Fuego seria la mejor descripción.
Esa sensación tan única, tan calurosa y afectuosa era algo que solo encontraba en Rick Grimes, en cada toque, cada beso e incluso cada mirada, sentía mi cuerpo desfallecer.
Una sensación que amaré hasta el fin de...
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Dejo los trastos en sus respectivas gabetas una vez que estan limpios, ya que luego de que todos se fueran para que pudiera descansar, lave los residuos de la cena.
Seco mis manos con un trapo, al momento que giro sobre mi hombro cuando escucho la puerta principal cerarrse, para luego ver a Rick ingresar a la cocina.
- ¿Esta bien? - le cuestiono riendo.
- Estaba muy ebrio, pero Rosita dijo que estará bien - cuenta soltando una ligera risa que ligera contagiarme.
Habia extrañado tanto escucharla.
Dejo el paño junto a la estufa, verificando que toda la cocina esta en órden. Sonrio complacida antes de girar sobre mis talones, viendo a Rick recargando ambos codos en la barra de la cocina, mientras su rostro es sujetado por su mano. Me sonrie de una manera tierna, que casí por inercia me hace sonreir tambien.
- ¿Que ocurré? - cuestiono con una ligera risa.
- Nada - responde sonriendo - Sólo imagino las mil y un formas en que te haría el amor ahora mismo.
Muerdo mi labio inferior sintiendo mis mejillas enrojecer descomunalmente. Rick comienza a caminar hacia mi, hasta que su cuerpo queda tan cerca del mio que logra acorralarme entre él y la barra de la cocina.
- ¿Ya te dije que te amo? - susurra con su voz ronca, acariciando con lentitud y ternura mi mejilla.
- Todo el día lo haz hecho - le respondo, perdiendome en esos hermosos ojos azules.
- Y lo haré por el resto de mi vida.
Sus manos sujetan mis mejillas una vez más, acercando sus labios a los mios con extrema ternura. Siento el bulto en sus pantalones chocar contra mi pelvis, lo que me hace soltar un suave jadeo en sus labios.
Nos separamos cuando sentimos que el aire se ha terminado, pero antes de que pueda volver a besarlo, de un muy ágil movimiento termino en sus brazos fornidos, mientras me sujeta por la espalda y las piernas.
- Rick, puedo caerme - le digo entre risas nerviosas.
- Jamás te dejaré caer, amor - dice con seguridad, comenzando a moverse hacia nuestra habitación.
Me cuelgo de su cuello cuando comienza a subir las escaleras, miemtras admiro y guardo en mi mente cada una de sus facciones. La forma en que sus rizos se acomodan, su perfil, la cicatriz debajo de su ojo, su barba ligera.
