Capítulo 10

3.5K 625 192
                                    

Eran más de las 10:30 p.m. cuando finalmente decidimos irnos a casa.

Denki, Eijiro y Momo no estaban del todo sobrios. Me ofrecí a llevar a Katsuki de vuelta al hospital, ya que se le dificultaba ir solo.

Nos subimos a un taxi que se detuvo enfrente de nosotros y un bostezo apareció en mi rostro cuando me coloqué el cinturón de seguridad. Acomodé mi chaqueta mientras Katsuki le daba al taxista la dirección.

Él se recostó en el asiento y me dio una sonrisa torcida mientras nos íbamos al hospital, el hogar permanente de Katsuki.

—¿No te cansas de dormir en una cama de hospital? —le pregunté. Esa pregunta había estado rondando por mi mente desde hace un tiempo.

Un montón de pacientes terminales preferían morir en la comodidad de su casa.

—Es mi cama ahora —me contestó con una pequeña sonrisa que dejaba ver sus dientes.

—Entonces ¿prefieres vivir en el hospital?

Yo amaba mi cama, era tan cómoda, no podía imaginarme durmiendo todas las noches con el bullicio del hospital. Una de mis partes favoritas del día era entrar en mi habitación, meterme en mi cama y cubrirme por completo con mis sábanas, era como un pequeño espacio en donde por un momento el mundo no podía hacerme daño.

—No tienes una maldita idea de cuántas veces he tenido este tipo de conversación con mi madre —me dijo.

—No creo que hayamos hablado mucho acerca de tu madre todavía —le contesté bromeando un poco.

Katsuki dejó escapar una especie de ruido triste fingido.

—Tsk... Si hubiera sabido que ibas hacerme hablar de mis sentimientos, ¡me hubiera ido caminando a casa!

Dejé escapar una risa, una que sonaba un poco menos sobria debido a la cerveza que había tomado anteriormente.

—¿Tú? ¿Caminar hasta casa? Sería más como que te arrastrarías hasta tu casa.

—Un día comenzaré a arrastrarme —me respondió con sarcasmo mientras se movía un poco de su lugar y se apoyaba contra la puerta del taxi mirándome de reojo—. Mi mamá es buena. Ella no aún no entiende lo que me pasa y lo que quiero en realidad. Pero supongo que trata de entenderlo.

—¿Le has tratado de explicar lo que sientes? —le pregunté, disfrutando de la música que provenía de la radio, sintiendo el ruido del motor, el olor del taxi, pero sobre todo, el aroma de Katsuki.

Él se encogió de hombros mientras golpeteaba su pie contra el piso.

—Realmente no quiero que ella sepa cómo me siento. Es mejor así.

—¿Por qué? —Quería entender, pero no podía. Me pareció que todas las decisiones que ella tomaba hacían las cosas más difíciles para Katsuki.

—Porque es más fácil para ella creer que me ayuda con todo lo que hace —contestó con sus ojos fijos en la alfombra del piso del taxi, inclinándose hacia adelante, formando una sombra con su cuerpo.

—Tal vez ella podría ayudarte como se debe si le explicas lo que te pasa —le sugerí, pero tal vez él tenía razón. Tal vez si ella no entendía cómo el cáncer le estaba afectando y cómo se sentía respecto a eso, podría protegerla de una enorme tristeza. Katsuki quería hacerle creer a su madre que aún había posibilidad de comprarle un poco más de tiempo de vida.

—No. —Su voz tenía un tono a la defensiva.

Deslicé mi mano por el asiento gris y coloqué mis dedos entre los suyos.

Sostenme, me estoy cayendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora