Fuego seria la mejor descripción.
Esa sensación tan única, tan calurosa y afectuosa era algo que solo encontraba en Rick Grimes, en cada toque, cada beso e incluso cada mirada, sentía mi cuerpo desfallecer.
Una sensación que amaré hasta el fin de...
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- Tengo que irme - digo con rápidez.
- Jane...
Empujo su cuerpo con algo de fuerza logrando así quitar su cuerpo de encima. Rick se mueve, observandome curioso sentando justo encima de la compuerta.
Me pongo de pie, tratando de evitar su mirada aunque a este punto es imposible. Acomodo mi blusa con verguenza sintiendome realmente estupida al olvidar semejante detalle.
- Quiero irme, Rick - siseo sin mirarlo.
- ¿Quien te hizó eso Jane?
- Dejame ir - pido una vez más.
Rick mueve su cuerpo, dejando libre la unica manera de salir de la torre, ademas de saltar de ella claro. Aún cabizbaja, me arrodillo frente a la compuerta abriendola lista para irme.
- ¿Fue Daryl? - lo escucho decir con rabia.
Dejo de hacer lo que hacia y me pongo de pie, incredula ante lo que dijo.
- Dios, no - le digo viendolo incredula - Él jamas haría eso.
- ¿Fue Merle? - cuestiona de nuevo. Niego con la cabeza, lo que ocaciona que ocasiona que Rick tome mis manos, y una de ellas hace que eleve mi rostro para mirarlo - Confia en mi, Janie, por favor.
Suspiro con pesadez, desbloqueando ese horrible recuerdo que nisiquiera mi propio padre conoce, ya que jamás quise que se enojars conmigo, aun cuando nisiquiera haya sido mi culpa.
- Fue Will - digo en un suspiro - Mi..mi abuelo.
Veo que Rick quiere decirme algo, pero lo interrumpo al darme la vuelta. Cuento hasta tres en mi mente, llevando ambas manos a la orilla de mi blusa. Esta poco a poco va rebelando mi pálida piel en la tenue luz de la torre, hasta que por fin atraviesa mi cabeza y termina en mis manos.
Jamás habia hecho esto, jamás le habia mostrado a nadie las feas cicatricez en mi espalda. Siento la fria brisa rozar con mi piel, erizandola. Debi haber tenido unos 12 años cuando Will llegó a la cabaña, drogado. Buscaba a papá y al no encontrarlo, ni tampoco al tio Merle, decidió desquitarse conmigo, aunque ere curioso, pues mientras lo hacia me insultaba como si yo fuera un niño, lo que me hace pensar que nisiquiera sabia en realidad a quien estaba golpeando.
No tengo el valor para mirarlo, por lo que empiezo a colocarme mi blusa de nuevo. Pero al querer cubrir mi espalds por la delgada tela, su mano me lo impide y vuelve a retirar la prenda de mi piel. Siento su cálido aliento chocar contra mi omoplato derecho, para posteriormente dejar un tierno beso en ese mismo lugar.
Mi pecho sube y baja sin control, dejando salir la pesada respiración por mis labios entre abiertos. Rick comienza a besar mi espalda pausadamente, haciendo una linea de besos que llegan hasta mi hombro.
- Eres hermosa, Janie - susurra apartando mi largo cabello, comenzando a besar mi cuello con lentitud.
