Fuego seria la mejor descripción.
Esa sensación tan única, tan calurosa y afectuosa era algo que solo encontraba en Rick Grimes, en cada toque, cada beso e incluso cada mirada, sentía mi cuerpo desfallecer.
Una sensación que amaré hasta el fin de...
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Maratón 1/?
Poco a poco su cuerpo se separa de mi, al tiempo que sus manos acarician mis mejillas con ternura. Sus labios comienzan a repartir pequeños besos por todo mi rostro, haciendome reir y sollozar al mismo tiempo.
- Estas aquí, Janie - solloza Rick, antes de juntar sus labios a los mios.
Oh por Dios, lo habia extrañado tanto.
Sus manos continuan en mis mejillas, mientras las mias acarician sus antebrazos con delicadeza. Nisiquiera nos importa que toda la familia esta viendo, si ya lo saben ¿para que ocultarlo más?
Sus suaves labios saborean los mios con ternura, un suave y romántico beso lleno de amor y necesidad, después de tanto tiempo. Su lengua explora mi boca con lentitud, como guardando este momento en su memoria.
Nos separamos al sentir nuestros pulmones arder con una sonrisa en nuestros rostros y los labios levemente rojizos. Aunque por mi parte, me ruborizo al ver las caras felices de la familia, jamas me ha gustado ser el centro de atención.
- Te extrañe, amor - susurra Rick, colando sus manos por mi cintura, apegandome a él.
- Tambien yo - digo de igual modo, apegandome a él.
Aspiro su aroma tan caracteristico, guardando en mi mente la sensación de seguridad y calidez que solo sus abrazos pueden otorgarme.
(***)
Admiro la casa como si fuera la primera vez que estoy aquí, recordando todo lo que paso detrás de estas cuatro paredes. La ventana aún nisiquiera esta reparada del todo, lo que logra darme un mal sabor de boca al recordar lo que paso hace unas semanas. Rick ingresa después de mi, sujetando la mochila con mis pertenencias en su hombro.
- Estaba tan vacía sin ti - dice en mi oído, erizando mi piel.
- Bueno, espero que te acostumbres a tenerme aquí todo el tiempo - le digo sonriente, girando a verlo.
- Podria hacerlo - murmura con la voz levemente ronca, colocando su mano en mi cintura, jalando de mi cuerpo hasta que estos chocan.
Sus labios buscan los mios con desesperación, besando estos como si su vida dependiera de aquello. Nos separamos con la respiración agitada y una sonrisa en nuestros rostros.
Sus ojos me miran formando una hermosa sonrisa, aunque estos mismos miran algo detrás de mi antes de mirarme otra vez. Me sonrie levemente, dejando un casto beso en mis labios.
- Iré a preparar la habitación- anuncia sonriendo, antes de rodear mi cuerpo e ir hacia las escaleras.
Me encamino a la sala de estar, lugar donde todo cambio. Aun puedo escuchar en mi mente los gritos y la pelea, por lo que prefiero alejarme de ahí. Voy directo a la cocina, recordando esta vez cuando Tio Merle nos descubrio en la barra de esta. Rio ligeramente pasando apenas mis dedos ahí.
