intentado abusar de mi. Su ficha decía que tenía una hija de la que también abusaba, y que cuando su mujer se quiso divorciar de él, secuestró a la niña y la mató. También decía que había estado en prisión durante algunos meses, hasta hacía algunos días. Así que-pensé-cuando asesinaron a Alice, él seguía en prisión, por lo que no pudo haber sido él...

-Encantador.

Luke estaba de pie, junto a mi silla, observando el documento con una sonrisa.

-¿Desde cuándo estás aquí? No te he oído entrar.

-Eso es porque me muevo con sigilo.

Se sentó justo al lado mía y me miró.

-¿Y bien? ¿De qué querías hablar?

Vacilé un instante, pensando en cómo decirlo.

-De lo que pasó anoche. No fue correcto, Luke. Y lo sabes.

-¿Por qué?-frunció el ceño.-¿Tan mal beso?

-No es eso.-suspiré.-Es por Alice.

Luke me miró con los ojos abiertos, como si no se pudiera creer lo que estaba oyendo.

-Bob no te lo ha dicho todavía, ¿verdad?

-Dijo que quería hablar conmigo, pero aún no me ha dicho nada.

-Bien.-Luke se acomodó en su silla.-Pues escúchame, porque te lo voy a adelantar ya.

Asentí, mordiéndome el labio.

-Alice está viva.

«Innocent» luke hemmings fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora